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Los personajes buenos y malos en las novelas de Jordi Sierra i Fabra I

Por José R. Cortés Criado.

Clasificar de buenos y de malos a los personajes de Jordi Sierra i Fabra es ardua tarea porque en sus más de trescientas obras escritas aparecen multitud de personajes buenos, malos y regulares. Un personajes es clave en una novela, él es el que decide el rumbo de la historia, el que va a hablarnos de sus dudas, de sus deseos, de sus amores, de sus miedos… Y a través de sus actuaciones, reflexiones y vacilaciones vamos a comprender la trama de la obra y vamos a posicionarnos ante los acontecimientos que allí se narran.

Jordi Sierra i Fabra dice que “el personaje de una novela debe sentirse con el corazón, verse con la mente y trenzarse sobre un papel”[1] y yo añado que de la fuerza y credibilidad de cada personaje va a depender la perdurabilidad de la obra, si un personaje refleja la manera de sentir y de ser de una persona, -una adolescente con sus dudas y miedos-, no será una obra que pase de moda, porque moda serán los peinados, el vestuario, la música,…, pero sentir ganas de vivir y no estar contento con lo que te rodea afecta a todos los adolescentes en todas partes.

Grandes personajes han simbolizado los temas eternos de la literatura universal y continúan en vigor a pesar del paso del tiempo, si se cita a Otelo, nos referimos al problema de los celos; si el citado es Don Quijote, hablamos de idealismo; si es Sancho Panza, todos pensamos en el hombre realista; y así podríamos seguir citando estereotipos al nombrar a Don Juan Tenorio, Romeo y Julieta…

“Un personaje es la suma de todas sus decisiones, y las decisiones las toma a lo largo de la novela. No sirve de nada presentarlo al cien por cien al comienzo, ni decir que es bueno, o insistir en alguno de sus rasgos para que quede claro. Es el lector el que debe decidir si es bueno o no, y visualizarlo por sí mismo”[2].

Para Jordi Sierra i Fabra no existen únicamente personajes buenos y personajes malos. En su mundo literario existe una gama de personas que actúan con bondad o con maldad en determinados momentos de sus vidas. Algunos serán siempre malvados, pero muchos de ellos no actuarán como tales en determinados momentos o dejarán de serlos e iniciarán un nuevo rumbo en sus vidas, dando a entender al lector que existe una esperanza de un futuro mejor para todos.

Sierra i Fabra presenta en sus obras infantiles y juveniles a los niños y jóvenes como personas que buscan su espacio en el mundo, sienten deseos enormes de ser felices, además de ser depositarios del futuro.

Para este autor hay personajes malos que ocultan sus verdaderas intenciones y ante su apariencia amigable esconden las intenciones de hacer daño a cualquier persona cercana, como se refleja en su obra juvenil La voz interior: “Un enemigo siempre quiere que la víctima sepa que la causa de sus males ha sido él. Ése es su placer. Un amigo, no. Por eso, los amigos son peores que los enemigos”. En esta novela, una joven interna en un centro elitista dirigido por religiosas recibe en su habitación a un amigo y es delatada por su amiga, esto provoca su expulsión del colegio.

También recuerdo haber oído comentar a Almudena Grandes sobre los personajes malvados en las novelas, a propósito de El perfume de Patrick Süskind,  que ella no prefiere los malos que parecen caracterizados como muy malos sino aquellos con apariencia de buenos pero que no lo son, porque dan el perfil exacto de la persona que conscientemente actúa con maldad.

Las buenas personas suelen ser los personajes más frecuentes en las novelas de Sierra i Fabra, pero él como autor y nosotros como lectores sabemos que la bondad se resalta cuando junto a ella aparece la maldad. Los valores siempre son observados nítidamente cuando se enfrentan a cualquier antivalor.


[1] SIERRA I FABRA, JORDI: La página escrita. Madrid, SM, 2006. p. 114.

[2] Ibídem, p. 116.

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