Palabras de una artista argentina

Por Lina Gómez.

Fotografía de Lina Gómez.

Conocí a MARIELA SCAFATI entre palabras apiladas en un párrafo de algún artículo colgado en Internet. Conocí en palabras y fotografías de alguien más el trabajo que realizó junto a otros artistas durante la época de la fuerte crisis económica que vivió Argentina a finales del año 2001. El Taller Popular de Serigrafía se llamó ese colectivo que fue para mi una de las referencias mas interesantes de la relación entre la práctica artística y la vida misma. Fue uno de esos puntos que me permitió cuestionar tantas cosas del hacer artístico, del uso de la gráfica y del trabajo en colectivo, durante los últimos años de mis estudios de Artes Plásticas en la ciudad de Bogotá, Colombia.

Ahora viviendo en Buenos Aires tengo la oportunidad de conocer en persona a Mariela, de usar su taller de serigrafía y de proponerle una pequeña entrevista. A veces pareciera que la vida consiste en cerrar círculos que en muchos casos, y es una alegría sorprendente, se convierten en espirales. Esta es una conversación pendiente que ahora se hace realidad de la forma más sencilla, preguntando.

Tejedor 269, cerca de la Avenida La Plata en la ciudad de Buenos Aires. Allí está el taller de Mariela Scafati, un taller en el que se combinan diferentes formas de hacer. Un taller de serigrafía (sin nombre específico por decisión de la propia Mariela), un taller de tipografía llamado Superabundans Haut, y una radio (la REA Radio Electrónica Artesanal). Viendo con detenimiento un lugar como este es posible entender por qué Buenos Aires es la ciudad que es. Con un movimiento cultural incontenible, dentro de ella se conjuran amorosos colectivos de personas en las que se unen las ganas de hacer. Casas de cultura, cineclubes, centros populares, fábricas recuperadas. La música, el arte, el teatro, la literatura y cualquier otra manifestación cultural se expanden en la medida del trabajo en grupo, del trabajo en colectivo. El lugar de Mariela no es muy diferente a cualquiera de estos, en Tejedor 269 se respiran las ganas de hacer, más allá de cualquier encasillamiento. Hacer porque es necesario, hacer porque arte y vida no van por separado.

En el segundo piso del taller, un pequeño mezanine al que se accede subiendo por una empinada escalera de madera, funciona la Radio Electrónica Artesanal, allí en medio de cojines, un tazón de frutillas y música de fondo, Mariela y yo charlamos un rato en una tarde de sábado.

Como siempre he pensado que todas aquellas cosas que nos gustan determinan lo que hacemos y dicen quiénes somos, me atrevo a poner de manifiesto que: escuchando la canción Changes de David Bowie, viendo El tambor de hojalata y luego La fiesta inolvidable, leyendo los libros El mito del eterno retorno de Mircea Eliade y Todos putos una bendición de Esteban García, viendo la obra del artista colombiano Antonio Caro, recorriendo Montevideo, Uruguay y dejándose absorber por el caótico y comercial barrio Once en la ciudad de Buenos Aires, tal vez así es posible empezar a conocer a Mariela Scafatti, artista argentina nacida en 1973.

Soy pintora, me identifico de esa manera pero siempre hice otras cosas. Siempre hice actividades paralelas como artista. Pero siempre identificaba el arte directamente con la pintura. Cuando me enteré que había un lugar donde yo podía pintar que era lo que yo quería, no lo podía creer. Y la escuela me salvó a diferencia de muchos que odian la escuela, fue el puente perfecto para que yo hiciera lo que tenía ganas de hacer. La escuela la usé como si fuera un taller, como si fuera mi taller. Estudié en la Escuela Superior de Artes Visuales Spilimbergo de Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires, a 800 km de Buenos Aires Capital.

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Si hablamos de pintura, podemos también hablar de serigrafía…
La serigrafía la identifico con el trabajo en colectivo. El medio permite poderla compartir. Sirve para quitarle esa solemnidad a la obra. La gráfica o imagen seriada en general es un medio que ya por su carga histórica, por sus características propias, permite socializar. Hay un punto donde se abre hacia otros mundos, hacia otras personas, trasciende, traspasa el campo artístico.

