5 poemas inéditos de Mauricio Vidales
DEL SILENCIO CÓMPLICE QUE BRILLA
el señor de los caballos y las palmas dijo:
en estas llanuras pastarán mis infinitas bestias
y sumisos hombres como bestias se alzaron
entre los matorrales atentos al llamado
enseguida gritó enardecido:
sembraremos de terror la tierra
para que sólo crezcan mis palmeras
y las de mis cofrades
y un tumulto de descamisados abrió su pecho
para entonar un himno ajeno y sin gloria
y acceder sin pudor a sus regimientos
olvidaron su herencia de pies desnudos
las fatigas incontables de su raza
para acendrar una tradición un destino colectivo
las siembras de la huerta que alimentaron
a sus abuelos a sus padres y a ellos mismos
las canciones que hablaban de la vastedad de la riqueza
de sus arraigos de sus actos de habla
y emprendieron sin vergüenza
el camino de Caín que se repite
acuartelados con los nuevos colonos
mancharon de sangre el territorio de sus padres
y agitaron la danza de los buitres
que ahora clavan sus picos inclementes
sobre sus lomos de bestias mancilladas
los que resistieron murieron
y los pocos que se salvaron han partido
huérfanos de símbolos de arados y sin música
con un reguero de huesos rotos en la memoria
a re-fundar su historia en otras tierras
con hilachas con ollas vacías sin semillas
¡con sus sombras cansadas casi muertas!
como fantasmas expulsados de la feria
deambulan desnudos ateridos
sembrando rabia en los pechos
y en millares de ojos indignados
que ven en sus rostros ajados
la verdad fatal de un país
arrojado a la oscuridad y la ignominia
del silencio cómplice que brilla
en el turbio río de la infamia.
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LA PATRIA BENDECIDA
en mi país, los sueños por la paz
se estrellan contra la pesadilla perenne
un deambular insomne de masas desplazadas
borradas de su lugar por la barbarie
-con la complicidad de leyes que regulan
el cíclico bienestar de victimarios-
busca en la tormenta un refugio donde escampar
no hay lugar para la siembra de poemas
de sueños reales como flores de la vida
para el reposo y el futuro que se ahoga
en millones de seres sin raíces
despojados de toda esperanza
pero abundan gramáticos y juristas de pacotilla
que asesoran y legislan con lealtad y buena letra
las argucias del sátrapa y su corte
la centenaria estirpe de manzanillos protectores
de los expropiadores de la tierra
nacidos de la desmemoria trazada como destino
acomplejados mestizos vestidos de castizos
con el oscuro discurso de una patria
sin bárbaros salvajes -que no lo eran como ellos,
pero fueros excluidos para siempre, desde el origen-
en la autista y cerril República criolla
que no merece tal nombre si la Historia
injusta, como es, fuese contada
ellos se ufanan al proclamar la legendaria
historia democrática del vasto territorio
del cual no reconocieron nunca sus orígenes
su asombrosa diversidad geográfica y humana
tal suerte de olvido aún persiste
mientras el horror de la diáspora se dilata
se palpa se respira se amontona
en recientes fértiles campos milenarios
en cárceles atestadas de inocentes
en largos desfiles de viudas con su prole
en fosas comunes donde arrojan
a los que nunca tuvieron voz
para que el futuro no se las otorgue
en la memoria de miles de familias
tras las huellas extraviadas de alguno de sus miembros
desaparecido trastocado en NN.
así se perfila el destino de nuestro pueblo
bajo un turbio horizonte
teñido de sangre olvido y fuego
donde “libertad y orden” no son más
que groseros cinismos que adornan un escudo
custodiado por el auténtico bárbaro que mira
de rodillas al norte mientras reza
y ofrece al cielo y la divina providencia
la sagrada institución de la impunidad
de la rapiña del terror de la codicia
en nuestra patria bendecida tantas veces
por los terribles designios del Imperio.
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CAÑABRAVAS
en pueblos y valles, montes y selvas
donde el hedor de la pólvora perdura
y el horror de las motosierras
tortura inclemente los oídos
en la memoria se abre un pozo helado
y las cruces se apean al camino
que se multiplican en las manos
sobre la frente y los pechos saturados
allí, renace la esperanza
en la mirada y el corazón
de valientes mujeres que rehacen
sobre las cenizas de sus muertos el destino
ellas vencen la muerte con su canto a la vida
con los duelos necesarios para no ahogar el llanto
con su infinita ternura de flores mojadas
con sus manos que no cesan de laborar y acariciar
ellas emergen de la tierra que de nuevo reverdece
ellas son las cañabravas
que agitadas en la tormenta
se arquean pero no caen
porque son la raíz misma que las yergue
ellas son las raíces que nos llaman al rescate
de los sueños, del amor, de la vida
para empezar de nuevo y no perder la guerra
en la apatía, la indiferencia y el olvido
ellas son el sustento de sus pueblos
la luz y el centro que ordena el caos
desde la fuerza que irriga sus entrañas
porque son la vida misma que renace
desde los escombros de una larga y turbia noche
que anuncia su fin en la aurora que despunta
sobre la nueva América que surge
custodiada por tenaces visionarias
-dignas descendientes de la Gaitana
la Pola, la Santos, la Beltrán, la Sáenz y la Cano-
como miles de mujeres
que siembran día a día
con amor feraz en nuestra tierra
frutos de justicia, de paz y libertad
¡ellas son las cañabravas!
