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El aprendizaje

Por María Antoranz.

Encerrona de y por Pepe Viyuela

www.lachocitadelloro.com

Próxima actuación : 31 de julio en Festiclown (Vigo)

Pepe Viyuela estuvo actuando los viernes de junio en la emblemática Chocita del Loro de Gran Vía, templo del humorismo en Madrid, con su espectáculo Encerrona que es… mudo! Y es que Pepe escapa al rasero habitual del actor de fama altiva y distante que suele conllevar un papel protagonista en una serie de televisión de éxito. De hecho, más que como “famoso” habría que tratarle como a un artista que simplemente necesita desaforadamente expresar, ya sea con palabras en sus poesías o en un teatro (dramáticamente a veces, como este invierno en El pisito), ya sea sin ellas. Del arte del clown, Pepe ha desarrollado esa sensibilidad especial, además de la calma dulzura en la mirada, que tienen los payasos para hacer de lo cotidiano toda una aventura insólita, excitante y divertida y que hemos podido disfrutar en su interpretación inigualable del personaje Filemón en el cine. Porque si algo comprendió del circo fue el poder de la imaginación, algo que su hijo adolescente, por ejemplo, no comparte cuando se pone al mando (o eso cree…) de su playstation.

En Encerrona, Pepe Viyuela pone en práctica toda la sabiduría adquirida al filo de los años y en un alarde de sobriedad contextual sale al escenario con una simple maleta de nómada, una guitarra y luego una escalera, sin más remedio, como cuando una madre da a luz arrojándonos a una vida – o a una soledad – que no habíamos elegido en principio. En una combinación de gestos y escasos objetos o sonidos, va creando situaciones que pasan del impás a la abyecta liberación, por así decirlo, haciendo malabarismos continuos con lo que solemos llamar “paradoja”. Es así que ponerse o quitarse una chaqueta (ese clásico del clown) se convierte en todo un reto existencial a la claustrofobia de sus mangas y bolsillos, mientras que, en una búsqueda constante de diálogo gestual (y visual) con el público, Pepe Viyuela alude con pudor a la “sordera” de nuestra sociedad. Como cuando consigue tocar por fin la guitarra y sólo le sale flamenco…

Sin duda, hay que destacar también lo que no se ve ante tanta expresión corporal y es el tremendo esfuerzo físico que supone tardar unos veinte minutos en subirse a una escalera de mano tal y como se aprecia en la foto en su resultado final. Lo que no se ve ahí son las veces en que Pepe ha estado boca abajo agarrado a dicha escalera como una lapa. La metáfora funciona, desde luego, y la imaginación infantil nos catapulta al difícil aprendizaje del vivir en increíble y contumaz equilibrio…

Pepe Viyuela anda ahora preparando la adaptación de un monólogo sobre el marxismo, Marx en el Soho, en el que Marx vuelve de la muerte para hablar de la evolución de su filosofía haciendo una crítica de la interpretación que se le había dado hasta ahora. Sin duda no es el peor comienzo de balbuceo y desde aquí le deseamos mucha mierda.

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