Por los tiempos de Manhattan
Por Jesús Villaverde Sánchez.
Con motivo de PhotoEspaña 2010, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía acoge la exposición colectiva Manhattan, uso mixto. Fotografía y otras prácticas artísticas desde 1970 al presente. Pese al nombre tan largo, se puede decir que la exposición consta de alrededor de cuatrocientas fotografías aderezadas con algunas pequeñas proyecciones y videos.
El conjunto de las fotos está considerado como una muestra de mucha altura. No defraudará al que vaya a ver la exposición y pague los tres euros (si eres estudiante la entrada es gratis y da derecho a ver todo el resto del museo), aunque creo que tampoco saldrá demasiado entusiasmado de la exposición, en cuanto a la belleza de ésta, pero sí, en cambio, a su valor documental. Fotografías, algunas que dicen mucho y otras que no aportan absolutamente nada, pero que muestran, sin duda, el tiempo.
Con una organización un poco caótica, quizá mejorable, los pasillos del Reina Sofía acogen series de aquí y de allá, sin aparentemente orden lógico, ni cronológico, ni por autor, ni temática. Se podría decir que Manhattan se convierte en el edificio Sabatini del Reina Sofía en un conjunto de pasillos que se entrelazan de manera similar a los transbordos de metro, plagados de fotogramas.
Existen series colectivas verdaderamente impactantes y originales, fruto del trabajo de multitud de autores, que retrataron el cambio que sufrió la ciudad desde los años setenta, con el aprovechamiento de las naves industriales por parte tanto de artistas como de los encargados de diversas actividades muy lejos del arte, hasta la actualidad más cercana.
La muestra recoge muchas imágenes que muestran un Manhattan cargado de melancolía y calles vacías, como delatan las fotografías de Peter Hujar o, sobre todo, las de Catherine Opie, fantásticas. También me parecieron de lo más destacable las series de Barbara Probst y Robert Longo en las que se pueden ver varias personas sobre una azotea y al fondo el skyline neoyorquino y en actitud artística. Ese es el aprovechamiento de la ciudad del que hablábamos anteriormente.
También se dota de series extravagantes esta exposición. Así lo documenta la serie que Emily Roysdon tomó en los muelles abandonados en la orilla del río Hudson, por ejemplo, en la que aparecen parejas, heterosexuales y homosexuales, practicando sexo, entre muchas otras actividades que no nos serán para nada indiferentes. Un tipo de trabajo que se acerca más a lo fotoperiodístico que al arte.
No sería mi impresión la misma si me hubiese ido sin pasar por la última sala. Se hubiese quedado la muestra un poco huérfana en cuanto a lo artístico. En ella se muestran fotografías de una serie de Jennifer Bolande. La artista recorrió las calles de la ciudad fotografiando bolas del mundo en los alfeizares de la ventana. Posiblemente esta serie sea una de las que menos valor documental tenga, pero a mí fue una de las que más me gustó y me pareció eternamente tierna. Muy evocadora de la infancia, en la que cualquiera ha jugado alguna vez con algún globo terráqueo de estas características.
Manhattan, uso mixto es, más que una exposición fotográfica, una muestra del paso del tiempo a través de las modificaciones a las que se ve sometida la ciudad. Una muestra colectiva muy acertada, teniendo en cuenta el tema central de PhotoEspaña: el propio paso del tiempo.
En definitiva, una exposición interesante sobre Manhattan, de la que merece la pena aprovechar su paso por Madrid, aunque sigo pensando que para conocer mejor Manhattan y Nueva York mediante el arte es necesario ver a Woody Allen. La exposición se podrá ver en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía hasta el 27 de septiembre.