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NUEVO CANTO DE LOS FARALLONES
“No sé por qué piensas tú,
Soldado, que te odio yo”
Nicolás Guillén
mi tierra derramada desde los Andes Occidentales
vigías del Océano Pacífico
es un concierto de tambores y de flautas
huele a selva, mar y fruta madura
y la música truena bajo las balas
sus habitantes cuando danzan
olvidan si es de día o es de noche.
sólo escuchan su corazón que ríe
por no llorar como el payaso
cantando en soledad su desamparo
aunque siempre el dolor ronda estos predios
el amor por la vida es más grande que la muerte
que indolente se agazapa en los cañones
de ríos cristalinos reflejando tristes sombras
de lánguidos soldados que asfixian el paisaje
con sus botas y metrallas sin luz propia
son los hijos del tiempo de la guerra
sin otro destino que ser carne de presa
alentados por el furibundo regidor
en su ciega soberbia que atropella
cuántos sueños enterrados bajo el fuego
cuántos días de amor se les escapan
a los jóvenes que acuden al encuentro
del llamado mesiánico del mercader de palacio
que habla de coraje de dignidad de patria
mientras vende con prisa y sin rubor
los recursos el verde la esperanza
de un país que no se rinde
aunque busque cada día su destino
y no encuentre salidas: sólo abismos
mientras sueña el cercano día
en que regresen cantando sin afanes
sin apertrechos sin uniformes y sin balas
a la orilla del río que hoy bordean
los jóvenes sombríos del presente
cargados de vida en la mirada
al abrazo de aquellos que buscaban
cuando caiga el caudillo y su recua
de vasallos que hoy día los empujan
como borregos sin freno hacia la muerte.
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PLEGARIA (ENTRE LA CRUZ Y LA VIDA)
A la memoria de Camilo Torres Restrepo
cuánto tiempo Señor sin tu presencia
en nuestros campos dejados de tu mano
cuántos seres huyendo bajo el fuego
auspiciado por el imperio y su lacayo
será que no escuchas el cotidiano clamor
de tu piadoso pueblo al que el Mesías criollo
que invoca tu nombre con frecuencia cotidiana
sin pudor y sin rubor predica
que la libertad es el libre cambio
y la soberanía el armamentismo
y la patria una bandera que flamea
ante nuevos pródigos colonos
que presurosos acuden al festín
del expolio a la mansalva
mientras postulan redimirnos
el alma inconcebible de salvajes
¿será que al fin la justicia divina se aproxima
o será que al fin la justicia humana se perfila?
bajo el falaz espejismo de Seguridad
de Justicia y Paz
de Progreso y Democracia
un inefable orden siniestro se maquina
en la tierra feraz de mis ancestros
la misma de tu siervo Camilo que revive
en la memoria de tus hijos olvidados
que hoy entierran sus muertos mientras rezan
y te aguardan en su fe –qué más les queda-
sobre sus huertos sembrados de cruces sin cuenta
sin epitafios sin lápidas sin flores
con la esperanza de no tener que ser
los próximos elegidos por las balas
o los inapelables combatientes por la Vida.
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Mauricio Vidales (Cali, Colombia, 1962) es autor de los poemarios Festejo de Ausencias, selección de poemas 1983-2001 (Faid, Cali, Colombia, 2006), Huella de Silencios, poemas y ensayos (Poemia, Cali, Colombia, 2006) y De-cantares de ires, iras y esperanza (Isla Varia, Huelva, España, 2009).
Tan solo saludarte querido amigo Mauricio, estos poemas como agua fresca me traen a la memoria recuerdos de tu viva voz recitándolos ante vasos de vino amable cuando deambulamos juntos por la aventura Javeana.
Ahora que el tiempo ha lamido nuestros rostros y perdí la pista de tus versos te encuentro desde la isla esmeralda ante la fría pantalla cansaojos como un árbol verde y generoso que se empeina en ofrecer sus frutos generosos sin prejuicios.
Espero poder volver a vernos, un fuerte abrazo de tu amigo Pablo ,el vasco de gata.
Sí, hermano, me estremeces, me emocionas, me enardeces.
No callar, no olvidar a los olvidados por el sistema despiadado nos permite seguir adelante…, pero con la mirada desafiante, dejando la rabia y la amargura en cada posada y en cada encrucijada y pidiendo permiso a la flor por arrancarla para portarla como única arma y estandarte.
Salud y Amor
Carlos