Las rosas, de Eça de Queirós
Por Jesús Villaverde Sánchez.
Las rosas. Eça de Queirós. Acantilado. 56 páginas. 10 €.
Las rosas fue publicada por la Gazeta de Noticias de Río de Janeiro en 1893, los días 11, 12, 14, 16 y 18 de junio. En sus páginas, el gran escritor luso describe una pequeña historia de la flor y toda su simbología desde el periodo clásico hasta la era contemporánea, en la que, pese a haber perdido cierta identidad, esta flor sigue atesorando multitud de connotaciones positivas y simbologías ocultas.
Eça de Queirós se destapa en estas páginas como el gran periodista que fue, aunque a él le costase reconocer que ejercía dicha profesión, como muestran sus propias palabras. “Soy, a mi manera, y de muy imperfecto modo, una especie de periodista”, decía el propio escritor. Pero lo cierto es que empezó su andadura en las letras escribiendo para un periódico y culminó de la misma manera. Además, a lo largo de su carrera literaria, una extensa lista de sus publicaciones se compone de series y recopilaciones de artículos periodísticos.
En Las rosas, Eça se refiere a las rosas como un importante elemento divino en la mitología griega, en la que describe con minucioso detalle algunos vergeles repletos de ella. Narra también como, poco a poco, incluso divinidades que al principio se mostraban reacias ante los encantos de la flor, acabaron sucumbiendo ante su belleza. Muy destacable la bonita historia que narra el luso de cómo se tiñó la rosa de color rojo, gracias a Venus, ya que originariamente su tonalidad era blanca. Anécdotas de dioses y héroes que resultan verdaderamente bellas.
No obstante, uno de los elementos en los que más énfasis pone el autor portugués es en la relación de altibajos con la Iglesia católica, que mostraba cierto recelo a la flor, por su pasado pagano. Y de cómo, el paso del tiempo hizo de un elemento claramente pagano, algo perfectamente introducido dentro de las tradiciones católicas, como por ejemplo los sepelios.
Además, Eça de Queirós añade a su extenso reportaje un punto muy importante: la conversión de la rosa en un elemento claramente político, primero asociado a la nobleza y clases más altas, y después tomada como símbolo popular del socialismo. En definitiva, la rosa ha conseguido rendir a todos ante su belleza; en palabras del propio autor, esta flor “embellece el amor y consuela la muerte. Con ella se coronan los que triunfan en la guerra y los que triunfan en el arte.”.
Existen artículos periodísticos que merecen entrar en la historia del periodismo, e incluso convertirse sigilosamente en novelas cortas, dignas de lectura por cualquier periodista o amante de las letras. Creo que Las rosas es una de estas obras. Sus cincuenta páginas se presentan como la historia de una flor “que ha sido sucesivamente helénica, pagana, imperial, feudal, católica y mística”.