Dragon Quest IX: Una apuesta arriesgada
Por David Tejera Expósito
La saga Dragon Quest es todo un fenómeno de masas en el país del sol naciente. Creada en 1986 por Yujii Hori y durante muchos años enemiga directa de la otra gran saga de juegos de rol japoneses: Final Fantasy, Dragon Quest nos llegó a España por primera vez oficialmente con la octava entrega para PS2: El periplo del rey maldito. Afortunadamente, las cosas han cambiado bastante desde entonces y ya disponemos en nuestro país y en perfecto español los remake de la cuarta y la quinta entrega para la portátil de Nintendo. La entrega que nos ocupa es ya la novena: Centinelas del firmamento y el primer Dragon Quest que aparece en exclusiva para una consola portátil, en este caso la Nintendo DS.
Nuestro Ángel de la guarda
En Dragon Quest IX tomamos el papel de un aprendiz de ángel de la guarda de la raza de los celestiales al que tendremos que crear desde cero y darle un nombre nosotros mismos. Al comienzo de la partida, seremos testigos de una clase magistral de nuestro mentor: Engel, el cuál nos enseñará los aspectos básicos de nuestra profesión, de como al ayudar a los humanos, estos nos aportarán benevolescencia que tendremos que ofrecer al gran árbol Yggdrasil en el Observatorio, nuestro hogar, para conseguir que dé sus frutos: los yggos, que permitiran a los ángeles volver a reunirse con el creador. Engel nos deja a cargo de un pequeño pueblo: Salto del Ángel en el que las cosas se empezarán a complicar, llegando incluso a perder nuestros poderes de celestial y a tener que vagar por el mundo en busca de los yggos.
La aventura en el Protectorado
Dragon Quest IX es un J-RPG de manual. Empezamos el juego con nuestro protagonista, al que tenemos que ir subiendo de nivel y comprándole equipo según vayamos avanzando en el juego para ir enfrentándonos a enemigos más poderosos cada vez. Una mecánica simple e identificable por todos los fans de los juegos de rol orientales a la que se han añadido ciertas características que harán el juego un poco más profundo e interesante:
Comenzamos el juego con la vocación de juglar y según vayamos subiendo nuestro nivel, se nos permitirá repartir puntos de mejora a nuestro personaje. Las habilidades a mejorar serán la pericia con cada uno de los tipos de armas presentes en el juego o una rama de habilidades especiales que depende de la vocación que tengamos en ese momento. Una vez hayamos avanzado en el juego, se nos permitirá cambiar la vocación de nuestro personaje principal —demasiado tarde para mi gusto— y al hacerlo volveremos a empezar desde nivel 1 pero conservaremos estos puntos de habilidad. Por lo que no es muy recomendable cambiarse demasiado, a no ser que se tengan las cosas muy claras.
Las diferentes vocaciones que podemos elegir a lo largo de la aventura serán: Juglar, Ladrón, Mago, Sacerdote, Artes Marciales y Guerrero. A parte de ellas, si realizamos una serie de misiones específicas podremos desbloquear vocaciones especiales: Armamentalista, Estrella, Gladiador, Guardabosques, Paladín y Sabio. Un amplio abanico de posibilidades que le da al juego muchísima variedad de clases y posibilidades de combate con grupos de personajes diferentes, aunque hay algunas bastantes descompensadas en comparación con las demás.
Uno de los principales añadidos del juego, a parte del modo multijugador del que hablaremos más adelante, es el de las misiones secundarias con las que nos encontraremos a lo largo de la aventura. Algunos personajes, marcados con un bocadillo azul cuando nos acerquemos a hablar con ellos, nos encargaran diferentes misiones que irán desde encontrar algún objeto en el mapa, enfrentarnos a algún determinado enemigo hasta que nos suelte un objeto en concreto o realizar acciones específicas en los combates. Hay 120 misiones en total al principio de la partida, por lo que si en algún momento nos aburrimos de la trama principal siempre podemos darnos un respiro y realizar un par de misiones para mejorar nuestro equipamiento con los objetos que nos darán como recompensa.
Otra de las novedades jugables la podemos encontrar es el Calderón, una marmita especial para alquimizar objetos que encontraremos en la posada de Pedranía. Con ella, podremos crear nuestros propios objetos y equipamiento gracias a las recetas que vayamos encontrando a lo largo de la aventura. Para cada receta será necesario tener un número determinado de objetos de varios tipos, por lo que si queremos tener un equipamiento mejor al que nos ofrecen en las tiendas de armas y armaduras, tendremos que pasarnos un tiempo matando enemigos para recolectar.
Jugando en equipo
En Dragon Quest IX, las opciones multijugador son unos de los puntos más fuertes del juego…al menos en Japón, donde hay mucha más gente por metro cuadrado jugándolo. A diferencia del resto de la saga donde todos los personajes protagonistas tienen una personalidad propia y están perfectamente encajados en la trama del juego, en esta entrega el único protagonista será el personaje principal. Los otros tres personajes tendremos que creárnoslos nosotros mismos —o jugar con los pregenerados que nos ofrece el juego— y no tendrán ningún tipo de repercusión en la historia. Una decisión demasiado arriesgada para mi gusto, consecuencia directa de que el juego se pueda jugar entre cuatro personas en multijugador local. En cualquier momento de la partida podemos ir a la posada de Pedranía y conectarnos con hasta tres amigos para que nos acompañen durante la aventura. Una opción más que interesante para los que dispongan de un grupo de amigos con otras tres Nintendo DS y otros tres Dragon Quest IX, pero que acaba siendo anecdótica e incluso perjudicial, ya que debido a ello se sacrifica uno de los pilares indiscutibles de la saga como son los magníficos personajes secundarios de las otras entregas.
Pero no todo iba a ser negativo en el multijugador, aparte de la posibilidad de jugar con nuestros amigos localmente, también tendremos la posibilidad de comprar objetos especiales cuando conectemos nuestro cartucho al servicio online de Nintendo e incluso se irán desbloqueando nuevas misiones semana a semana para alargar la vida del título. Todo un detalle que se agradece.
Dragon Quest IX es sin duda uno de los mejores juegos de rol disponibles en el catálogo actual de la Nintendo DS, algo bastante complicado teniendo en cuenta los grandes juegos de este género con los que cuenta la pequeña portátil de Nintendo. Aun así, la grandeza del cartucho se ve empañada por la arriesgada inclusión del multijugador en detrimento de una trama principal mejor cimentada: hay ocasiones en las que el juego parece que se desarrolla en capítulos que no tienen nada que ver entre sí, a parte del gran problema de los personajes secundarios.
Lo mejor:
– Técnicamente sobresaliente para ser un juego de DS
– Melodías y efectos de sonido inconfundibles para los admiradores de la saga
– Numerosas misiones y jefes finales para continuar aunque se haya acabado la trama principal
Lo peor:
– Es demasiado fácil para ser un Dragon Quest aunque la cosa mejora una vez terminada la trama principal
– La historia principal no es tan buena como en anteriores entregas
– Que solo haya un personaje protagonista
Puntuación: 9