El circo de los extraños: raro, raro
Por Sergio C. Fanjul
El título original de este filme de Paul Weitz (American Pie) es Cirque Du Freak. The Vampire’s Assistant. Veamos: una primera parte (Cirque du Freak) que puede recordar a Freaks, de Tod Browning, (La Parada de los Monstruos), con el extrañamiento además de estar escrito en francés; una segunda (The Vampire’s Assistant) que nos remite al cine de vampiros, pero que no sabemos muy bien qué tiene que ver con lo anterior. Para colmo la película comienza, después de unos sugerentes títulos de crédito, como una historia cotidiana adolescente de esas a las que tanto nos tiene acostumbrado el cine americano: un instituto anodino, en un anodino suburbio de clase media en un lugar cualquiera de los Estados Unidos. Una buena mezcla.
Allí una pareja de amigos de 16 años, Darren (Cris Massoglia), el guapo, listo y bueno, y su colega algo más macarra, acuden a una sesión de un misterioso circo de freaks que llega al pueblo, donde se verán envueltos en un buen jaleo que cambiará sus vidas para siempre, sacando de cada uno lo mejor, y lo peor, que llevan dentro. Llama la atención la forma un poco burda en la que conviven los dos ambientes en que desarrolla la película: por un lado el mundo del pueblo, realista y luminoso, tan normal, y por otro el espacio onírico, colorista, circense y algo gótico, donde se desarrollan las historias relacionadas con el circo, habitado por hombres lobo, enanos, una mujer barbuda (Salma Hayek), un joven chico indie y lagarto al mismo tiempo (quiere montar una banda de rock) y unos vampiros ( John C. Reilly y William Dafoe), liderado por un Ken Watanabe convertido en Mr. Alto.
El argumento cojea un poco, aunque puede ser del gusto del público infantil y adolescente, sin que esto quiera decir, ojo, que el cine juvenil tenga que flojear. La guerra en torno a la que gira la película entre los vampiros buenos (que han decidido dejar de matar a sus víctimas y ya solo las sedan para beber su fresca y deliciosa sangre) y los vampiros malos, o vampiranos, que, faltos de todo escrúpulo, se llevan a cualquiera por delante, resulta algo pueril. Y las apariciones de estrellas como Salma Hayek y William Dafoe son tan anecdóticas que uno piensa que sólo han sido colocados ahí como reclamo. Sin embargo tiene su gracia verle crecer la barba a la Hayek, y la peli puede llenar una aburrida tarde de domingo de seres fantásticos y bonitos colores y efectos especiales.
El Circo de los Extraños está basado en la serie de libros del escritor irlandés Darren Shan. Teniendo esto en cuenta (hay 12 volúmenes) y el final abierto, lo más probable es que, si las cosas van medio bien (para la productora), tengamos secuelas.