En el 98 cuando llegué a Buenos Aires capital, conocí a Ariadna Pastorini, artista escultora y serigrafista y conozco la serigrafía por ella. Aprendí la técnica y me junté con Cecile Bermont. Con ella trabajamos y experimentamos con la guía de Ariadna. También empecé a pasar mis pinturas a serigrafías, cosas que no mostré nunca. Pruebas, regalos para amigos, invitaciones por murales que hacíamos, intervenciones que hacíamos en la calle. Y derivó después en trabajar con Magdalena Jitrik para una muestra que ella hizo en la FLA (Federación Libertaria Argentina) y después ya empezamos a trabajar con el TPS (Taller Popular de Serigrafía).

El trabajo en colectivo…
De muchos modos de trabajar que tengo, desde muy chica he tenido la necesidad siempre de estar con artistas y creo que fue la mayor escuela. Compartir, aprender estando con otros. Estar metidos en medio de problemas y resolverlos. Es algo que necesito. Lo que pasó particularmente con el TPS (Taller Popular de Serigrafía) es que se concretó, se anunció que era un grupo. Respondimos más a los formatos de lo que es un grupo.

Sobre el año 2001 en Argentina
Lo puedo identificar con algo muy concreto mío que también es llevado a la experiencia colectiva o del país. La recuperación del habla, eso. En un principio empecé a participar en una Asamblea en San Telmo, participaba como vecina aunque yo vivía en otro barrio, ese realmente era el barrio de Magadalena Jitrik. Me llamaba la atención cómo en un principio todas las personas pedían hablar, eran unas discusiones, unos gritos, la gente hablaba y parecía que lloraba, como algo que les costaba mucho hacer, que le provocaba dolor, algo muy guardado y que al fin lo estaba diciendo. Y a medida que iba pasando el tiempo esas mismas personas en la Asamblea empezaban a hablar, a hablar sin temblar, sin llorar. Y hasta yo que era muda me empezaba a animar a hablar y así todo como una evolución, algo que fue muy positivo y de hecho eso como que provocó un destape, como una expresión popular. Ahora se están diciendo en cualquier medio palabras que antes nunca. No, no se hablaba, no se hablaba de dictadura, no se hablaba de desaparecidos. Hablar de las Abuelas (Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo) era como: sos comunista muchos prejuicios sobre las palabras, sobre expresiones. Ahora en las escuelas se habla de eso, antes no se hablaba de los desaparecidos, no se hablaba de nada. Ahora se habla del matrimonio gay por ejemplo. El 2001 es algo desencadenante, gracias a eso estamos donde estamos. Eso igualmente viene de antes, se viene reflexionando, haciendo un montón de cosas para poder haber llegado a esto, a la expresión, al habla.
Y ahora en 2010 con la experiencia que tuvimos en San Pablo (Bienal Internacional de Arte) para mi se visualizó mucho más esa unión, una experiencia grupal de experimentación, trabajar de acuerdo al momento político y social en ese tiempo específico. Una mezcla total de personas de diferentes disciplinas, diferentes vivencias, preocupaciones y a la vez todos compartir para un mismo fin.

Y encontrarme yo imprimiendo dentro de una Bienal también me parecía una respuesta a mi misma. Porque de hecho el TPS mostró hace dos bienales atrás, y yo en ese momento no estaba participando del grupo. En ese contexto me parecía absurdo estar imprimiendo imágenes del TPS. Estábamos haciendo campaña por Dilma (presidenta electa del Brasil por el Partido de los Trabajadores, el mismo del actual presidente Luis Inacio Lula Da Silva) en el contexto de la Bienal, a pocas semanas de ser las elecciones para presidente del Brasil.

