«Otras horas», Jorge Valdés Díaz-Vélez [Quálea Editorial]
La editorial cántabra Quálea nos presenta este poemario de Jorge Valdés Díaz-Vélez, en el que se ofrece al lector la más intensa y depurada muestra de su quehacer poético. Otras horas es un libro atravesado en varias direcciones por referentes universales que se transforman y se enriquecen gracias a la voz del autor: los cuatro elementos, las coordenadas de espacio y tiempo, la nostalgia y la esperanza, el recuerdo y el olvido, la música y el silencio, las certezas, las pérdidas, las distancias, el amor y una sensualidad de altos vuelos, dan fondo y forma a este conjunto de poemas en los que respira la Poesía con mayúscula, original, verdadera, eterna y habitable. En estos versos nada es sólo lo que parece: todo símbolo es múltiple, toda sugerencia se ramifica, cada palabra se puebla de significados insospechados y cada significado se oculta y se revela en las palabras, también en las no dichas.
Jorge Valdés Díaz-Vélez (México, 1955) es uno de los poetas mexicanos más importantes de la actualidad. Autor de temáticas universales, cultiva una poesía apegada a las formas clásicas a través de las cuales ha ido experimentando hasta alcanzar una deslumbrante madurez poética. Traducido al francés, italiano, neerlandés, portugués, rumano e inglés, es autor de once libros de poesía; los más recientes son: Los Alebrijes, Tiempo fuera y Qualcuno va. Está incluido en las más relevantes antologías de poesía mexicana publicadas en Bélgica, Colombia, España, Inglaterra, Italia y México. Se le ha otorgado el Premio Latonoamericano Plural (1985), el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1998) y elPremio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana (2007). Es miembro de carrera del Servicio Exterior de su país. Ha ejercido como diplomático, en las embajadas de México en Argentina, Costa Rica, Cuba y España, y en el Consulado General de Miami, Estados Unidos de América.
A continuación os dejamos uno de los poemas que encontraréis en Otras horas: «Umbral».
Debajo de la piel de las palabras
vibra la inmensidad, fluyen silencios
del corazón atenazado. Líquido
es el breve rumor de su prodigio
al caer en la fosa de los labios.
Ha de faltar un dios para invocarlas
ahora que el destello del poema
se bifurca en sus médanos. Tan sólo
dejo su libertad a la deriva
para que las recojas al oírlas.
Llegarán hasta ti para cumplirse
igual que los silencios que preceden
al reflujo del mar. Tómalas, dales
su latido real cuando las digas.
En ellas va tu sombra de mi mano.
Puedes leer aquí la reseña de Alberto García-Teresa en la sección de Poesía.