Entrevista al coreógrafo y bailarín Cesc Gelabert
Por Ana Martos Carmona. Fotografías de Pablo Álvarez
“Ahora sé más de sueños, sé más de compartir”
Belmonte
Gelabert Azzopardi Companyia de Dansa
24, 25 y 26 de noviembre.
Madrid. Teatros del Canal– Sala Verde
Cesc Gelabert y Lydia Azzopardi comenzaron a colaborar en 1980 y fundaron Gelabert Azzopardi Companyia de Dansa en el 85. Desde entonces son un referente de la danza contemporánea de nuestro país, consiguiendo producciones en permanente evolución y manteniendo la calidad de sus espectáculos. Gelabert es además un gran hablador y lo que dice lo dice con conocimiento y desde la experiencia, asegura que su mayor ilusión es también su gran frustración: el deseo de integrar la danza en el sistema educativo y vincularlo a la vida, porque como él dice » simplemente no tenemos el tiempo, la familiaridad, la oportunidad».
Ahora presentan la reposición de Belmonte, espectáculo estrenado el año 1988 en el Mercat de les Flors de Barcelona, que se ha convertido en una pieza clave del repertorio dancístico. En su reposición, el montaje cuenta con el equipo artístico inicial formado por Cesc Gelabert, Lydia Azzopardi, Frederic Amat, autor del diseño del espacio escénico y vestuario, y Carles Santos, compositor de la música original. El coreógrafo nos relata durante la entrevista los detalles de la pieza y la emoción con la que se acerca de nuevo al mundo de Juan Belmonte.
P- Gelabert Azzopardi cumple 30 años y lo celebra con la reposición de Belmonte, ¿Por qué esta pieza para conmemorar el aniversario?
R- El director del Teatre Lliure nos lo propuso y nos gustó la idea, es una de nuestras obras más emblemáticas, muy alegre y popular. Tiene una estructura clara y un equilibrio muy bonito entre la plástica, la música y la danza. Para mí personalmente bailar algo que hice hace 22 años es un reto, pero creo que para el espacio de la danza también es bueno poder ver algo del pasado y contemplarlo con perspectiva. Es un motivo para celebrar los 30 años y dedicárselo a todas las personas que nos han apoyado durante todo este tiempo.
P- ¿En qué ha consistido la readaptación y cuáles son las diferencias entre el Belmonte actual y el de 1988?
R- La diferencia esencial es que en ese momento el papel del toro lo hacían cuatro chicos y esta vez lo hacen ocho (aunque en el 92 con motivo de la Bienal de Lyon ya lo hicimos con ocho).
P- Lydia afirmó sobre esta obra: “es una pieza tan estructurada que resulta didácticamente perfecta, se podría estudiar como si fuese geografía”.
R- Cuando haces obras a veces te salen “felices” y otras son más conflictivas, ésta tiene la calidad de la sencillez. Cuando es sencilla y clara es señal de que va bien.
La obra tiene 4 partes: la búsqueda (basada en el mundo de Juan Belmonte, toda su peregrinación por las dehesas hasta que encontró su forma de torear); la alegoría de los mundos femeninos que hace Lydia (la madre, la virgen, la amante, la niña, la mar, la luna); en tercer lugar la parte fundamental que sigue la estructura de la corrida (el toro, la capa, el clarín, tercio de varas, tercio de banderillas) y así hasta llegar a la muerte. El final es como un homenaje en el que se proyectan imágenes de Belmonte, es el camino hacia la muerte; la muerte del toro, del torero, del ego.
Es una obra que trata sobre todo de la relación entre el instinto y la razón, entre la emoción y el pensamiento. Si no eres capaz de lidiar con la emoción que llevas dentro no eres capaz de convertirla en danza. El movimiento es diseñar líneas con tu propia emoción, y el mundo de los toros es una buena alegoría de todo esto.
P-¿Por qué escogiste la figura de Juan Belmonte?
R- Es una cuestión de identificación. Era una persona extraordinaria, por sus orígenes humildes no pudo asistir a las escuelas taurinas y tuvo que aprender furtivamente. Poco a poco fue capaz de construirse así mismo y acabó cambiando el mundo de los toros. Era una especie de Marta Graham o Mercé Cunningham del mundo del toreo que transformó totalmente ese arte. Llegó a convertirse en un intelectual, en una persona compleja con sus contradicciones y que al final acabó suicidándose. A mí me parece una figura que va más allá de lo que es el propio toreo, le daba una dimensión más amplia al espectáculo, una dimensión que para mí es universal.
