Pequeños círculos, de Alberto Santamaría
Pequeños círculos, de Alberto Santamaría. DVD Ediciones (2009). 82 pp.
Por Alberto García-Teresa.
Logra Alberto Santamaría con este Pequeños círculos trazar un repaso escéptico de lo que construye la realidad. Con cierta mirada irónica (“la felicidad tiene esa forma desenfrenada de adaptarse a los hechos”), parece apuntarnos el poeta que la realidad, de hecho, está compuesta, antes que de una sucesión lineal, de esos pequeños círculos (“la espera deja tras de sí huellas blancas como espuma. Observa esa rama, en su vientre la nieve forma ya pequeños círculos”) que remiten a una simultaneidad. No falta, además, una sensación de irremediabilidad, de fatalismo. Con ello, Santamaría pone de manifiesto un leve desconcierto, un no saber qué hacer ni cómo desenvolverse; lo cual le sume en el tedio antes que en la angustia.
Es fundamental la evocación como punto de partida para la reflexión. En algunos momentos, le lleva a una mirada creacionista del entorno (“hay algo de sangre / en el labio del bordillo”). Y de esa cotidianeidad, ese detenimiento en alimentos, paisajes sencillos o rutinas urbanas, busca aprehender una sustancia trascendente.
Consigue de este modo crear imágenes muy sugerentes. De esta manera se construye una atmósfera envolvente, a raíz de esa composición “en pequeños círculos”, rodeando un ámbito, una escena, un acontecimiento.
Por otra parte, Santamaría quiere interrumpir la enunciación tradicional poética. Por eso hallamos extensísimos insertos o que algunos poemas sean cerrados con un “(…)”, o que parezcan una reflexión previa al enunciado propiamente dicho. Así, nos remite a la idea de la parcelación (“en las afueras, recuerda, la noche crece / como una isla / dentro / de una isla”) y de caos de la realidad, de falta de sentido (“quizá explicar / sea el verbo / menos útil / de nuestra lengua), que nos quiere comunicar el autor.
De igual modo, bajo ese prisma, su poesía amorosa cobra una potencia inusitada.
Además, gran parte de las piezas aportan subtítulos, con lo que se amplía su campo de referencia y su capacidad connotativa.
Establece pequeñas series, que suman unidad a un poemario de por sí bastante homogéneo. Por otra parte, más que el versículo, lo que utiliza el poeta es un chorro de conciencia, que crea auténticos párrafos en su versificación. Sin embargo, por el contrario, en otros emplea versos hipersintéticos, muy breves.
De este modo, Alberto Santamaría realiza un acercamiento a la realidad, a su naturaleza, mediante una aproximación transversal conseguida con sus metáforas. Esto, además, hace posible una interpretación lírica del mundo que implica una intención indagadora: “como quien estrena un martillo y descubre de un solo golpe la realidad”.
Así, Pequeños círculos se trata de un gran poemario, lleno de aciertos líricos, con distintos niveles de lectura y que encierra una coherente cosmovisión.
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