El aplauso y el momento SM
Por Merche Rodríguez.
Cuando ha sonado su nombre, ha avanzado por el pasillo dando codazos al aire, el puño derecho cerrado, lanzando el brazo varias veces hacia atrás, en ese claro gesto de victoria alegre que uno hace cuando consigue algo que persigue durante mucho tiempo. El personaje es Jordi Sierra i Fabra, el momento: la noche del 9 de marzo y el motivo que ha conseguido el Barco de Vapor.
El escritor catalán tenía que ser el último en subir al estrado, era lo previsto en el guión pero de repente se anunció un premio ‘de última hora’. A Juan de Isasa, por toda una trayectoria dedicada al libro infantil y juvenil, una estupenda ‘encerrona’ de su equipo que quería despedirle ante su próxima jubilación, en público y a lo grande. Así que el Presidente de SM, todo SM (Fundación y Editorial) que había hablado momentos antes, todo serio, sobre la 32ª Edición de los premios Barco de Vapor y Gran Angular, volvía a subir de nuevo para recibir él mismo un premio.
Y en esas, ha aguantado el tipo y llevado bien el hecho de que toda una sala se te ponga en pie para aplaudirte, le ha aceptado a su Director Editorial, José Luis Cortés la distinción, un perfil lleno de letras, y se ha sentado lo más rápido que ha podido, no por timidez, tal vez por pudor… porque después, en los corrillos que se forman en el cóctel posterior a la entrega de premios, decía: “¡si es que he hecho mi trabajo todo este tiempo…! Era lo que tenía que hacer”.
Antes habían pasado por el escenario para recoger su premio, Ricardo Gómez -flamante Gran Angular que ha tenido incluso un encuentro con blogueros, jóvenes y entusiastas, a los que ha contestado con más entusiasmo si cabe. Y antes de él, y por vender más de cien mil ejemplares (que se dice pronto y se tarda en sacar adelante), César Mallorquí, Josep Lorman y Gloria Cecilia Díaz y además, Lorena Moreno, el 5º Premio Jordi Sierra i Fabra para Jóvenes .
¡Qué aplomo, el de Lorena!, también se lo decían después, se acercaban a darle la enhorabuena y le felicitaban y ella entre seria y algo sobrepasada correspondía a todos y cada uno. Espido Freire, jurado del Gran Angular, le venia a decir que querer es poder (en su caso es evidencia pura) y así, varios. Cerca, todo el tiempo, su mentor: Sierra i Fabra. Hace tres años, hizo lo mismo (apadrinó y aconsejó) a quien en la actualidad firma la noticia aquí al lado; hoy esa joven autora se sentaba en la tarima para la prensa y no pudo evitar, por un momento, emocionarse.
Y mientras, un ir y venir de parabienes, de gentes del sector que se encuentran en el SM, en el gran patio central de la sede de la Comunidad de Madrid, y aprovechan para ponerse al día. De responsables políticos como Rogelio Blanco, Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas, que están siempre donde tiene que estar, de autores que quieren llegar, de los que ya están, de lo que además de estar venden muchísimo, de libreras y libreros… una melange que no es desordenada porque todos tienen un mismo denominador común: los libros infantiles y juveniles.
Son los miembros de la tribu LIJ que una vez al año se dan cita en una sala que abandona su deje político y se disfraza de niña, cede su espacio para que lo ocupen con sillas primorosamente blancas y colocadas y acaba la velada con las fuentes de chocolate, blanco y negro, que sin nada que envidiar a las famosas belgas, se convierten en la última estrella de la noche porque, como con la buena lectura, nadie se resiste a un dulce: ¡es lo propio y lo más sensato!