Novedad editorial: Un bárbaro en el jardín
Un bárbaro en el jardín. Zbigniew Herbert. Acantilado. Rústica cosida, 13 x 21 cm. 288 páginas. 22 €.
Zbigniew Herbert fue, además de poeta, un ensayista de una densidad y una capacidad comunicativa incomparables. La solidez y claridad de su prosa, que mantiene siempre una extraordinaria belleza, es un auténtico prodigio. Un bárbaro en el jardín nos hace viajar a la vez por las tierras de Europa y por su historia: desde el arte y la cultura que arrancan de la pintura rupestre de Lascaux hasta hoy. Visita Francia y también Italia: las aportaciones de la Magna Grecia que descubre en las ruinas clásicas de Pæstum, la maravilla de las viejas fortalezas y las catedrales góticas y románicas, los jardines à l’anglaise de la Francia ilustrada, el destino trágico de albigenses, cátaros, cruzados y templarios, la superbundancia del Renacimiento italiano—entre otros el Duccio, Sassetta, Piero della Francesca o Fra Angelico—, van tejiendo un entramado con sutiles y esclarecedoras iluminaciones. El lector reencontrará en este libro al Herbert que supo maravillarnos con sus estudios y apócrifos neerlandeses de su Naturaleza muerta con brida (Acantilado, 2008).
«Zbigniew Herbert es uno de los grandes de nuestro tiempo. Está al mismo nivel de sus compatriotas Czeslaw Milosz y Wislawa Szymborska».
Charles Simic
SOBRE EL AUTOR
Zbigniew Herbert (Lvov, 1924 – Varsovia, 1998). Poeta, ensayista y dramaturgo. Estudió Derecho, Bellas Artes y Filosofía. Entre muchos otros reconocimientos, recibió el premio Herder en 1973. Zbigniew Herbert fue sin duda uno de los más grandes poetas polacos del siglo XX. Estudió literatura polaca en la Universidad Jan Kazimierz en Lvov y se convirtió en un miembro del movimiento de resistencia underground. Tras la ocupación de los territorios polacos por la URSS en 1939, consecuencia del pacto Molotov-Ribbentropp, Herbert participó en el movimiento de oposición y de ayuda a los deportados y más tarde ingresó en el Ejército del Interior, movimiento de resistencia a la ocupación nazi.
En 1944 se trasladó a Cracovia donde obtuvo el título de Económicas. Durante los años cincuenta, al negarse a aceptar las directrices que le marcaba el Partido Comunista, se vio obligado a aceptar todo tipo de trabajos para sobrevivir. En 1956, tras la muerte de Stalin, publicó Struna swiatla, su primer libro de poemas, colocándose de inmediato entre los más prominentes escritores polacos de la época. En 1957 vio la luz su segunda colección de poemas, Hermes. Aunque Herbert es principalmente conocido por su poesía, la calidad de sus ensayos es igualmente sobresaliente. En 1962 apareció su primera colección de ensayos: Un bárbaro en el jardín es un cuaderno de viajes por Francia e Italia. Naturaleza muerta con brida (1991; Acantilado, 2008) lo escribió hacia el final de su vida.
A raíz de la publicación de Selected Poems (1968) en Inglaterra y Estados Unidos, con traducción de Czeslaw Milosz y Peter Dale Scott, Herbert se convirtió en uno de los poetas contemporáneos de habla inglesa más populares del mundo. Con Mr. Cogito (1974) alcanzó si cabe mayor fama. La poesía de Herbert destaca por un lenguaje directo y una fuerte preocupación moral, sin duda surgidos de las experiencias vividas bajo los regímenes comunista y nazi. Del horror saca la inspiración para dibujar conclusiones constructivas y tender un puente entre lugares a priori irreconciliables: el pasado y el presente, el sufrimiento y la poesía.
Si bien Herbert empezó a escribir con sólo diecisiete años, no fue hasta cumplidos los treinta y dos cuando pudo ver editado su primer libro. El clima político de Polonia durante los años cincuenta y sesenta, con la supresión por parte de los nazis de la edición de todo tipo de libros, y más tarde con la censura del régimen estalinista, se lo impidieron. Como dijo en una ocasión Czeslaw Milosz: “Con anterioridad a 1956 el precio de ver publicado tu libro era renunciar a tu más profundo ser”.
Herbert estuvo siempre comprometido con los tiempos que le tocó vivir por lo que, de alguna manera, se le puede considerar un escritor político. No rehuía ningún tema por espinoso que pudiera resultar en aras de la verdad. Su continua oposición no era en absoluto dogmática. No estaba dispuesto a renunciar a su verdad por ningún tipo de dogma. “En Polonia”, dijo Herbert en una ocasión, “vemos al poeta como un profeta y no únicamente como un fabricante de frases o un imitador de la realidad. El poeta expresa los sentimientos más profundos y la conciencia más amplia de la gente. El lenguaje de la poesía difiere mucho del de la política. Y vive por más tiempo que aquél. El poeta fija su mirada sobre un vastísimo terreno y unos extensos períodos de tiempo. Realiza observaciones sobre los problemas de su tiempo. Plantea todo tipo de dudas e incertidumbres y lo pone todo en cuestión.”
Herbert destaca por la capacidad que tiene para envolver sus escritos, de situaciones humorístico-satíricas y de fantasía, sin abandonar por ello su tono de seriedad característico. La fantasía y el humor le blindan y le permiten enfrentarse a sus demonios, la opresión política, etc. De esta manera resiste la embestida del lenguaje deshumanizado proveniente del Estado y mantiene a salvo su propio ser.
Su poesía y su prosa están a la vez salpicadas tanto de alusiones bíblicas como de la mitología griega. El mito reduce la mirada de la experiencia contemporánea, situándola bajo una perspectiva que permite a Herbert verla sin perder el sentido del humor. El uso del mito lo libera de los confines de los hechos históricos concretos.