P- ¿Cómo te has acercado al personaje antes de crear la pieza?
R- Siempre he intentado que mis espectáculos tengan referencias culturales, esto me permite establecer vínculos para que con los espectadores podamos soñar juntos, que es lo que a mí me interesa. En el año 88 me atrajo mucho utilizar esta figura porque va más allá. Es una abstracción en términos coreográficos, plásticos y musicales del mundo de los toros que utiliza la figura de Belmonte como forma de inspiración.
P- ¿Cuál ha sido el trabajo de Frederic Amat y de Carles Santos para encaminar la pieza desde la música, el vestuario y la escenografía?
R- Una de las cosas bonitas de esta obra es que está hecha en colaboración con otros artistas. Este es uno de nuestros motivos básicos de trabajo. La música de Carles es extraordinaria y está muy bien integrada, comprende muy bien un instrumento que es la banda y tiene una vigencia total. La parte plástica de Frederic llegó a una síntesis que a mí me sorprende, diseñó un rectángulo de albero con un colchón negro al que después se le da la vuelta y se hace fucsia en el momento de la muerte. El vestuario y algunos elementos los transformó en marinos, en vez de ser un traje de luces es un traje marino que le da un toque que corresponde a la vida como algo trágico. Yo llevo el mismo vestido de entonces y me hace mucha ilusión, es como un vínculo.
P- Vuestra compañía lleva 30 años en escena, en todo este tiempo, ¿ha cambiado en algo vuestra forma de trabajo?
R- Para mí bailar una pieza que hice hace 22 años es un auténtico reto y para Lydia igual, pero yo creo en el proceso de envejecer. A mí me gustan las arrugas, la edad es una realidad que hay que aceptar. Lo importante es aprender a tener una técnica que con la conciencia sustituya a la fuerza. Tienes que saber reutilizar tu experiencia para poderla convertir y ofrecérsela a los demás. Como bailarín hay movimientos que yo no puedo hacer, pero los que hago nacen con muchísima más profundidad.
P- ¿Se podría decir que ahora disfrutáis más en escena?
R- Sin duda, yo cada día disfruto más bailando. Lo difícil de bailar no es el cuerpo, lo difícil de bailar es la mente y ahora tengo más experiencia y lo puedo compartir con los espectadores. Yo bailo para los espectadores, para mí el arte de la escena es como un sueño compartido en estado de vigilia y ahora sé más de sueños, sé más de compartir.
P- Para alguien que nunca se ha acercado a vuestro trabajo y desconoce vuestro lenguaje ¿cómo definirías lo que hacéis?
R- Para mí en danza lo más importante no es el lenguaje; a mí lo que siempre me ha interesado es el modelo de bailarín y a partir de ahí una comprensión de la danza. Lo que he creado con mi compañera Lydia es ese concepto. Ella es muy distinta a mí, con lo cual tenemos siempre una confrontación, trabaja a niveles diferentes y tiene otra perspectiva. Vivir y trabajar juntos 30 años es todo un reto pero ahí es donde yo defino mis cualidades. A veces la gente no lo ve, se queda con mi forma de bailar o ciertas formas, pero eso a mí no es lo que me interesa en sí.
P- Lydia además de codirigir la compañía se dedica entre otras cosas a diseñar el vestuario, a la pintura, a la interpretación… ¿cómo lleva toda esa creatividad a la escena?
R- Es una persona con una mente más capaz de abarcar campos distintos. Ella dice que tiene capacidad lateral (que es un rasgo característico de las mujeres); esa capacidad de abarcar las cosas. Para mí es enriquecedor. En este caso no ha hecho el vestuario pero ha hecho muchos de nuestros espectáculos. Sobre todo dirigimos juntos la compañía, escogemos a los bailarines, nos planteamos las cosas. Para mí es un honor y una maravilla tenerla al lado, sin ella no sería lo mismo.
P- ¿Qué se debería hacer para consolidar la danza en nuestro país?
