Rubén Pellejero. Jaime Martín. En Pocas Palabras.
Por Juan Manuel Anguas.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras…
Hay autores que se han aplicado perfectamente la frase y consiguen, mediante una secuencia de imágenes, que éstas hablen y nos cuenten muchísimo más (y mejor) que de haber utilizado la palabra.
No sorprenderá a nadie si digo que tengo una especial admiración por Pellejero y cómo, gracias a su espectacular forma de narrar, logra hacernos sentir, logra que entendamos perfectamente lo que quiere contarnos, que veamos mucho más allá de sus dibujos, que consigamos “leer” hasta el espacio blanco entre viñeta y viñeta, al cual también le da un uso y hace de él una pieza importante de la obra.
Sus secuencias en las que impera su sensacional narrativa y sus viñetas, llenas de vacíos, llenas de miradas y en las que se imponen multitud de recursos con los que logra contar en una sola viñeta lo que para otros autores sería imposible describir en menos de tres, le convierten en uno de los mejores narradores con los que cuenta la BD actual. A todo esto habría que sumar la gran capacidad de Rubén para conseguir un tempo ideal de lectura de la historia que se plantea contarnos. Siempre acertado.
Fue a raíz de la sensacional “El silencio de Malka” (En los que el argentino Jorge Zentner se hacía cargo de los guiones) cuando Pellejero experimentó, quizás, el cambio más significativo de su carrera. Rubén necesitaba describir mejor los sentimientos de sus personajes (Hasta ese momento sus tebeos habían sido sensacionales historias de aventuras con Dieter Lumpen a la cabeza). Malka era una historia más intimista, en la que hacía falta una mayor carga emotiva. Para ello, Rubén, cambió la forma de dar el color, dándolo directamente sobre la plancha, y el registro gráfico, dibujando con las líneas más gruesas de lo que acostumbraba, a fin de que sus personajes fuesen más expresivos.
Además sus viñetas se llenaron de silencios y dio más importancia aún a los recursos gráficos que le ayudaran a describir las situaciones que nos contaba.
Utilizando esta misma técnica, llegarían sus “El Vals del Gulag” y “Un poco de Humo Azul” junto a Lapière, posiblemente, y siempre a mi gusto, sus dos mejores obras hasta la fecha (a la espera de que se edite en castellano “L’Impertinence d’un été”) y dos de las mejores obras que nos podemos encontrar en la BD, aún hoy.
Otro autor que ha sabido crecer increíblemente bien en este sentido es Jaime Martín. Ya apuntaba maneras en su anterior obra ” Lo que el viento trae.” en la que trabajó como autor completo y que editó Norma en el 2008, pero ha sido en su último tebeo, “Todo el polvo del camino“ con la compañía de Walter Antunes a los guiones, con el cual ha destacado en lo que a narración gráfica se refiere y donde más se nota este crecimiento.
Un trabajo fantástico en este sentido, en el que cada plancha nos vale para descubrir a un Jaime al que le gusta narrar y en cada una de ellas nos regala uno o varios recursos gráficos de sobresaliente, con los que logra hacer más interesante y comprensible la lectura. Con los que el lector nunca, a lo largo de sus 80 páginas, se encuentra desorientado, pues sabe perfectamente el lugar y el momento en el que se desarrolla cada una de sus viñetas.
Un disfrute.
Son estos autores un claro ejemplo de lo que, a mi forma de ver, debe ser un buen dibujante de historieta. Alguien que no solo dibuje bien, si no que además (y sobretodo) sepa narrar. Aquí tenemos dos maestros en este sentido.
Os dejo unas muestras de varios de sus trabajos:
El Silencio de Malka.
Guión: Jorge Zentner.
Dibujo: Rubén Pellejero.
Editorial: Glenat.
Información proporcionada por la editorial:
El choque de dos culturas en la Argentina de principios de siglo es el telón de fondo para una historia en la que el folclore y la magia se entremezclan hasta distorsionarse. En este álbum Pellejero trabaja el color directo por primera vez en su carrera.
— Los personajes de El Silencio de Malka recuerdan tiempos pasados. En estas tres viñetas, Pellejero nos muestra como varios de esos recuerdos se agolpan en la cabeza de estos de una forma parecida, pero describiendo cada uno de distinta manera.
— La luna ayuda a la pequeña protagonista a soñar despierta.
— Dos fantásticas viñetas que ayudan al lector a situarse en la obra y nos muestran el pasar del tiempo por esta.
