Por Jorge Díaz.

La que han liado. Ahora guión se escribe sin tilde. Lo mismo que sólo. Creo que éste, ésta, ése, ésa, aquél y aquélla también la han perdido. Y la I griega se llama Ye, pero se sigue leyendo como una I; la I latina se llama sólo I y también se lee I. Y alguna estupidez similar más.

–          El lenguaje es un organismo vivo que cambia, evoluciona, avanza…

–          Ya. ¿Te lo deletreo? Ye – a.

Ah, que no se me olvide, Qatar ahora es Catar, como lo que se hace con el vino, ¿qué piensan los cataríes, que tienen prohibido el alcohol, de este asunto? ¿Las naturales de Catar son ahora cataratas?

Estoy seguro de que se me van a caer las lágrimas cada vez que vea escrito guion así, sin acento. Además, lo avisaba un amigo el otro día, los productores van a aprovechar este tema para pagarnos menos.

–          No esperarás cobrar lo mismo por un guion sin acento que con él… Yo es que me muero de risa con vuestras pretensiones.

También sentiré como si me clavaran puñales cuando escuche el alfabeto: uve, doble uve, que antes se decía uve doble, equis, ye y zeta.  Sí, ye, como she loves you ye, ye, ye…

¿Hacía falta? ¿Era una demanda que la calle se planteara insistentemente? ¿Había manifestaciones a diario delante de la Real Academia pidiéndolo?

El cambio tiene su lógica, a los niños habrá que explicarles por qué no se dice Romeo ye Julieta si esa letra que ven es una Ye. Todos los idiomas se normalizan menos el castellano que se vulgariza.

–          Eres un clasista.

–          Lo soy, pero en esta ocasión me vas a tener que explicar por qué lo dices.

–          Como tú sabes poner esos acentos, te fastidia que los quiten y te igualen a los que no los sabían poner.

Vale, reconozco que algo hemos logrado, nos igualamos por abajo. Vamos a escribir todos como el que peor escribía. De lo de los planes educativos ya hablamos el otro día, así que no vamos a seguir por ahí.

–          El niño ha suspendido, tiene que estudiar más.

–          De eso nada, es un niño y tiene que jugar, lo que pasa es que no le puede preguntar usted cosas tan difíciles, que sólo tiene dieciocho años la criatura.

¿Qué falta para quitar las haches, que no sirven para nada?, bueno, sirven para que horchata no se pronuncie orcata. ¿Qué falta para igualar las uves y las bes? Todo con be, para que los cafres no suspendan. ¿Es necesario que conservemos la elle? Si al fin y al cabo con la nueva letra ye lo solucionamos todo. ¿Por qué no eliminamos la ce y la cu y lo escribimos todo con ka, que es muy moderno y grafitero? ¿Para qué tenemos ges y jotas si todo lo decimos igual?

–          Al final Jorje estaba bien escrito.

¿Y la diéresis, que nos sirve para la palabra vergüenza y poco más? Si ya sabemos todos cómo se pronuncia sin ponerle los dos puntitos.

–          Juan Ramón Jiménez a veces escribía así.

–          Más a mi favor. ¿Hay un libro más cursi que Platero y yo en la literatura universal? Quizá El Principito, ninguno más.

A mí lo que me preocupa es cuántos conciudadanos nuestros se levantan por la mañana pensando en hacer algo importante. No, no hablo de hacer su trabajo bien, sólo de hacer algo importante.

–          Muy mal se me tiene que dar hoy para no pasar a la historia, cariño.

–          ¿Qué has planeado? Ni se te ocurra matar a tu jefe.

–          No, voy a cambiar la ortografía, con arrojo y valentía: quitar acentos, cambiar nombres de letras…

–          ¿Crees que los hablantes te lo van a agradecer?

–          A mí que me lo agradezcan o no me da igual, yo quiero ser famoso. Preferiría representar a España en Eurovisión, pero Karmele me ganó en votos.

Con la profusión de tontos que tenemos – aclaro que ninguno de los que lee esta columna lo es – no nos falta nada para ver a la gente cambiar de formato la biblioteca, como cuando cambiamos los VHS por DVD.

–          ¿Tiene el Quijote sin tildes en sólo y en éste? Es que tengo en casa la versión antigua y no quiero que el niño se me acostumbre mal.

–          ¿Su niño es aquél que está jugando a Combate Letal XXXVI con la maquinita?

–          Sí, sólo le faltan seis pantallas para acabar.

–          Descuide, no tiene pinta de que vaya a abrir nunca el Quijote, siga usted con la versión antigua y no gaste dinero en fruslerías, que estamos en crisis.

¿Qué hago, escribo como siempre o me adapto a los tiempos, traigan éstos lo que traigan?