Fotoperiodismo y protesta social: una mirada a distancia. Parte 2

Por Julie Delabarre.

En la primera parte de “Fotoperiodismo y protesta social” di dos ejemplos de fotografías que ilustraban dos artículos de periódicos  franceses de tendencias políticas opuestas e intenté analizar brevemente cómo podían influir en la lectura o la manera de abordar el texto.  Era una de estas cosas que tocan a los periódicos de un país que vive tales acontecimientos.

Yo estoy aquí, en España. Seguí el curso de la protesta desde Madrid, desde mi ordenador, desde las webs de los periódicos franceses, pero también desde las webs de los españoles, para ver lo que se contaba, cómo se describía esta protesta desde aquí, leer los comentarios de  los lectores. Me intrigaba lo que podía opinar la gente de aquí, ya que para el mismo tipo de reforma el movimiento social no había alcanzado tales proporciones y, claro, qué tipo de fotografías ilustrarían los artículos.

El País hizo una amplia  cobertura de los acontecimientos, con una galería de 41 fotografías aumentada a lo largo de las protestas. Una cobertura fotográfica llena de puntos que llamaron mi atención y mi curiosidad…

Mala hostia y molestias.

En cuanto a la reforma, en El País como en la gran mayoría de la prensa española se sigue mencionando el paso de la edad de jubilación de los 60 a 62 años, sin precisar que esta es la edad mínima de jubilación y que para cobrar la totalidad de la prestación, la edad de jubilación pasa de los 65 a 67 años, como en España. Aparte de este detalle, podemos constatar que la mayoría de los artículos se centran en las molestias de las huelgas y las fotografías que los ilustran siguen esta corriente: muchedumbre de usuarios esperando en los andenes del metro parisino,  un atasco a la entrada de una gasolinera, unos viajeros arrastrando la maleta hacia el aeropuerto de Marsella,  los miembros del ejército quitando los montones de basuras de las calles,  escenas de saqueos y los inevitables coches quemados, unos escaparates rotos con gente eligiendo tranquilamente y gratuitamente un nuevo bolso o una chica que parece saltar de alegría delante de una tienda saqueada de zapatos.  De 41 fotografías, 10 son de este tipo.

Si las fotografías existen, es que obviamente, ha ocurrido. Noté  cierto empeño (y no sólo en El País) en ilustrar los artículos con fotografías que insistían en la molestia de las protestas sociales, como si este aspecto fuera más importante al nivel informativo que las propias protestas y las reivindicaciones. ¿Por qué son tan numerosas estas fotografías, casi tan numerosas como las representaciones convencionales de manifestación? Por sensacionalismo, supongo. Las fotografías de saqueo y de compasión con las “victimas” de las protestas que somos o que podríamos ser atraen más la atención y producen cierto morbo.

Sin embargo esta insistencia visual, reforzada por el texto, que parece insinuar que una protesta social es, ante todo, una molestia puede resultar peligrosa. La protesta social ya no se ve como un arma ciudadana para afirmar un desacuerdo, la huelga se ve como algo fastidioso, como un follón que nadie se toma en serio y del que se aprovecha.

Lou Passejarie (phototheque.org)

Añadiendo a esto, como lo mencionaba, a la idea falsa que  los franceses se manifiestan porque se van a jubilar a los 62 años, pasamos, otra vez, por los llorones revolucionarios aficionados a la huelga  de Europa. No niego que hay algo de razón en esta afirmación, pero tenemos algo más (parece…), un je ne sais quoi que se valoró mucho en España y sobre todo en dicha galería de fotografía del País, para mi mayor asombro…

Girls ! Girls ! Girls !

Las francesas son guapas, elegantes, de ligeras costumbres, a la vez que no se duchan y no se depilan. Hasta ahora, había oído un poco de todo. La galería del País añadió otro estereotipo sobre las vecinas galas.  La galería del País muestra 17 fotografías convencionales de manifestación. Y de estas 17 fotografías, 13 son retratos de una o varias chicas protestando y sólo 2 de estas fotos son de mujeres mayores.

Y parece que la francesa no hace las cosas a la mitad cuando manifiesta. Se pinta el eslogan en la cara o se pinta la nariz cuando no se la adorna con pegatinas, se lo pasa genial con las amigas o sola con su pancartaprotesta con fuerza e impresiona , desafía los antidisturbios con coraje, hace oír su voz, pese al frio otoño francés, se eleva sobre la muchedumbre, con o sin el puño alzado. Pero… ¿dónde estaban los franceses?

Hay fotos de chicos, claro, pero parece que El País decidió publicar pocas en su galería web, optando por una redundancia de reencarnaciones alegóricas del famoso cuadro de Delacroix, La libertad guiando al pueblo.  La versión papel del diario, de hecho, hizo de una fotografía similar su foto de portada  para la edición del 15 de octubre.  Una avalancha de fotografías de chicas atractivas en todas las actitudes revolucionarias posibles… que acaban perdiendo su fuerza y su simbolismo por la redundancia. Lo pierden tanto que acaban siendo objeto del desafortunado “artículo” de Delia Rodríguez en Trending topics, el blog de tendencias del País, donde la autora recibió numerosos comentarios acusándola de machismo, malinterpretación debida a esta redundancia, probablemente de hacer de absolutamente todo una tendencia,  y de no saber quedarse en los limites de lo frívolo sin caer en el vacio absoluto.

Este es el problema. A nadie le va a disgustar ver muchas fotografías de chicas jóvenes y guapas protestando, pero realmente… ¿No había otras cosas que enseñar o sobre las que informar que la misma repetición de un mismo símbolo con chicas diferentes? Se podía esperar un fotoperiodismo más variado y un poco más sutil.

Y yo en esto…

Para ser sincera, hasta me hizo gracia ver esta repetición de estereotipos fotográficos mientras que los problemas de la sociedad francesa son bastante más complejos y el fondo de esta protesta también. Molestias y francesas a parte, el resto de las fotografías, y en particular las de manifestaciones, reflejan mucha más fuerza y unidad que las que se han publicado en las webs francesas. Muchas de ellas resaltan, por la muchedumbre y el dinamismo de las fotografías, el apoyo popular que recibió la protesta, sin tener que entrar en consideraciones de orientación de opinión. Hay fotografías conmovedoras, como esta fotografía de una señora sola pero digna con su pancarta, complementando las fotografías de manifestaciones estudiantiles, en general más positivas que las representaciones fotográficas de la juventud en los periódicos franceses que se hacían a menudo eco de la voz del gobierno para desacreditar el movimiento. Aquí por lo menos, esto no tenía importancia y las cosas se enseñaban con más objetividad, la de mirar al país vecino pero sin tener que ilustrar ciertas implicaciones políticas. Fue un poco de aire fresco en lo que veía, en lo que solía ver en las publicaciones francesas.  Y ya sabéis, si me quejo de detallitos, es normal. Soy francesa…

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