Entrevista con Wim Vandekeybus
“Tener un shock para sentir que vives”
Por Ana Martos Carmona
Fotografías de Pablo Álvarez
Wim Vandekeybus (Bélgica, 1963) personaje ecléctico donde los haya, se dedica a la fotografía, es realizador de cine, coreógrafo, intérprete, comisario de arte incluso… Objeto de estudio en universidades, con un estilo único al que la crítica califica como “referente en la danza Belga e internacional” está estos días en el Teatro de Madrid, presentando su obra ‘nieuwZwart‘ (Nuevo negro). Películas como ‘Blush’ y piezas donde integra texto, música en directo, danza e imagen, abalan una trayectoria de sello muy personal, cuya estética se ha llegado a comparar con la del cineasta David Lynch. En las creaciones del belga aparecen cuerpos en situaciones extremas donde el tránsito de lo narrativo se imbrica perfectamente en la acción. Su lenguaje se caracteriza por un movimimiento extremadamente físico que busca el instinto y la animalidad y sugiere un mundo detrás de lo aparente. Toca temas universales; el amor, la muerte, la búsqueda, y se acompaña de músicos y escritores que colaboran activamente en la escena. Dejó la carrera de psicología tras participar en un curso de teatro y desde entonces se dedica a la interpretación y a la danza en particular.
¿Cómo se acerca uno a un personaje así? Pues dejando que sea él el que ponga las palabras. Su compañía, “Última vez” se fundó en el 87 en Madrid, por eso y porque en su elenco ha contado con intérpretes de aquí, habla un perfecto español que sabe utilizar con fluidez para explicarnos los detalles del trabajo que podrá verse hasta día 14 en el festival Madrid en Danza.
P- La obra que presentas hoy es ‘Nuevo negro’, ¿En qué consiste y qué explicas en ella?
R- ‘Nuevo negro’ nace de la idea de recordar algo muy primitivo, que no es de ahora. Consiste en un ritual en el que tienes que renacer para recordar de dónde vienes y lo que eres. Es como inventar un nuevo color, un ‘nuevo negro’. Con el mismo pincel puedes cambiar las cosas y verlas de manera diferente. Es una idea que está en nosotros y viene de generaciones; un niño por ejemplo tiene un código genético con información muy antigua, está ahí y no es consciente. Suena muy abstracto pero es algo muy básico.
P- Precisamente, defines esta obra como un lenguaje muy abstracto, diferente al que sueles utilizar…
R- Es muy abstracta en comparación con obras como ‘Menske’ (‘Hombrecito’), donde hay personas y personajes…. aquí no hay personajes, los músicos son el corazón que palpita, los bailarines son los huesos, y la actriz el cerebro que quiere poner en palabras una emoción.
P- El elenco está formado por siete bailarines que trabajan contigo por primera vez y dos colaboradores habituales: el músico Mauro Pawlowski y el escritor Peter Verhelst; ¿Cómo ha sido el trabajo con ellos y qué aportan a la obra?
R- Esta vez los bailarines son nuevos porque para esta obra quería algo fresco. Mauro era alguien perfecto en esta obra para actuar en vivo porque en escena es como si entrara en trance, de manera que puede contaminar a los bailarines y ponerlos en trance también. El shock lo pone el texto de Peter V. Con él parece como si tuvieras hambre de tener un shock para sentir que vives. Tal vez es más como una sugestión, como si alguien hablara dos horas seguidas, como el galope de un caballo, o la letra que acompaña a una canción, donde no hay que entender cada palabra.
P- La escenografía y el título son oscuros, sin embargo se percibe de algún modo luminosidad en el vestuario y en el atrezzo.
R- Sí, trabajas con el negro y buscas algo que dé luminosidad, el dorado. El suelo es una foto de 1809 que hemos ampliado y es muy lunar. Esta cosa de ver lo mismo de una manera diferente.
P- ¿Cómo definirías tu trabajo a una persona que se acerca por primera vez a él?
R- Cómo decir… es como abrir mi pecho, yo me expreso con medidas diferentes en las que el movimiento es muy importante. No lo defino como danza; utilizo el movimiento como si fueran palabras. Antes la gente se movía porque había algo dentro que tenía que salir y ahora tiene que suceder una catástrofe para hacer a la gente moverse diferente, el inconsciente es muy importante.
P- ¿Piensas que es mejor utilizar un lenguaje que sugiera la realidad antes que otro más directo?
R- Depende de la obra, he hecho ahora ‘Monkey Sandwich’; una película de ficción en la que hay un niño que no ha nacido, no existe en la película pero hay una conexión con él. Es totalmente diferente, hay mucho texto. ‘Nuevo negro’ es totalmente diferente, como un calor o un frío que depende más del inconsciente.
P- ¿Cómo se acercan los bailarines a la obra en el momento de la creación?
R- Yo no quería ver algo que reconocieran, yo quería que trabajaran en su inconsciente, no tenían que pensar, tenían que hacer salir algo impulsivamente. Con la música en directo de Mauro es perfecto. Esta vez no hemos analizado una dramaturgia cerrada, es diferente.
P- Tú no te defines como bailarín…
R- No he estudiado danza, no tengo formación de bailarín, el bailarín de ahora se mueve de una manera diferente al de hace 20 años. Soy más el que dirige las cosas, yo en esta pieza no encajaría bien, soy de otra generación.
P- La tecnología avanza rápidamente y la cámara se integra cada vez más en el cuerpo, ¿Por dónde crees que irá el futuro de tus creaciones?
R- Hay un miedo al material; a los soportes. La crisis provoca un miedo que tal vez nos hace pensar que hay que volver a algo más básico (que todavía es interesante). Hay una tendencia de instalaciones, la danza es más como una instalación, pienso que estaría bien volver al teatro con gente; el bailarín todavía baila, no es solamente una aparición.
P- ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
R- Ahora estoy preparando un largometraje que voy a filmar en Sudáfrica (el guión está finalmente escrito) y estoy muy excitado porque va a ser algo completamente diferente, muy cinematográfico.
P- ¿Qué te parece que te comparen con David Lynch?
R- Creo que es diferente, en mis películas hay a veces comparación. Me gusta mucho lo que hace David Lynch, pero pienso que mi cine es más físico.
P- ¿Cómo piensas que recibirá el público madrileño esta obra?
R- Pienso que esta obra para españoles está muy bien, hay países donde la gente quiere explicar todo, aquí es más la energía, siento que la gente puede sentir algo sin necesidad de explicarlo todo. España es un país más intuitivo, no tan cerebral, el norte es más cerebral, todavía están con esta definición de lo que es danza y lo que no.