El desajuste del mundo
El desajuste del Mundo: Cuando las civilizaciones se agotan. Amin Maalouf. Alianza Editorial (2009).
Por Ignacio González Barbero.
La altura de nuestra época va creciendo y nuestra estatura, sin embargo, no cambia. La frenética evolución material y tecnológica nos sitúa ante un mundo nuevo y en constante cambio. Tratamos de medir esta realidad actual con estimaciones y prejuicios de antaño; no sirven, porque la época que nos está tocando vivir nos reta inevitablemente y se desquicia a causa de nuestros antiguos cerrojos.
Amin Maalouf recoge, en este libro, ese desajuste del hombre con el mundo, del hombre consigo mismo: la crisis financiera, el choque de civilizaciones y el cambio climático son las piedras de toque que nos invitan a un tratamiento serio de la situación del hombre a principio del S.XXI.
No hay marcha atrás. Hace falta un humanismo nuevo: hay que inventar nuevos puntos de referencia, que doten de sentido a nuestras vidas y, por tanto, al mundo humano. Para ello, ha de buscarse un asentamiento firme en los valores universales, por esencia y excelencia: la libertad, la diversidad armoniosa de los pueblos (que forman parte de “una” humanidad) y el respeto a la vida de lo otro (la naturaleza) y de los otros.
El mundo de hoy se ha convertido en una lucha por imponer identidades propias, comenta el autor, y ha sacrificado la búsqueda por exponer esos valores comunes. Tanto el mundo Árabe como Occidente (Europa y EEUU) han entrado en una dinámica de choque, consistente en la afirmación terca de una pureza identitaria que no significa nada, que sólo da sentido a la violencia subyugante hacia el otro y los otros.
Aparte, los modelos de gestión, en el mundo y con el mundo, han entrado en profunda crisis. El capitalismo ha llegado a un momento de recesión económica que pone en cuestión el modo de aplicarlo (el mercado libre es un buen sistema, siempre y cuando se aplique respetando la dignidad de las personas y de la Tierra que habitamos).
Existe una antigua maldición china que reza: “Ojalá te toque vivir tiempos interesantes”. No cabe duda de que éstos lo son. La obra de Maalouf nos invita a que esas palabras se conviertan, a partir de este momento de la historia, en la expresión de una bendición.