El hombre que mató a Durruti. Doble mirada
El hombre que mató a Durruti. Pedro de Paz. Editorial Aladena. 2010. 120 páginas.
Por Jorge Díaz.
Hay novelas que tienen una segunda oportunidad, afortunadamente es el caso de El hombre que mató a Durruti, de Pedro de Paz. Fue publicada por primera vez en el año 2003, tras ganar el Premio José Saramago de novela corta. Tuvo entonces una edición testimonial, como suele suceder en muchos pequeños premios. Sin embargo, para los “durrutólogos”, palabra inventada por el autor para los interesados en la vida de Durruti, entre los cuales me encuentro, se convirtió en una obra de referencia y eso que no es una novela histórica, tampoco un ensayo sobre el personaje, mucho menos una biografía. Tener un ejemplar de la novela era un lujo. Ahora, con la reedición, los que lo teníamos perdemos un privilegio, a cambio lo disfrutarán más lectores.
Buenaventura Durruti (León, 1896 – Madrid, 1936) es uno de los personajes más fascinantes de la historia de España en la primera mitad del siglo XX. Mecánico, anarquista, sindicalista, activista político, aventurero, comandante de las milicias populares… Tan famoso en su época como Malatesta o Sacco y Vanzetti, su vida y su obra se han ocultado en España durante la dictadura, sin embargo, biografías como la magnífica Durruti en la revolución española, de Abel Paz, o El corto verano de la anarquía, de Hans Magnus Enzensberger, han hecho que su recuerdo sea recuperado.
Ilya Ehrenburg – escritor y poeta ucraniano, corresponsal en España de Izvestia durante la guerra civil y su amigo personal – dijo, quizá con razón, que “la vida de Durruti es imposible de narrar, se parece demasiado a una novela de aventuras”. Pedro de Paz no comete el error de intentar narrar su vida, su novela empieza después de su muerte. Buenaventura Durruti es el tema, no el protagonista.
El 19 de noviembre de 1936, en la Ciudad Universitaria de Madrid, probablemente cerca de lo que hoy es la zona de los colegios mayores, Durruti caía abatido por un único disparo, de allí lo llevaron al Hotel Ritz, habilitado como hospital para las milicias anarquistas que desde Cataluña llegaban a defender Madrid. En el Ritz fue operado y murió la madrugada del 19 al 20, el mismo día que José Antonio Primo de Rivera. ¿De dónde salió la bala que lo mató?
Han pasado más de setenta años y aún se discute la autoría de su muerte. Desde la explicación oficial – un disparo de un francotirador situado en el Hospital Clínico – a la más extendida – una bala perdida procedente del fallo de su fusil naranjero – a la teoría conspiratoria – los pro-soviéticos temían a Durruti mucho más que a Franco y lo asesinaron – hay para todos los gustos, elucubraciones suficientes para crear una leyenda.
Pedro de Paz, escritor de novela negra, inventa un episodio que se antoja muy creíble: un policía, el comandante Fernández Durán, recibe el encargo de investigar la muerte. Aparecen en sus pesquisas todas las teorías populares y algunas más: un disparo a quemarropa de uno de sus acompañantes, una venganza de unos milicianos que acaban de ser reprendidos por el líder anarquista, una elaborada conjura contra él… Fernández Durán centra sus esfuerzos en averiguar la verdad de una sola muerte cuando a su alrededor caen las bombas, se da paseíllo a los presos de las checas o se pasa hambre por la escasez de suministro… Aunque sólo fuera por eso, la novela de Pedro de Paz merecería la pena: su protagonista es un hombre que hace lo que debe, ordenar su pequeña parcela de mundo en medio del caos.
En la resolución del caso, abierto como la historia en la que se inspira, hay una vuelta de tuerca más. Una vuelta en la que el autor demuestra ser un novelista y no un historiador, una nueva teoría conspiratoria distinta a la que tradicionalmente se ha difundido. No puedo contarla, para conocerla hay que leer el libro. Aseguro que no será un suplicio sino un placer hacerlo. Hay otros “durrutólogos” que aseguran que su teoría no está nada desencaminada, aunque haya nacido de la pluma de un escritor de novela de intriga.
Por último, una queja. Cuando tantos escritores escriben mamotretos que son difíciles de sostener con una mano, Pedro de Paz, que tiene una historia estupenda para contar, la ventila en poco más de cien páginas. Durruti, que luchaba contra las injusticias, hubiera añadido ésta a la lista.
Por Miguel Baquero.
La Historia es abundante en sucesos turbios, nunca del todo aclarados. La muerte del líder anarquista Buenaventura Durruti durante los primeros días de la Guerra Civil es uno de esos hechos sobre los que aún flotan sombras de sospecha. Oficialmente, el famoso líder cenetista fue abatido por una bala perdida mientras inspeccionada el frente de batalla, situado en la Ciudad Universitaria de Madrid…
Pero la muerte, seguramente, no ocurrió de aquella forma, y en este enigma se centra Pedro de Paz (Madrid, 1969) para construir su novela El hombre que mató a Durruti. Publicada por primera vez en el año 2003, desde entonces ha obtenido varios galardones importantes, como el premio José Saramago de ese mismo año, y ha sido traducida a otros idiomas. Ahora vuelve a las librerías en una segunda edición a cargo de la editorial Aladena, una edición ampliada con un largo y completo resumen de la vida accidentada del Buenaventura Durruti y con las circunstancias finales de otros protagonistas que aparecen en la novela.
El hombre que mató a Durruti es una novela muy digna de consideración ya no sólo porque la hipótesis que acaba apuntando como causa de la muerte (por supuesto, bien distinta de la versión oficial) ha sido confirmada por varios historiadores como, seguramente, la verdadera, dada la abundante documentación que maneja el autor y que muestra en estas páginas sin atosigarnos tampoco con ella. Es una novela importante también, o sobre todo, por el estilo con que se narran los hechos, por la profundidad psicológica con que se tratan algunos personajes, por la viveza de los escenarios descritos.
Concebida como una novela policial, con el equipo canónico en estos casos de investigador principal y ayudante (el autor reconoce en varias notas posteriores que se trata de un rendido homenaje a Conan Doyle), la historia, breve pero intensa, nos narra como dichos investigadores van acumulando pruebas al mismo tiempo que se encuentran con diferentes obstáculos que entorpecen su investigación desde el momento en que se apartan del camino trazado por las versiones oficiales. Esa atmósfera de seguimientos y de sentirse observados, y vigilados, en un Madrid sobre el que cruzan los obuses y silban las balas es uno de los logros más notables de esta novela. De este relato serio, pero al mismo tiempo ameno, que tiene el pulso y la seguridad de los mejores textos.
Venga hombre, ese libro y ese autor no pueden ser más fachas.
Daniel Padron B.
Aunque no con ese lenguaje, estoy de acuerdo con el primer comentario. Ademas el libro es aburrido y manido.
Yo lo he leído y en mi opinión, como fan y admirador de la figura de Durruti, es uno de los mejores ejercicios de recreación histórica que he leído en mucho tiempo. Claro, que sobre opiniones y gustos no hay nada escrito.
¿Facha, Daniel? A mí no me lo pareció leyendo el libro. Otra cosa es que el autor lo sea, cuestión que no puedo discutir porque aparte de este libro no he leído nada más de él pero por este libro te aseguro que no.
J.
¿¿¿Facha??? Pues yo, que sí conozco al autor y al libro, me da en la nariz que Daniel ni se lo ha leído ni sabe nada acerca de Pedro de Paz.
¿Alguna rencilla personal?