R- En el mundo de la danza participan seis estamentos: la educación, los artistas, los programadores y distribuidores, el mundo de los políticos y mecenas, los medios de comunicación y el público. La danza depende de todo esto. La solución es que estos seis segmentos trabajen juntos.
Si lo que se quiere son resultados inmediatos y cada uno tira por su lado; si la prensa utiliza sólo el escándalo y no tiene capacidad de matizar porque no tiene espacio ni tiempo, si los políticos están desbordados, si los bailarines tenemos nuestros egos demasiado grandes y no nos adecuamos a nuestros públicos y los públicos no hacen el esfuerzo de salir de su casa, es difícil mejorar. Necesitamos trabajar entre todos.
P- Desde los medios de comunicación ¿cómo se debería trabajar para ayudar?
R- Lo esencial es que la danza esté en los medios y que las personas la traten con respeto y con cariño y si puede ser, con conocimiento. La danza es un arte vivo, en España tenemos unas lagunas importantes, 40 años de Franco no pasan en balde. Un grave problema de la danza contemporánea es que no se han cubierto bien etapas, hemos entrado como un “ismo” y ha creado dificultades.
La clave de la danza es que junta cuerpo, corazón y mente inevitablemente, y esto la gente lo hace todo el rato, sea consciente o no. Mi gran ilusión (y también frustración) es empujar para que la danza esté en el sistema educativo general. Es un método pedagógico que se ha de vincular con las matemáticas, la ciencia… Sería un elemento sensacional pero en los sistemas educativos no tiene ninguna presencia. Si esto cambiara si que sería un paso de gigante, pero yo por desgracia no puedo influir más, no soy tan famoso como para poder tener más influencia, sería la gran asignatura pendiente.
P- De cualquier manera vosotros hacéis actividades como “un día con el público” en el que involucráis a personas para acercarse a vuestro trabajo y al mundo de la danza.
R- Yo y muchos compañeros intentamos hacer esta labor divulgativa de explicar cosas, imagínate que la televisión (que sería ideal para esto) también lo hiciera.
Pretende ser una introducción a la danza para el público en general. Ayer estuvimos en la Universidad Carlos III con gente de allí y les expliqué algunas cosas. Siempre que explico cosas de danza la gente lo entiende, no es tan complicado. Simplemente no tenemos el tiempo, la familiaridad, la oportunidad… Es como comer; bailar y comer se parecen mucho.
P- Precisamente te iba a recordar una declaración tuya en la que decías: “Yo puedo explicar la danza en términos que van desde la comida hasta el fútbol”
R- La danza nace de la vida y se puede comparar con cualquier cosa. Cuando hablo en medios de comunicación intento transformarlo. Para mí la danza y el fútbol tienen mucho que ver, puedo comentar el partido y comentar algunas cosas de danza desde estos términos.
La comida por ejemplo, cuando estás familiarizado con ella la puedes disfrutar más, pero si te mueres de hambre también te la comes. Con la cultura pasa lo mismo, si tienes ganas de soñar con los demás vas y si tienes familiaridad lo disfrutas más. Si no soy capaz de hacer eso es que no sé mucho de baile, es que vivo la danza como un lenguaje aislado. Nosotros como artistas nos hemos de mantener siempre en contacto con la vida, por esto no me importa ser contemporáneo.
P-¿Y qué significa ser contemporáneo?
R- Contemporáneo para mí significa dar presentaciones contemporáneas a las cosas de siempre, yo no pretendo inventar nada, lo único que puedo hacer es entender el cuerpo.
P- ¿Qué te queda por hacer?
R- Lo primero y más importante es el tema de la educación que hemos comentado, si la gente aprendiera implicando e interconectando sería una gran ayuda para la vida. Son muchas cosas las que me gustaría conseguir y que no he podido hacer aún. Me gustaría hacer por ejemplo, lo que yo llamo una “compañía instrumento” para ofrecérsela más a la gente, ofrecer más a la sociedad mi modelo de bailarín, pero esto no depende sólo de mí, yo no puedo ofrecer a mis colegas algo que ellos no desean, es una cosa de seguir trabajando. Yo estoy muy contento de lo que he hecho y si hay oportunidad de hacer más cosas las haré, pero si me tuviera que quedar con una sería sin duda la educación.