Nocturnos. Kazuo Ishiguro. Anagrama
Por Recaredo Veredas.
Aunque pueda afirmarse que Ishiguro ha escrito un libro de relatos propio de un novelista y aunque no domine las reglas de la comedia con la misma solidez que los criterios del drama, es tan alta la calidad de su escritura, su capacidad para conseguir la identificación del lector con sus frágiles y confiados protagonistas, que la aparición de una obra menor como “Nocturnos” debe considerarse una de las mejores noticias de la temporada literaria. Las vidas de los protagonistas de estos relatos, como le ocurre al mayordomo de Los restos del día o a la descuartizada heroína de Nunca me abandones. están dominadas por una ilusión y una ausencia de cinismo que contrasta cruelmente con la sociedad que las masacra. Ishiguro es un maestro en la demostración de la levedad de nuestras vidas, en evidenciar lo ridículo de tantas pretensiones y anhelos.
Nocturnos es su primer libro de relatos. Solo lo componen cinco piezas, unidas por la presencia de clásicos de la música más discreta, sean melodías ligeras, entonadas por trasuntos de Tony Benett o Frank Sinatra o atormentadas suites de violonchelo. La comicidad aparece pero siempre deriva de la rectitud de los protagonistas, de su incomprensión de los matices más corruptos, e indispensables, de nuestro mundo. Por lo tanto, siempre abandona un rastro de amargura. Así le ocurre al saxofonista que entra en quirófano para aliviar su fealdad y convertirse en una estrella o al guitarrista veneciano que acompaña las serenatas de un crooner en decadencia. La música posee un sentido distinto en cada relato. Para algunos personajes es aquello que provoca su aflicción, por el contraste entre su ambición desmedida, su mediano talento y su mala suerte. Por sus denodados intentos de hallar las imposibles claves que causan el éxito. Para otros es su tabla de salvación, aquello que evita que su vida se derrumbe por los infinitos desagues del fracaso.
Consigue tan difíciles resultados, como es habitual, gracias a una economía de medios casi ascética, que no llega a caer en la forzada ocultación de tantos minimalistas. Demuestra de nuevo su habilidad para crear estructuras perfectas, para que la trama y los personajes giren sin esfuerzo, sin asomo de desfocalización, para construir primeras personas subjetivas y nítidas, cuyas claves se esconden más en el núcleo del protagonista que en artificios lingüísticos. No todos los relatos poseen la misma calidad: alterna piezas perfectas como “El cantante melódico” o “Malvern Hills” con otras demasiado largas donde estira demasiado los resortes del vodevil, sin embargo su capacidad para trascender y enfrentarse cara a cara, y con extrema ligereza, con el vacío convierte a “Nocturnos” en una pequeña joya.
Nocturnos, cinco historias de música y crepúsculo
Kazuo Ishiguro
Anagrama editorial, Colección Panorama de Narrativas
ISBN: 978-84-339-7537-9
256 páginas, 17€