Entrevista a Christianne Stotijn: La música es la búsqueda sin fin del mejor momento
Encontrarse con Christianne Stotijn es dejarse seducir por un ser humano tan cálido como su pelo color fuego; afable y profundo como su mirada azul y su voz ahumada; una gran conversadora y absolutamente atenta con su interlocutor. Christianne tiene sólo 33 años y probablemente una de las carreras más serias y coherentes entre la gente de su generación. Seria por lo bien planeada, coherente porque hasta el momento la dirije ella y sus elecciones afectivas: ni el mercado ni las grandes corrientes económicas del sistema. Ella tiene perfectamente claro qué quiere hacer, qué repertorio abordar, cuáles han sido sus errores -de los que ha aprendido-, y sobre todo lo que busca en la vida y con la música.
Nos encontramos en Bilbao horas antes de que comience la última función de la segunda producción de ópera que ha hecho este año 2010: “L’Incoronazione di Poppea” de Claudio Monteverdi, con Kenneth Weiss en la dirección musical y Emilio Sagi en la dirección escénica en el Teatro Arriaga. Para los dos sólo tiene palabras de agradecimiento por lo fácil que le han hecho el trabajo para sacar adelante esta Ottavia. Especialmente para Sagi, del cual ha destacado el trato exquisito, la libertad para construir sus arias, en contraposición con otros “dictadores” que se ha encontrado en el pasado. De hecho aunque según el libreto Ottavia es la vencida de esta ópera, el personaje que tiene que cantar “Addio Roma” y dejar familia y corona, tal y como la ha planteado el director de escena es en realidad la vencedora moral: la representante del fracaso del buen gusto, en contra del triunfo y la coronación de Poppea como metáfora de la vulgaridad, y seguramente de nuestro tiempo.
“Es divertido cuando hago ópera: al acabar el proyecto todos mis compañeros se van a continuación a otra producción, sin embargo mi próxima ópera es el año que viene en septiembre. Voy a cantar “Nero” en Medea de Cherubini . Hasta ese momento el resto del tiempo voy a hacer conciertos con orquesta y recitales: Una gira por Norteamérica con Joseph Breinl, otra por Australia con la Sinfónica de Melbourne, conciertos y recitales en Alemania, después un proyecto con Julius Drake por toda Europa con repertorio ruso y noruego, mi début en concierto del papel de Brangania, de Tristan e Isolda…”
La ópera vista no como un fin, que es el de muchos cantantes de hoy en día, sino como un medio para crecer en su verdadera pasión, que es cantar lied.
“Creo que hacer ópera una o dos veces al año es muy importante porque aprendo mucho de ello. He sido muy afortunada al haber trabajado con directores de escena muy buenos, e incluso cuando eran muy dominantes o difíciles he aprendido mucho. Para mí la ópera es una especie de deporte tanto para la vocalidad, como para el cuerpo por el hecho de estar tanto tiempo sobre el escenario entre ensayos y representaciones. Así que es algo que nunca dejaré de hacer, aunque trato de seleccionar mucho los papeles que canto. He cometido errores, pero creo que ya estoy en condiciones de saber qué papeles me van a servir para el repertorio de lied. Después de una experiencia muy difícil pero importante para mí en Covent Garden ahora miro los papeles de una manera completamente diferente, primero si la historia del personaje contiene algo que me sea cercano, que las palabras del texto signifiquen algo para mí, entonces tiene sentido hacerlo.”
La experiencia de la que habla en Covent Garden sucedió en marzo de este año, cantaba el papel de Tamerlano en la ópera homónima de G.F. Handel.
