Álex de la Iglesia, de iconoclasta a condecorado
Sus películas salvan la taquilla española cada vez que estrena, al frente de la Academia de Cine consiguió el regreso del hijo pródigo (Pedro Almodóvar) a los Goya, mantiene el diálogo con el Gobierno con una crítica constructiva, su humor inteligente le hace un tipo al que todos quisiéramos invitar a una cena en casa… Álex de la Iglesia (Bilbao, 1965), director y guionista, acumula méritos más que suficientes para merecer el Premio Nacional de Cinematografía 2010, dotado con 30.000 euros, que ayer le concedió el Ministerio de Cultura.
“Objetivamente me siento avergonzado porque, al menos, me vienen a la mente cinco personas que se lo merecen más que yo. Me siento feliz y orgulloso porque es un honor increíble. Lo agradezco infinito”, declaró el galardonado a través de un comunicado de la Academia.
El irreverente e iconoclasta, que debutara con el corrosivo corto Mirindas Asesinas, ya no sólo es académico sino que las instituciones le condecoran. De la Iglesia recibirá el premio, el próximo septiembre, en uno de sus certámenes favoritos, en el marco de la 58ª edición del Festival de San Sebastián.
El premio, que en su edición anterior recayó en la actriz Maribel Verdú, ha tenido como destinatario al cineasta vasco «por su incuestionable trayectoria profesional, innovadora y transgresora, que sin duda ha enriquecido el lenguaje de nuestro cine; por su papel al frente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España; por su clara labor a favor del consenso y del acercamiento entre todos los que forman parte del cine español, y de ellos con la sociedad”.
El jurado estuvo presidido por el director general del Instituto de Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA), Ignasi Guardans, y formado por Rosario Alburquerque Pérez, subdirectora general de Promoción y Relaciones Internacionales del ICAA; Teresa Enrich, Ricardo Steinberg, Juan Carlos Cuello, Jesús Robles, Álvaro Augustín, Cayetana Guillén Cuervo, Virginia Yagüe, Chus Gutiérrez y Maribel Verdú.
Licenciado en Filosofía por la Universidad de Deusto, probablemente heredó de sus maestros jesuitas las habilidades que demuestra como representante de los cineastas españoles. Pronto aparcó la metafísica kantiana para iniciarse en el audiovisual como decorador y en la dirección artística del cortometraje Mamá (1988), de Pablo Berger, y de Todo por la pasta, de Enrique Urbizu.
Se estrenó con un corto legendario, Mirindas asesinas (1991), convirtiéndose en director revelación y enganche entre las nuevas generaciones de espectadores, cansadas de títulos sobre la Guerra Civil, y el cine patrio. Tras un alud de premios en numerosos festivales, Almodóvar le produjo su primer largometraje, Acción Mutante (1993).
La comedia, ciencia-ficción con mensaje revolucionario, fue doblemente galardonada en el Festival de Cine Fantástico de Montreal y obtuvo tres Premios Goya. Con la segunda, El día de la bestia (1995), consiguió seis Premios Goya (entre ellos el de Mejor Dirección) y diversos premios en los festivales de Géradmar y Bruselas, además de viajar a Venecia, Toronto y Sitges, además de arrasar en taquilla.
La película es ya referencia obligada en la historia del cine nacional gracias a su originalidad, ritmo, factura y un reparto memorable. Algunas de sus escenas, como la del cartel de Schweppes de Callao, han calado en el imaginario colectivo de los paisajes de Madrid.
Perdita Durango (1997), Muertos de risa (1999) y La Comunidad (2000) supusieron la continuación de esta carrera meteórica. De ahí pasó a producirse a sí mismo en 800 balas (2002) con su empresa Pánico Films. Después vendrían Crimen ferpecto (2004) y Los crímenes de Oxford (2007), con Elijah Wood, Leonor Watling y John Hurt.
Ha dirigido sketches para televisión (El peor programa de la semana para TVE e Inocente, Inocente, para las autonómicas), el episodio La habitación del niño, de Películas para no dormir (2006) y la serie Plutón B.R.B. Nero (2008) para La 2. Ha escrito la novela Payasos en la lavadora (1997) y ha publicado varios ensayos en prensa. Acaba de terminar su último largometraje, Balada triste de trompeta.