Evolución: el mayor espectáculo sobre la tierra
Evolución: el mayor espectáculo sobre la tierra. Richard Dawkins. Espasa (2009).
Por Gonzalo Muñoz Barallobre.
Es Richard Dawkins(1941) –etólogo británico y actualmente profesor en la universidad de Oxford- un feroz defensor de la teoría de la evolución. Admirador ferviente de Darwin, disemina, a través de sus obras, la propuesta teórica que se encuentra en el Origen de las especies (1859) así como su consecuencia más directa: la inexistencia de Dios – en esta línea destaca su libro El espejismo de Dios (Espasa-Calpe, 2007).
De la mano de la editorial Espasa se nos ofrece su última obra: Evolución: el mayor espectáculo sobre la tierra. Reconocidos por el autor, dos son los motivos que le han llevado a escribirla. En primer lugar, como homenaje y celebración por el bicentenario del nacimiento de Darwin y por los 150 años de la publicación de su revolucionaria obra, y en segundo lugar, para saldar una deuda pendiente: el discurso de sus anteriores obras se levantaba sobre una teoría que se presuponía probada y admitida, pero que a la vista de las encuestas -el cuarenta por ciento de los estadounidenses no creen en la evolución- y los numerosos ataques lanzados por los creacionistas y los defensores del diseño inteligente, exige una demostración. Darla constituirá el hilo conductor de este libro y la liquidación de la deuda antes mencionada.
Admite Dawkins que lamenta pasar más tiempo defendiendo la teoría de la evolución que explicándola en las aulas. De manera clara va exponiendo las pruebas que la confirman al tiempo que refutan la propuesta creacionista. De manera especial se disfruta -se nota la flema inglesa- de las respuestas a alguna de las objeciones enunciadas por aquellos que creen, de manera literal, en las explicaciones dadas en el Antiguo Testamento.
En sus páginas –llenas de gráficas, dibujos y fotografías- se van despejando dudas y aclarando nociones que no son tan conocidas: se denuncia el peso que todavía tiene en nuestra mentalidad la filosofía platónica y se termina con la vieja cancioncilla que dice que venimos del mono: tenemos un antepasado común que no es lo mismo que descender directamente de éste.
Para saber más sobre la evolución y tener la capacidad de explicarla y comprender el espectáculo que ante nosotros, y a través de nosotros, se pone en juego, se recomienda su lectura.
Para terminar, una pregunta:
¿Sabrá Dawkins que el pobre Darwin da rostro al mono que aparece en la etiqueta del conocido anís?
Busquen por internet y entenderán lo que digo.