–En esta página, Pellejero logra transmitir velocidad y nervio. Esto lo consigue gracias, principalmente, a la elección de las viñetas elegidas. En la primera nos presenta al personaje protagonistas de estas en medio de líneas cinéticas que otorgan la velocidad que el autor quiere transmitir. Más tarde las tres siguientes, vistas desde una misma perspectiva y encuadre, son rápidas de “leer” gracias a su tamaño, logrando así la rapidez que Pellejero quiere transmitir.
— Las inclemencias del tiempo se ceban con el rabino, su caballo huye tras ser asustado por un rayo.
— Pellejero nos relata el largo camino de vuelta a casa de uno de sus protagonistas. La tercera y cuarta viñetas, dibujadas utilizando las misma perspectiva, son, quizás, las que más datos aportan, la lechuza escapando por la izquierda de la viñeta da sensación de que el personaje se está acercando, las gotas de lluvia que caían en la tercera viñeta por la valla no aparecen en la cuarta y así, nos podemos hacer más idea del tiempo transcurrido entre una y otra.
En Carne Viva
Frank Giroud, Florent Germaine
Pellejero
Astiberri
Información proporcionada por la editorial:
Una pareja de carniceros adopta a Tristan, un niño deforme que, frente a la hostilidad de los demás, crece refugiándose en la pintura. Lleva un collarí n para esconder su malformación, y sólo se expresa con gestos. Las únicas mujeres que lo miran como un ser humano son su madre y su tí a, pero Tristan nota algo raro en su actitud hacia él, que se irá confirmando con los años. A pesar de las heridas de la vida, desgarrado por dentro y por fuera, Tristan lucha para imponerse en la sociedad.
Desde la Comuna de 1871 hasta el principio de los años 1920, Tristan descubre el universo de los mataderos y de las galerí as de arte, hasta volverse un genio de la pintura. Lienzos color sangre, secretos familiares celosamente escondidos, asesinatos misteriosos, el rojo domina en este fresco histórico con la revolución impresionista como telón de fondo.
–Tristan, cuya deformidad no le permite hablar, descubre, gracias a la sangre de las vacas del matadero, una forma de expresarse y dejarse oír, Un nuevo mundo de posibilidades se abren en forma de un muro en blanco.
–Pellejero nos describe el sentimiento de impotencia e ira que invade a Tristan, rápidos y violentos movimientos que el autor los refleja en varias viñetas pequeñas, consiguiendo así una “lectura” igual de rápida.
–Curiosa secuencia de viñetas, extraordinario juego.
No podemos ver en ningún momento el rostro deforme del protagonista (Pellejero, acertadamente, deja a la imaginación del lector este trabajo) Durante toda la obra, el autor, tiene la difícil tarea de describir los sentimiento de Tristan utilizando solamente la parte alta de rostro.
Mathilde observa el rostro deforme de Tristan. Las impresiones que esta visión le produce las podemos ver descritas en la cara de ella, pero esta vez, Pellejero, decide describirlas utilizando, tan solo, la parte inferior.
–Tristan no acierta a escribir las palabras que le dicta su corazón.
Un Poco de Humo Azul
Guión: Denis Lapière
Dibujo: Rubén Pellejero.
Editorial: Glenat.
Información proporcionada por la editorial:
La única manera de esperar a tu amado cuando es un prisionero de guerra es apostarse pacientemente en la carretera, exhalando un poco de humo azul.
–Momentos Felices en la vida de Ludvik y Laura.
–El fotógrafo observa el descanso de Laura mientras el cielo obscurece .
–Meditando unos segundos los pasos a seguir.
–El Alcohol como acompañante de la tristeza.
–La noche en la ciudad.
En esta viñeta Pellejero juega con las sombras de la noche. Para destacar a los personajes protagonistas, los ilumina como si un foco de cine se tratase.
–En esta viñeta Pellejero nos retrotrae al comienzo del tebeo, cuando en otoño Laura esperaba junto a otras mujeres el paso del camión de los presos. Juega, en cierta manera con los recuerdos y cambia las hojas otoñales de los árboles por cuartillas de papel.
–Espectacular viñeta en la que Pellejero, gracias a unas líneas cinéticas, nos hace sentir la velocidad de los coches.
–Pellejero centra su viñeta en la silla vacía mientras a Laura la dibuja en un lado de la viñeta. Así consigue que, en el vacío espacio del centro, el lector eche de menos algo o a alguien, consiguiendo el efecto buscado de soledad y abandono.
