Emma Roulotte perdida en el cuento
Me gusta Emma Roulotte, es usted porque habla de cosas ajenas a nuestra narrativa breve. Me explico. En España, todos nosotros leemos siempre las obras en su lengua original y despreciamos las traducciones. Y, más, mucho más, si se trata de autores norteamericanos que dicen palabrotas (“faquin, faquin”) y cuentan cosas guarrindongas. Así, nunca encontrarás un cuento en el que un personaje diga que todo es maldito, desde la madre hasta el microondas, si su autor quiere ganar premios. O jodido, si el mismo autor quiere demostrarnos que tiene personalidad y también ganar premios. Somos conscientes de que la acumulación de tópicos bucosquianos como si fueran colillas dentro de una taza de café no nos lleva a ningún lado. Los usamos con responsabilidad. Lo contrario sólo puede pasar dentro de este libro.
Son responsables nuestros traductores y editores, que saben que cualquier tipo de maltrato sobre un autor tiene consecuencias físicas irreversibles. De hecho, por la calle, nunca he visto enanos deformados por las torturas que han sufrido sus obras. También salen aquí y se llaman Franz, Joyce o Jorge Luis. Sin embargo, todos han sido exiliados a un planeta lejano y pertenecen a un mundo de ciencia-ficción. Ciencia-ficción. Nada que ver con nosotros.
Nuestros lectores tienen muy claro lo que es un buen relato. Desprecian airadamente a los que los producen en serie. Como si fuera verdad eso que dice Propp al principio de Morfología del cuento. Sí, lo de que la crítica y la botánica van de la mano y que entre el estudio del cuento y el de los gladiolos no hay diferencias. A ninguno de nuestros cuentistas le han dicho nunca lo de “cuentos para niños, ¿no?”. Así que el que Norberto Luis Romero dedique un cuento a Propp y a Linneo no nos inquieta para nada. Y no nos salpica una parodia del cuento infantil. Total, todos ya hemos visto Shrek, ¿no?
Nuestros escritores no consumen CUENTOVAK 10. Son conscientes de que una sobredosis tiene terribles consecuencias. Si no, que se lo pregunten a las hermanas Brönte. A nuestros escritores se les escapa la inspiración por las orejas. Por eso, prefieren darse un paseo en chandal por el centro comercial antes de ir a una tienda de palabras. Porque para escribir cuentos, un género menor, no hace falta tener ni idea de cómo se pone una palabra detrás de otra. Ni saber algo de los principios básicos del género. Eso es para la novela, que, por lo menos, hace ganar un euro.
Además, en castellano, nadie se atrevería a hacer un microcuento sobre un dinosaurio. Porque nuestros autores son decentes. Tan decentes que nunca escribirían sólo para ganar premios como la muchachada que sale en el libro.
Así que me he leído Emma Roulotte, es usted como si todo esto no fuera conmigo. He disfrutado de una obra escrita con inteligencia y oficio. Así y sólo así he podido sumergirme en su delicada estructura de libro que custodia bajo sus tapas dos espejos enfrentados. O, mejor, esas misteriosas cajas chinas que los personajes se pasan de historia en historia. Y he descubierto que bajo la aventura pirandelliana de Emma Roulotte como personaje que salta de una parodia a otra en busca de un papel decente hay oculto un profundo amor por la literatura, por la literatura de verdad, esa que cuenta cosas. ¿Es poco en los tiempos que corren? Porque, si de cuento se trata, todos tiramos la primera piedra.
Emma Roulotte, es usted
Norberto Luis Romero
Editorial Eclipsados, 2009
268 páginas
PVP 11 €
Carlos Frühbeck Moreno nació en Burgos en 1977. Es diplomado en Óptica y Optometría, licenciado en Filología Hispánica y en Teoría de la Literatura. Ha sido profesor de Español para Extranjeros en China, Italia y Vietnam. Actualmente trabaja en el Centro de Lenguas Modernas de laUniversidad de Perugia (Italia). Ha publicado lo poemarios Primera claridad (1994), Retratos de alquiler (Premio Juan Alcaide 2002) y Caballos (Premio Antonio González de Lama 2005). También el ensayo Justo Alejo: Una escritura de vanguardia y compromiso (JCYL, 2003). Ha participado en numerosas antologías y colaborado en revistas como Narrativas, Al otro lado del espejo, En sentido figurado o Eclipse. La ceguera de los ciervos (Ediciones del Viento, 2009) es su primer libro de relatos.