Cuentos de Galitzia
Cuentos de Galitzia. Andrzej Stasiuk. Editorial Acantilado. 128 páginas. 14 €.
En la Europa central, al norte de los Cárpatos, con topónimos y fronteras móviles y ciudades tan relevantes como Cracovia o Lemberg, Galitzia ha sido uno de los focos culturales más activos de Europa. Allí nacieron Joseph Roth, Paul Celan, Bruno Schulz o Soma Morgenstern, y también Yuri Andrujovich o Adam Zagajewski. La destrucción y el olvido humanos recientes han hecho estragos. Ha terminado un régimen político y ha empezado otro. En este libro, Andrzej Stasiuk nos propone, con melancolía enamorada, una visita a los habitantes de un pueblo galitziano a través de una sucesión de pequeños cuadros, en un reencuentro con la memoria que va tejiendo un microcosmos luminoso en el que danzan, cogidos de la mano, lo invisible y lo presente.
Andrzej Stasiuk (Varsovia, 1960) es novelista, poeta y crítico literario. Su enorme talento lírico y la capacidad de dotar a la vida de una dimensión metafísica le han convertido en uno de los referentes inexcusables de la nueva narrativa europea. Entre sus obras destacan, además de las novelas El mundo detrás de Dukla (Acantilado, 2003) y Nueve (1999, Acantilado, 2004), el ensayo Mi Europa (Acantilado, 2005) y la crónica De camino a Babadag (Acantilado, 2008).
«La medida de un escritor genuino radica en su habilidad para evocar un lugar, que casi instantáneamente se convierte en conocido a pesar de nuestra distancia. Andrzej Stasiuk es un gran estilista, con una enorme finura para la descripción minuciosa que alumbra personajes y situaciones».
Irvine Welsh
Andrzej Stasiuk es uno de los escriptores polacos de mayor prestigio en la actualidad, y sus obras han recibido el elogio unánime de la crítica y del público. Su biografía es una de las más curiosas de entre el conjunto de autores polacos que surgieron después de la época comunista. Al ser expulsado del instituto, empezó a trabajar desde muy joven. Entró en el movimiento pacifista polaco a principios de los años 1980 y estuvo en la cárcel durante un año y medio por desertar del ejército, desde donde colaboró con diversas revistas «underground».
En 1986 abandonó Varsovia para ir a vivir a Czarne, una pequeña aldea del sur de los Cárpatos. Junto a su mujer fundó la editorial Wydawnictwo Czarne, donde además de sus propios libros, publica a otros escritores del Este de Europa.
Su debut literario Mury Hebronu (1992), lo escribió gracias a la inspiración que le proporcionó el tiempo que pasó entre rejas. Se trataba de una serie de relatos en que describía la experiencia deshumanizadora que le tocó vivir en un mundo dominado por la violencia y la brutalidad. En Cuentos de Galitzia (1994) relata las vidas de los habitantes de un pequeño pueblo de provincias en un momento de transformación política, en donde el lirismo poético convive con todo tipo de actos violentos. La publicación en 1995 de White Raven, su primera novela, le consolidó como uno de los escritores de mayor proyección en la Polonia post-comunista. A partir de entonces sus obras se fueron volviendo cada vez más impresionistas, más centradas en la descripción de la atmósfera y las gentes del este de Europa.
El mundo detrás de Dukla (1997) le dio a conocer fuera de las fronteras de su país, especialmente en Alemania, donde la novela se convirtió en todo un éxito de ventas.
DE CAMINO A BABADAG: PREMIO NIKE 2005
En 2005 Andrzej Stasiuk obtuvo el Premio Nike, el más prestigioso de la literatura Polaca, por De camino a Babadag (Acantilado, 2008).
El jurado dijo del ganador: «Es importante que Stasiuk haya tratado el tema de la Europa menor, porque así se preserva en la literatura un mundo que poco a poco está desapareciendo. El libro está constituído por una serie de imágenes poéticas y pictóricas que juntas crean algo, lo que Czeslaw Milosz llamaria el segundo espacio, por lo que no sólo describe a personas y paisajes, sino también una gran metáfora. Este volumen se puede ver bien como un conjunto de historias autónomas bien como una novela cohesionada.
Por Alexander Kaczorowski, Polityka
Podemos clasificar a los escritores polacos en dos categorías: los que consideran que inventar cualquier tipo de fábula es una actividad que está decididamente por debajo de la dignidad del escritor, y en consecuencia no van a hacerlo, o los que, aunque piensen de una manera similar, intentan hacerlo, con unos resultados generalmente lamentables.
Por suerte, existe todavía un tercer grupo, al que pertenece Stasiuk: son los escritores dotados de una voz propia, que encuentran a sus lectores independientemente del tema que aborden. Con toda seguridad, no es la descripción de Europa Oriental-Central lo que convierte a Stasiuk en un autor de moda. Fue él, al contrario, quien contagió a un considerable número de polacos inteligentes con su fascinación por este fragmento inolvidable del continente (del que Polonia constituye, evidentemente, una parte natural). […]
Ya desde los inicios de su carrera, los críticos llamaron la atención sobre su perfecto estilo, que constituía el elemento más importante de la escritura de Stasiuk. Yo mismo recuerdo perfectamente las reseñas de libros que publicaba en la primera mitad de la década de los 90 en Gazeta Wyborcza. En realidad, eran excelentes mini-ensayos, que eran tanto más fascinantes cuanto menos tenían en común con el libro que reseñaban. A decir verdad, durante muchos años el nombre de Stasiuk lo relacioné siempre con estas reseñas.
[…] en la prosa de Stasiuk desde siempre se ha percibido la fascinación por aquello que la gente ha olvidado, que ha sido arrinconado por la historia, menospreciado por los medios de comunicación. De la misma manera que en uno de sus maestros, Bohumil Hrabal. Tal vez esto sea curioso: es inútil hallar a la República Checa en el mapa de los viajes literarios de Stasiuk. Es un país demasiado civilizado y definido como para que el escritor pudiera moverse con la misma libertad con la que lo hace po Rumanía o incluso el este de Hungría.
Con todo, lo que le reportó a Stasiuk la popularidad digna de una estrella de rock fueron evidentemente las novelas, publicadas por la mujer del escritor, Monika Sznajderman, en la editorial Czarne, así como también el hecho de ser el único escritor polaco con una biografía interesante: fue uno de los primeros punk en Polonia, desertó del servicio militar por lo que estuvo en prisión durante un año, y por trasladarse a vivir a una vieja casa típica de la zona de los lemkos, donde vivía sin gas ni electricidad. […]