“De Covent Garden aprendí que me gustan más los teatro pequeños. Ahora he estado en Oviedo, y allí me he sentido como si estuviera en casa. Lo teatros pequeños crean ambientes íntimos. En los teatros enormes me siento perdida. Y además Handel no escribió para teatros como esos. Haymarket, donde se estrenaban sus óperas, era un teatro muy pequeño, hecho de madera, donde todo resultaba muy cercano, así que Covent Garden no era el sitio apropiado. Por otro lado encontré extremadamente interesante la parte actoral de mi papel como Tamerlano y es que si no encuentras en toda la ópera un sólo momento en el que tengas la posibilidad de conectar con el público, y de cantar con el corazón, para mi no es un papel apropiado, y la verdad es que Tamerlano como personaje es muy desagradecido, no hay un solo momento en el que puedas conmover, del principio al final eres el malo, por lo cual tienes que ser mentalmente muy fuerte y de eso aprendí mucho; por otro lado el papel tenía una tesitura que requería sólo una parte tan pequeña de mi voz, con un registro muy bajo, y con un montón de recitativos, lo que daba la impresión de estar todo el rato hablando. Además era un papel a través del cual yo no podía compartir mi fuerza. De este papel, con todas sus limitaciones tomé un montón de decisiones para el futuro, aunque claro, el Covent Garden no era el lugar más apropiado para descubrir esto, pero entre los descubrimientos es que yo no soy una cantante para este tipo de teatro, y la única manera de descubrirlo era estando allí.”
Pero una cosa nos queda clara, no sólo se trata de escoger los papeles que le hagan encontrar dentro de sí lo que ella considera su “fuerza” sino también de trabajar la técnica, y lo que eso implica.
“La capacidad de comunicarte cantando pasa por un dominio fantástico de la técnica, que siempre se intenta mejorar, para ser capaz de que el miedo no se interponga entre la música y tú, entre tú y lo que quieres expresar. Es por ello una gran responsabilidad desarrollar la mejor técnica de la que eres capaz, y eso es un camino enorme que recorrer, que nunca acaba. Además es una lucha subirte al escenario y sentir que estas justo en el centro de tu voz, y tiene que ver con tantas cosas: tu cuerpo, tu mente… En este sentido la música es la búsqueda sin fin del mejor momento, y hay veces que lo encuentras, y hay veces que está completamente extraviado.”
Este encontrar “el centro” de la voz se convierte además en un trabajo de formación continua. Christianne sigue pidiendo consejo y recibiendo clases de maestros cada vez que puede y su agenda se lo permite, pero también tiene que ver con tratar de encontrarse agusto consigo misma en una vida, la del músico, que está sometida a más miserias que las que el público nos podemos imaginar: constantes madrugones, esperas en aeropuertos, hoteles, jet lag… Ahora Christianne es feliz porque se ha comprado en Holanda una casa que le encanta y que supone un verdadero refugio que le protege en cada regreso. El resto de los remedios contra una vida muy poco rutinaria también tienen que ver con la alimentación, la salud, e incluso la acupuntura para recuperar de un golpe toda la energía que entrega encima del escenario, y viajando para llegar a ellos.
Desde la primera vez, hace unos cuatro años, que escuché hablar de ella, y después de escucharla cantar dos veces en directo mantengo la premisa de que en el panorama acutal representa el papel que en los años cuarenta del siglo XX representó Kathleen Ferrier. No es casual que Christianne sea holandesa, y que además de en el Reino Unido natal de la Ferrier, el otro país en donde la adoraran en su tiempo fuese Holanda, donde llegaron a crear un tipo de rosa en su honor. La Ferrier fue la más grande contralto, para la que Benjamin Britten escribió relevantes papeles, que trabajó con Bruno Walter, el ayudante de Mahler, en los más increíbles y pioneros registros sonoros de las obras de éste, y que permanece en el imaginario colectivo por lo mismo que Christianne, por una preferencia por el concierto frente a la ópera, y por una seriedad absoluta a la hora de abordar el repertorio.
“Me siento muy próxima a Kathleen Ferrier porque ella siempre trataba de buscar la fuente más profunda de la música y trataba de comunicar al público de humano a humano, y no de estrella a admirador. Es verdad que era otra época y una forma muy personal de cantar que yo trato de encontrar. Pero yo me siento más una persona con sentido del humor que seria. Es verdad que siempre canto un tipo de música muy profunda, pero eso no es triste. Disfruto mucho, considero poder cantar como un regalo, pero es cierto que tengo una especial conexión con la música profunda y melancólica, y eso es probablemente también una parte de mí. Lo que sí es verdad es que encuentro difícil cantar cómicamente, de hecho el único papel cómico que he cantado ha sido en L’Italiana in Algeri, de Rossini. Fue para mi bueno explorar esa parte, porque si tienes que hacer un recital, es importante poder trabajar con muchos colores en tu voz, no sólo con lo emocional, lo profundo, y poder usar lo humorístico es también muy interesante. Volvería a hacer ópera cómica de nuevo, porque es mucho más difícil cantar divertido que cantar triste. Para hacer bien determinados papeles cómicos tienes que tener un talento especial.”
