El camino Ullán, de Eduardo Milán
Por Luis Felipe Fabre
El camino Ullán puede entenderse como una suerte de «road poem»: una escritura que transita a la alta velocidad del ahora que inmediatamente deja de serlo. Porque hay que decirlo: existen pocos proyectos poéticos tan preocupados por el ahora, el presente, la realidad más inmediata, como la obra de Eduardo Milán. Este nuevo libro suyo funciona como una bitácora: un diario de viaje dedicado a un compañero de ruta, el poeta español José Miguel Ullán. Una bitácora que da cuenta de un lapso de tiempo específico: digamos un par de meses previos y un par de meses posteriores a la muerte de Ullán que tuvo lugar en mayo de 2009.
Un «road poem»: el verso que abre el libro nos pone ya en el camino: «la carretera de Toluca – Valle de Bravo bordeada de sauces». Pero el verdadero camino aquí es otro: se llama Ullán y es a la vez un punto de llegada: el destinatario de los poemas.
Porque Ullán no es propiamente el tema: los poemas de Milán hablan casi de cualquier otra cosa: de los aciagos días de la influenza humana en el DF a recuerdos familiares. Más que el tema, Ullán es una presencia. Más que una presencia: una ausencia con la que Milán dialoga. Una ausencia que es una presencia: un afecto.
Cualquier otra cosa: por los versos que conforman esta bitácora seres, cosas, sucesos, van pasando como paisajes por la ventanilla de un auto en la carretera. Lo que en realidad pasa: el ahora. En su preocupación por el ahora, hay, incluso, algo de periodístico en El camino Ullán: un afán por el dato duro. No es casual que, en un guiño, Milán se retrate a sí mismo comprando La Jornada. Cifras, estadísticas, declaraciones, noticias, forman parte de estos poemas. Pero Milán no “poetiza” estos materiales, en el sentido de que no los embellece, sino que los transfigura en materia poética al ponerlos en relación con otros materiales emotivos, conceptuales, y literarios provocando, así, reacciones insospechadas.
En un género como la poesía que, al menos en México, pareciera tender a desvincularse de la realidad inmediata, sólo Milán puede (se atreve) a dar cuenta en un poema sobre la escandalosa entrevista que Carmen Aristegui realizó a Miguel de la Madrid, por ejemplo, a la vez que juega intertextualmente con Gertrude Stein: «Carmen Aristegui es Carmen Aristegui / se ganó el derecho de ser ella misma».
En El camino Ullán el plano de lo real y el plano de lo poético forman, por momentos, una misma pista. Y es que este libro es precisamente eso: una autopista, una carretera, un camino: un tránsito entre un sitio y otro y que Milán atraviesa valientemente: el paso imposible que va del mundo a la poesía o de la poesía al mundo, según se vaya o se venga.
El camino Ullán
Eduardo Milán
Amargord, 2009
102 páginas
ISBN: 978-84-92560-22-6
http://amargordtransatlantica.blogspot.com/