Premios
El lunes pasado en los Max se preguntaban por la crisis. ¿Qué crisis? O sea, que no la hay. O si la hay es permanente y no resalta. O es que no queremos hablar de ella. O es que todo va bien. En el simulacro del lunes, visto por la tele, me reí menos que en el valenciano de una semana antes, visto en directo. Los Max los dan los profesionales. Los Abril valencianos, también. Lo malo es que siempre pasa igual con los premios. En estas galas todos son amigos. Y se dan premios entre sí. Pues sí. Pero yo me reí mucho más el lunes de hace una semana, aunque en Valencia como en el resto del estado haya acaparadores de galardones. No sé por qué nos ponemos todos de acuerdo para votar lo mismo, no lo sé. Supongo que pasa como con las elecciones, que hay corrientes de opinión que crecen y crecen arrasando a su paso todo cuanto se menea y condenando al ostracismo a quienes piensan de otro modo. Ya nadie da un duro por ti, así que yo también voto Animalario. Pues sí. En los Abril pasó otro tanto, pero en cambio la fiesta apuntó hacia la reivindicación y situó las dianas en la cúpula gestora de las artes escénicas valencianas. Y me reí mucho, la verdad, porque la cosa estuvo graciosa. En El Micalet, el lunes 26 de abril, se dieron cita actrices, bailarinas, directoras, autoras, gestoras, distribuidoras, técnicas… y sus correspondientes masculinos. Lo mismo que en los Max, pero aquí con menos glamour (pese a estar en la Valencia de los grandes eventos) y mucha más gracia. Una gracia más espontánea, menos fabricada. Más pequeñita, casi de sala alternativa. La gala de los Max apuntó hacia arriba, hacia el buen comercio. Y de las crisis y las pésimas gestiones ni hablar, salvo algunas excepciones. Lo de los Abril apuntó hacia arriba, pero con la intención de disparar. La Asociación Premis Abril es un grupo de amiguetes. Lo dijo al día siguiente una de las dianas. Claro.