No te signifiques (3)
Por Jorge Díaz.
Me cae mal la gente que empieza diciendo “decíamos ayer” cuando se refieren a algo que pasó hace tiempo.
– Es que lo usó Fray Luis de León…
– Me cae mal Fray Luis de León y le niego cualquier autoridad sobre nada. Ni siquiera me fío de él como persona.
Qué fácil es decir esto, como no se puede defender… No me cae mal Fray Luis de León, de hecho, quitando lo de “decíamos ayer” y que murió en Madrigal de las Altas Torres, que me parece un nombre estupendo para un pueblo, no conozco nada suyo; son las lagunas de mi educación: me sé los nombres y algún detalle más sin importancia, pero no he leído la obra del bueno de Fray. Para que se vea que la LOGSE no tiene la culpa de todo. Los burros venimos de lejos, de varias generaciones.
Con esta bonita introducción, de lo que quería hablar es de la crítica, que no es más que despotricar contra los demás, hablar mal de los muertos y de algunos vivos. Decía yo el otro día, que no ayer, que había que hablar bien de los demás por prudencia y cobardía. Hay excepciones: que no se puedan defender.
– ¿Quiénes no se pueden defender?
– Los muertos, los que están muy lejos y los muy importantes.
– ¿Eres tan rastrero como para criticar a un muerto?
– Sin el menor pudor. La muerte no mejora sus obras y a mí me libera del miedo a sus venganzas. Con los extranjeros y los ancianos me pasa lo mismo.
– ¿Y los importantes?
– No van a caer tan bajo de preocuparse sobre lo que yo escriba.
Imaginemos que yo critico una novela de Saramago, que me gusta mucho hacerlo. ¿Creéis que él, que tiene un premio Nobel al que sacar brillo, va a venir a mi casa a exigirme que me retracte? No, en absoluto. Además está mayor. Por eso me meto con él, no porque no me guste lo que escribe. Es como un brindis al sol, oculto mi cobardía tras mi crítica despiadada. De hecho, El año de la muerte de Ricardo Reis me parece una buena novela.
– ¿Estás elogiando a Saramago?
– No hay que tomarse las cosas al pie de la letra. No me gusta la novela entera, sólo pedazos sueltos.
Que yo critique a Fray Luis, injustificadamente, tampoco demuestra mi perversidad: no soy el único que habla mal de los muertos. Ahora, por ejemplo, está de moda criticar a Camilo José Cela. Yo, sin embargo, no me meto con él: me parece que de todos los que han escrito por aquí, es el mejor. Si se llega a morir nada más acabar La Colmena y La familia de Pascual Duarte, le tendríamos que hacer monumentos. Aún así, habiendo vivido en exceso, no estoy seguro de que no se los haya merecido. A lo mejor no me habría tomado un café con él, pero escribía cojonudamente, aunque no esté de moda decirlo.
– ¿Y no te parece mal que fuera censor en el franquismo?
– ¿De qué estamos hablando, de moral o de literatura? A mí me da igual si el escritor es buena o mala persona, lo que quiero es que escriba bien.
– No es muy popular lo que estás diciendo.
– Lo retiraría si pudiera, pero le admiro demasiado.
Criticar a los que están lejos se ha ido haciendo más peligroso y está dejando de ser cómodo. La culpa es de la globalización, todo el mundo se entera de todo. Imaginemos, y repito que son sólo ejemplos, que yo criticara a Phillip Roth.
– Eh, tío, me he pasado años admirándote; quiero que publiques novelas, no partes médicos.
Si pensara eso, podría decirlo porque:
a) Vive muy lejos.
b) Es un señor muy importante y no sonríe en las fotos.
c) Está mayor.
Se cumplen todos mis requisitos. Pero no cabe descartar que él se guguelee a diario – yo lo hago – se entere de lo que he dicho y me llame.
– Tengo más literatura en un parte médico que tú en quinientas páginas, your asshole.
Lo último no lo traduzco porque es malsonante. Tampoco creo que Phillip usara esas palabras, son una licencia mía. Lo que me deprimiría es que es verdad: él dice “obstrucción intestinal” y yo la veo, es que la veo como si en lugar de ordenador usara un escáner para escribir.
Pero estoy dispuesto a arriesgarme a que me llame. Si en algún momento decidiera criticar a Phillip Roth, que aún no porque todavía le admiro mucho, lo haré. Quizá la próxima vez que aparezca una obstrucción intestinal en una de sus novelas.
Muy bueno. Eres un monstruo, chaval, pero, en cualquier caso… no te signifiques.
Los escritores como los toreros y los futbolistas, entre otras cosas estan para eso, para ponerlos a parir. Sobre Philip Roth habria mucho que decir, en cuanto a Saramago, poco. Es un coñazo, un triste y un estalinista.
Me ha gustado mucho el artículo. Gran hallazgo el verbo guguelear, así, castellanizado.