La Bienal Internacional de Arte de San Pablo de este año propuso la reflexión Arte y Política e invito, como es costumbre, a diferentes artistas. Para representar a Argentina fue invitado el artista Roberto Jacoby, quien se dio a la tarea de conformar una Brigada Argentina en apoyo a la candidatura de Dilma Rousseff. Esta Brigada está conformada por 32 artistas e intelectuales de diferentes disciplinas. Mariela es uno de ellos y viajó a la ciudad brasilera en el mes de septiembre para la realización de la obra `El alma nunca piensa sin imagen´. Una obra que debido a la censura ejercida por la dirección de la Bienal, alegando que se estaba haciendo propaganda política en espacios públicos en tiempo de elecciones, ha generado mucho movimiento mediático entorno al grupo de artistas argentinos.
Volví muy esperanzada, fue muy vital todo lo que vivimos ahí en San Pablo. Lo que más deseábamos era el diálogo, estar allí discutiendo, evidenciar. Y se dio así, en todo momento. Desde que empezamos el montaje y aún ahora sigue pasando. No estar pasivos como artistas, y no creer tampoco que las obras son eso, pasividad. No teníamos ninguna certeza y teníamos muchas preguntas. Fue estar en constante movimiento. Y bueno, el 12 de octubre fueron otros artistas argentinos, paulistas, venezolanos y uruguayos a continuar las actividades. La idea es continuar usando el espacio como un lugar vivo, un lugar donde deseamos que sucedan cosas, como el de compartir el espacio. Un lugar para aprovechar.

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La obra `El alma nunca piensa sin imagen´ recrea una tribuna electoral con micrófono, piezas de campaña, las fotos en grandes dimensiones de la presidente electa oficialista Dilma Rousseff y del que fuera aspirante opositor José Serra y un video en el que diferentes personas dan su opinión sobre la candidata del PT. La organización de la Bienal cubrió con papel color marrón las fotos y retiró del espacio de exposición todo el material de campaña impreso en serigrafía y el video.

Y hablando de la censura…

La censura fue algo que tuvo mucha repercusión y muchas personas hablaron de esa obra. Hubo un texto de Marcelo Expósito, una declaración que tuvo muchas respuestas también. Mucha solidaridad por parte de los artistas, muchas respuestas. Excede si sos dilmista (a favor de Dilma Rousseff) o si estás a favor de Marina (Silva). Muchos comprendieron que era lo que estábamos planteando, que era lo que estábamos criticando. Pero a la vez era muy extraño que la gente estuviera tan enojada.

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[Para entender un poco mejor lo sucedido aquí pueden encontrar el video que hace parte de la obra `El alma nunca piensa sin imagen´ y un nuevo video realizado por la Brigada Argentina que registra las reacciones de los primeros espectadores de la Bienal y el proceso de censura a la obra y al grupo de artistas argentinos, además del trabajo de registro realizado por la Radio Electrónica Artesanal dentro de la Bienal].

“No hay un solo viaje”…

He tenido la fortuna como siempre de tener que viajar, como que no fueron viajes, viajar por el viajar, como que siempre fue parte de un recorrido, como una consecuencia de algo, como una búsqueda. Puedo identificar cada viaje como un momento, no estoy todo el tiempo buscando a donde viajar, el viaje siempre sucede, es un deseo tan fuerte, no me puedo quedar quieta. Se va dando naturalmente, no se como.

Sobre Lo latinoamericano…
Imaginate pensar un arte europeo, no hay arte europeo. Si le decís a un artista francés: “bueno, lo tuyo es arte europeo” le agarraría un ataque. “arte latinoamericano” y ¿qué es? No es nada. No existe, hay un montón de situaciones que son como muy de cada región, un mundo de cada artista. Es muy difícil poder verlo así. Y por otro lado eso de quererte englobar como latinoamericano es algo bastante vacío. No puedes entender qué es lo que están buscando, qué es lo que se espera.

Cuando me preguntaron para Bola de nieve (base de datos on-line del ámbito artístico argentino) qué artistas me gustaban o con cuáles me sentía identificada, fue un desastre (risas). Todos los artistas que nombro son argentinos. Y bueno, lo que me pasa es que a medida que voy conociendo, me emocionan mucho otros: Antonio Caro de Colombia, Flavio de Carvalho de Brasil. Me pasa, cuando tengo que pensar en artistas que me conmueven justo son artitas que compartimos realidades similares.

Sobre la discusión Arte y Política, Política y Arte o Arte Político…
Lo que mas me molesta de la frase “Arte y Política” es el enunciado, es muy cerrado, my predecible. Las relaciones siempre son las mismas. Y me parece que político pueden ser un montón de cosas. Por eso también me interesaba esta propuesta tan explicita que realizamos en la Bienal de Sao Paulo, de hacer no arte explicito, sino política explicita. Lo mas extremo de la política, directamente con un partido, una campaña política y como propuesta artística. Parecía que era una buena respuesta a eso. No sé, para mi es algo que va unido, como el arte y la vida, no va tan separado.

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