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Operación masacre

Por Recaredo Veredas.

Operación Masacre. Rodolfo Walsh. 451 Editores. Madrid. 2010. 230 páginas. 17,50 €.

No sé si Operación masacre es la pieza angular del nuevo periodismo, como reza la faja promocional de esta novela. Lo que sí sé es que es una obra valiente como pocas. Los surrealistas afirmaban “debe escribirse como si uno estuviera muerto”. Walsh trabajaba así, como si ya hubiera viajado al otro lado, como si ya hubiera cruzado la laguna Estigia y no tuviera nada que perder. De hecho, sus palabras y sus continuas denuncias de cualquier arbitrariedad, viniera de donde viniera, hicieron que formara parte de la larga nómina de desaparecidos causados por la dictadura argentina.

Walsh actúa como el instructor de un sumario, aunque sin caer en el aburrimiento que suele causar la prosa forense. Es un juez que posee una profunda sabiduría literaria pero, a la vez, no olvida la necesidad de que todos los hechos que describe –un fusilamiento totalmente arbitrario, que tuvo lugar tras un fallido golpe de estado– queden más que probados. Comparar Operación masacre con A sangre fría es irremediable, aunque elegir cuál de las dos es mejor resulta absurdo. Sí puede afirmarse que Walsh, con su ruptura del tiempo, con su atrevimiento continuo, que llega a extremos absolutamente barrocos pero siempre coherentes, resulta bastante más atrevido que el norteamericano, tanto formal como –a la vista están los resultados– vitalmente. Tal vez en las páginas finales ese afán por probar, por denunciar la arbitrariedad y dejar rotundamente clara su postura distorsiona el ritmo pero nadie puede negar la tremenda oportunidad de esta publicación. Es increíble que una joya como ésta haya estado tantos años descatalogada.

One thought on “Operación masacre

  • Al hilo de lo que Recaredo dice en esta entrada, leemos en en el prólogo de un autor alemán del siglo XIX: «La verdad no es una ramera que se arroje al cuello de los que la desprecian; por el contrario, es tan avara de sus dones que aquellos mismos que le sacrifican su alma entera no pueden estar seguros de su favor»…

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