–Preciosa página en la que Pellejero sobresale como narrador. El dibujante opta por varias viñetas apaisadas y de igual tamaño. Esto hace que, durante esas tres viñetas, parezca que el tiempo se detenga, coincidiendo con el paso del camión de los presos y con el momento en que las miradas de Laura y Ludvik se entrelazan.
El Vals del Gulag
Guión: Denis Lapière
Dibujo: Rubén Pellejero.
Editorial: Glenat.
Información proporcionada por la editorial:
A través del destino roto de una familia corriente en la URSS de la posguerra, y del retrato sensible y sutil de una mujer dispuesta a todo para volver a ver a su marido “desaparecido”, Denis Lapière nos ofrece una hermosísima y sobrecogedora historia de amor, que ensalza a la perfección el dibujo magistral de Rubén Pellejero. Una obra excepcional, un verdadero canto a la tolerancia y a la capacidad de disentir, a la vez que un viaje por uno de los episodios más oscuros de la historia del siglo XX.
–Una sola página describe la vida de una pareja normal en la Rusia de entonces, desde su casamiento, hasta el nacimiento de su primer hijo.
–Igualmente, una sola página le basta a Pellejero para de describirnos el infierno de la guerra.
–La larga espera se describe perfectamente gracias a la utilización de dos viñetas de iguales dimensiones y mismo encuadre.
–Tristeza, impotencia y llanto.
–XXXx deja marchar el camión. Sabe que su decisión es la correcta, pero duda un instante si es la acertada, y echa un último vistazo al camión.
Lo que el Viento Trae.
Guión y dibujo: Jaime Martín.
Editorial: Norma.
Información proporcionada por la editorial:
Rusia 1916. Para huir de la policía zarista, el joven Alexander acepta un trabajo como médico en lo más profundo de los Urales. Allí, descubre que el médico al que sustituye fue brutalmente asesinado y no es la primera vez que la nieve se mancha de sangre cuando sopla el viento.
–En esta página somos testigos de un momento de violencia y acción. Jaime elige viñetas pequeñas de planos cortos y detallados. Logrando de este modo que la lectura se vuelva rápida.
–Jaime dibuja los recuerdos del doctor con una gama de colores mucho menos extensa. Diferenciándolos de este modo del resto de la historia.
–En cuatro viñetas
Csenia se desmorona. Jaime nos lo describe mostrándonos tan solo el ojo derecho de esta.
–El exceso de drogas hacen que la visión de el personaje se deforme. Jaime nos mete en su piel, también el lector ve deformados a los personajes.
Todo el Polvo del Camino.
Guión: Wander Antunes
Dibujo: Jaime Martín
Editorial: Norma.
Información proporcionada por la editorial:
Un retrato crudo y contundente de una de la épocas más duras de la historia de América.
Estados Unidos, 1929, la Gran Depresión. Millones de hombres, mujeres y niños están sin casa, trabajo y futuro, perdidos en la inmensidad del territorio americano, sin un lugar donde vivir, ni morir dignamente.
Tom es un lobo solitario que lo ha perdido todo, la mujer a la que quería, la casa donde vivía y la poca esperanza que le quedaba. Pero conserva su humanidad, que le empuja a ayudar a un pobre moribundo que quiere reencontrar a Buck, su hijo perdido, antes de morir postrado en la cama de un hospital.
–Una de las primeras planchas y ya podemos ser testigos del gran trabajo de Jaime Martín en esta álbum.
Buck persigue al extraño que vagabundea por los caminos. El extraño se muestra reacio a su compañía. Durante unos segundos Buck se queda paralizado para, más tarde, seguir tras los pasos del señor. En todo momento somos conscientes de la distancia que separa a uno del otro.
–Gracias a estas dos viñetas, de igual tamaño y encuadre, podemos saber que Tom ha pasado su primera noche en la cárcel.
–Más adelante Jaime utiliza el mismo recurso. En este caso, Jaime cambia la meteorología en sus viñetas para que sepamos que Tom ha pasado más de un día en la cárcel.
–Los protagonistas se saltan un cordón policial. El momento de más acción se describe con una secuencia de tres viñetas más pequeñas.
–Jaime diferencia el sueño de Tom de la realidad haciendo a los personajes deformes.
–El despertar.
–Tom está extenuado. Las dos primeras página, en las que no hay movimiento (solo los jirones de las cortinas son levemente movidos por el viento), nos lo confirman. Se toma un tiempo.
Jaime acierta de pleno en la narración de la secuencia repitiendo las dos primeras viñetas y utilizando la misma perspectiva hasta que Tom entra en la casa. Consiguiendo de esta manera una “lectura” lenta de las viñetas.
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