Entrevista a Patricia Metola
Patricia Metola: “Ilustrar es fundamentalmente comunicar”
Por Carmen Fernández Etreros
Esta semana comienza la Feria del Libro Infantil de Bolonia y destacados ilustradores españoles participarán con la exposición de su obra. Una de estas ilustradoras es Patricia Metola, una joven promesa española que se mueve entre libros infantiles como pez en el agua y cuyos dibujos destacan por su ternura, minimalismo y color. Unas ilustraciones que conquistan la mirada de los pequeños lectores y del sector editorial.
CF: Seleccionada para participar en la exposición de la Feria del Libro Infantil de Bolonia con otros ilustradores españoles Miguel Tanco, Elena Odroizola, David Pintor, Mónica Calvo, JuanCris Vera o Violeta Lópiz, ¿qué significa para ti esta oportunidad internacional?
PM: Es un reconocimiento muy importante profesionalmente y personalmente además es una sorpresa y una maravillosa casualidad poética. Bolonia es un lugar especial para mí, y este año cierro un círculo que abrí la primera vez que fui a la Feria. En aquella ocasión decidí que quería trabajar en literatura. Desde entonces ha sido una carrera contrarreloj. Este año que comienza dejo atrás muchas cosas importantes para dar ese salto. Y justo ahora es cuando termino una etapa, que comenzó el primer año que fui a Bolonia, exponiendo allí.
CF: Publicidad, decorados, literatura infantil… ¿en cuál de estos ámbitos te sientes más cómoda?
PM: En literatura. No sé si más cómoda, pero es la parte de mi trabajo con la que más disfruto. Me gusta mucho esa conexión con el texto.
CF: He leído en la presentación por Ángel Domingo de la exposición Cuentos contados en el Hotel Kafka que tus ilustraciones “hacen cosquillas en la retina“, ¿para ilustrar libros para niños hay que provocar la mirada de los lectores?
PM: Hay que provocar, emocionar, ya sean mayores o niños los lectores, creo que es indiferente la edad. Si una ilustración es estéticamente muy bonita pero al observarla no “sucede” nada, no es una buena ilustración. Ilustrar es fundamentalmente comunicar.
CF: Cuando eras pequeña, ¿recuerdas los libros infantiles que eran tus preferidos?
PM: Recuerdo uno en especial. Al parecer todas las noches le pedía un mismo libro a mi madre, y es el de Historias de ratones de Arnold Lobel. Son historias muy sencillas, pero todavía me divierten mucho.
CF: ¿Cuál es la clave para que sintonicen la ilustración y el texto en un libro para niños?
PM: Uno debe contar su propia historia, sin traicionar el texto. Creo que es fundamental que el ilustrador conecte con el texto de alguna forma, si eso sucede, es muy fácil, casi mágico. Hansel y Gretel me provocaba muchas emociones, los padres me parecían terribles, ni si quiera creía que se merecían ser redimidos al final del cuento. Y los niños me producían tanta ternura… Mi hijo cuando se lo leí, en el momento que abandonan a los niños, empezó a gritar ¡son unos mentirosos, no van a volver! Me llamó la atención su reacción, porque fue la misma que tuve yo… Bueno, yo no grité.
CF: En Hansel y Gretel, publicado por Edelvives en la colección Colorín colorado, las figuras aparecen recortadas sobre el fondo blanco y eso ayuda a expresar para mí el desamparo de los hermanos protagonistas, ¿puede la falta de color ser una de las armas del ilustrador de libros infantiles?
PM: Desde luego es una mía, no sé si es herencia de haber sido diseñadora gráfica, pero no soy una ilustradora que tenga horror vacui, si no más bien lo contrario, me cuesta llenar los escenarios, necesito contar con pocos elementos. Para mí el color es una herramienta de comunicación muy potente, y me gusta emplearla en detalles.
CF: Un año repleto de retos: la exposición en la Feria del Libro Infantil de Bolonia, la publicación de varios libros infantiles, una exposición sobre tu obra en Hotel Kafka…, ¿qué le pides al futuro?
PM: ¿Futuro profesional? Seguir trabajando y disfrutando de ello. De momento tengo varios libros para los próximos meses que me apetecen mucho. No soy una persona de grandes proyectos, me gusta seguir el consejo que da Momo al barrendero y no pensar en toda la calle de una vez, si no en el paso siguiente, en la baldosa siguiente…