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Entrevista a Vinodelfin

Por Cristina Consuegra.

El grupo Vinodelfin lleva casi un año de gira presentando en directo Seres únicos (editArte, 2009), un disco que ha supuesto un cambio de traje, una ruptura dentro de su corta trayectoria musical y un nuevo horizonte desde el cual poder ejercer su libertad creativa, su libertad de decisión. Seres únicos, un trabajo difícil de definir por la identidad sonora del álbum que se debate, de forma imprecisa, entre la tradición y el optimismo Pop, ha ido modificándose gracias al contacto con el público, una metamorfosis que ha permitido al grupo medir sus fuerzas, saber hasta donde puede llegar, así como, afianzar gustos y tendencias.
Mientras el grupo recupera el aliento por los meses de gira, en Culturamas hemos querido conversar con su cantante, Marcos Andrés, sobre el camino recorrido hasta la fecha, el futuro expectante y sus inquietudes musicales.

Lleváis de gira casi un año, presentando Seres únicos (editArte, 2009), ¿cómo se ha modificado el álbum del estudio al directo?
Tocar en directo es, en principio, revivir el primer momento de las canciones. Sin embargo, éstas siguen creciendo gracias al contacto con la gente, es como si se reflejaran en ellas. La música, o supongo que cualquier obra artística, crece y crece si la expones al acto creativo, y tocar, tocar en directo, siempre lo es. Seres únicos ya no es exactamente el disco que grabamos.

¿Estáis pensando en el próximo trabajo discográfico?
Sí, después del concierto de Valencia nos encerraremos en el local el tiempo que haga falta para componer. Trataremos de componer de una forma más colectiva de lo que lo hemos hecho hasta ahora. Es un cambio necesario.

¿Qué es lo mejor y peor de llevar tanto tiempo en la carretera?

El cansancio supongo. El cansancio colectivo es lo peor, porque puede ocurrir que, de forma repentina, no quede nadie en el grupo con la fuerza suficiente para empujar. Sin embargo, y frente a lo que pueda parecer, ese cansancio colectivo te une más, porque es algo compartido; de alguna manera, te humaniza. Eso a nivel interno. De puertas para afuera, lo peor, darte cuenta de la cantidad de gente que hay tomando decisiones sobre el mundo de la música, cuando lo que tienen en la cabeza es el dinero  a corto plazo que se puede ganar.

Ahora que le habéis tomado el pulso a Seres únicos en directo, que habéis podido comprobar su repercusión en el público, ¿hubierais modificado algo del álbum?
Cada uno hace en cada momento lo que cree mejor. Si lo volviéramos a grabar lo haríamos con más calma, lo trabajaríamos más en el local, pero en general estamos muy contentos con Seres únicos.

Seres únicos es un trabajo inquietante por lo que tiene de “equilibrista”, un álbum que se debate entre el sonido tradicional y el más actual. ¿Cómo se logra esa actitud sonora?
La verdad es que no fue premeditado, fue producto del impulso, uno cambia; de ahí surge la necesidad de cambiar modos a la hora de componer, necesitas expresar tu nueva realidad. Fuera de esa necesidad todo lo demás seria impostado.

¿Cuál es la canción de Seres únicos que más se aproxima al momento profesional  que atravesáis?
Esta es fácil, sin duda «Nieve». Escribí la letra hace dos años, y cada vez es más autobiográfica.

¿Qué referentes musicales se esconden tras vuestra trayectoria?
U2, Radiohead, Snow Patrol, Cerati… No sé, hay tantos; también hay flamenco antiguo latiendo debajo.

Hace un año, aproximadamente, te hice la pregunta siguiente, con motivo de una de las canciones del álbum, Habrá salida. “¿Encontrará el ser humano, por fin, ese lugar común  (cito textualmente) “donde no nace el sol de la violencia”?” Tu respuesta fue muy optimista, a la luz de los acontecimientos actuales, ¿sigues pensando del mismo modo?
Sí, bueno, creo que los ciclos forman parte, ya no sólo de la humanidad, el universo es cíclico. Yo creo que la humanidad, vista desde arriba, desde los milenios, está en un proceso lento de desarrollo de la inteligencia y de la sensibilidad hacia la propia vida y hacia el universo que la hace posible, somos uno de los muchos “canales” que la materia puede construir para evolucionar, sino fuéramos nosotros lo terminarían otras especies seguramente, y es más probable que haya otras formas por el universo, aunque sólo sea por la cantidad de planetas que existen. La especie humana está creciendo, evolucionando, hace miles de años la compasión, la empatía, eso que llamamos amor etc., eran algo embrionario, claro que hay fuerzas y cualidades opuestas, y claro que somos terribles unos con otros, también lo éramos antes, venimos de ser animales salvajes, hemos evolucionado, y a pesar de guerras y más guerras, eso no puede cambiar en dos mil o tres mil años. En nuestra carrera evolutiva hay involuciones y depravaciones como la codicia, la mezquindad, la crueldad, pero son contrapuntos. Hay valores conquistados hacia el valor de lo que merece vivirse, a hacer más grande la vida. Quizá haya que tocar fondo para darnos cuenta de la belleza que hemos conquistado, pero eso no mengua el valor de la evolución que ya tenemos.

¿Qué nos espera en el Fin?
¿Quién lo sabe? Intuyo que todo continúa de una u otra manera…

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