«Me he asomado por la verja…», Juan Ramón Jiménez
Me he asomado por la verja…
Me he asomado por la verja
del viejo parque desierto:
todo parece sumido
en un nostálgico sueño.
Sobre la oscura arboleda,
en el transparente cielo
de la tarde, tiembla y brilla
un diamantino lucero.
Y del fondo de la umbría
llega acompasado el eco
de algún lago que se queja
al darle una gota un beso.
Mis ojos pierdo, soñando,
en la bruma del sendero;
una flor que se moría
ya se ha quedado sin pétalos.
De una rama amarillenta,
al temblar el aire fresco,
una pálida hoja mustia
dando vueltas cae al suelo.
Ramas y hojas se han movido,
un algo turba el misterio;
de lo espeso de la umbría,
como una nube de incienso,
surge una virgen fantástica
cuyo suavísimo cuerpo
se adivina vagamente
tras blanco y flotante velo;
sus ojos clava en los míos
y entre las sombras huyendo,
se pierde callada y triste
en el fondo del sendero.
Desde el profundo boscaje
llega monótono el eco
de algún lago que suspira
al darle una gota un beso.
Y allá sobre las magnolias,
en el transparente cielo
de la tarde, tiembla y brilla
una lágrima-lucero.
El jardín vuelve a sumirse
en melancólico sueño,
y un ruiseñor dulcemente
gime en el hondo silencio.
Rimas (1902)
Juan Ramón Jiménez.