Tanto la seriedad como la capacidad de humor, incluso del humor más negro es necesario para abordar el repertorio que verdaderamente le da la fuerza: el ruso.
“Siento que el ruso es mi idioma natural, de hecho estoy estudiando mucho para hablarlo fluidamente, porque al cantar lo siento muy cerca de mi, y la única razón que yo tengo para hacer música es para compartir lo que llevo dentro, y la música rusa para mí es la más emocionante y maravillosa; incluso más que la alemana. Tchaikovsky es tan íntimo y te hace recorrer un camino tan interesante… pero Rachmaninov es muy fuerte también; de Shostakovich cantaré las canciones de Marina Stsvetaeva, que son muy oscuras, de Musorsgky ”La Guardería” o las “Canciones y Danzas de la Muerte”… La lengua rusa, y por extensión se música es muy diversa y hay mucho repertorio por descubrir, es por eso que quiero hablar a la perfección el ruso, porque para este repertorio tienes que controlar todas las sutilezas del texto”
Sin embargo en los planes de Christianne, dentro de su ortodoxa carrera está también prevista la exploración de lenguajes híbridos, y planea hacer del recital de lied una experiencia más completa, a través de la imagen, en colaboración con el Teatro de La Monnaie de Bruselas.
“También me interesa una forma distinta de recital, en el que me gustaría integrar la fotografía en el espectáculo. Será con el fotógrafo Marco Borgrevve y con el pianista americano Inon Barnatan, ya tenemos un compromiso con La Monnaie en Bruselas en 2012. No puedo todavía contar mucho sobre el proyecto, estamos trabajando en varios temas, y lo tenemos que definir. Lo que tenemos claro es que haremos repertorio de Schubert, Berg y probablemente Ravel, y la fotografía funcionará como un paisaje que me rodee. Será estupendo tener un paisaje abstracto que sea otro aliciente visual para el público, al margen de las imágenes que la música y las canciones evocan en ellos. Esto para mí es una nueva forma de expresión conjunta que me encanta y que ya inicié con un proyecto llamado “Pilgrim”, que está basado en el cuadro de Edward Burne-Jones “El peregrino a la puerta de la ociosidad”, que quise combinar con “Buch der hängenden Gärten”, de Schoenberg, que me parecía muy difícil para el público. Ahi empecé a colaborar con Marco, pero él sólo ayudó en el montaje y selección de imágenes, pero ninguna era suya. De aquello surgió este nuevo proyecto, donde quiero que mi paisaje sea creado por Marco.”
Y además hablamos de su hermano y sus sobrinos, de su hermana violonchelista, de los paseos con su madre por Cudillero (Asturias) mientras ensayaba para L’Incoronazione, de los cafés que se tomó con el contratenor Xavier Sabata al acabar los ensayos y de lo feliz que se sentía de haber encontrado un compañero con el que comunicarse y que se convirtió en un amigo, en un mundo donde los compañeros se relacionan antes con su iPhone que con los demás. De la escenografía de Patricia Urquiola, y del vestido que le habían puesto para hacer de Ottavia, de lo bonito que es Oviedo y lo en casa que se ha sentido en el Teatro Campoamor. Y después de tanto hablar, aún tendría que hacer una siesta corta, caracterizarse, cantar Ottavia, y al día siguiente despertarse a las seis de la mañana, para volar muy temprano, rumbo a su casa.
Audición:
Christianne Stotijn – Schubert / Berg / Wolf Lieder
Christianne Stotijn – Tchaikovsky: Romances
Christianne Stotijn – Gustav Mahler: Symphony No. 2