Fotografías mentales
Existe una extraña habilidad creada, casi exclusivamente, para la gente que gusta de la fotografía. Se trata de la posibilidad de hacer fotos en momentos en los que no disponemos de una cámara. Esto quiere decir, realizar “fotografías mentales”.
¿Quién no ha pensado alguna vez: “Ojalá tuviese aquí mi cámara” al ver cualquier posibilidad fotográfica? Me ocurre frecuentemente que camino por la calle cuando, de repente, algo me llama poderosamente la atención. Una imagen está ahí perfectamente preparada para que yo saque el equipo y la inmortalice por las eternidades. Pero en esos momentos nunca tengo cámara.
Entonces es cuando se activa este procedimiento. Me detengo a observar aquello que considero es una buena fotografía. Y la contemplo con tal atención que acaba por interiorizarse de tal manera que es como si verdaderamente hubiese accionado el botón del disparador.
Ocurre así que tengo carretes y carretes repletos de fotografías que nunca he tomado. Paisajes a través de la ventana del tren, retratos de la chica que más me gusta fotografiar, imágenes de músicos y artistas callejeros que hubiese tomado de haber tenido posibilidad… Mi retentiva actúa de esta manera como una especie de galería de exposiciones en la que guardo miles de imágenes que he ido adquiriendo “mentalmente”, y que nunca he llegado a ver impresas o en la pantalla de un ordenador, pero que, sin embargo, puedo rememorar incluso mejor, a veces, que las que sí tomé en otro momento.