La vida arrebatada de Friedrich Nietzsche. Franz Overbeck. Errata Naturae (2009).
Por Gonzalo Muñoz Barallobre.
En la ya famosa foto de 1899 todo queda dicho: el rostro de Nietzsche es el reflejo mismo de la locura. Los ojos perdidos en el horizonte de sus demonios y los labios sellados, para siempre, por un bigote selvático. Es el fin de una de las guerras más crueles que ha visto la historia de la filosofía: Nietzsche contra Nietzsche. La sangre vertida en las numerosas batallas forja las hojas más importantes del pensamiento.
El teólogo Franz Overbeck (1837-1905) fue uno de los mejores amigos del pensador alemán. Siendo él -y no otro- el que fuera a buscarlo por las calles de Turín cuando la locura empezaba a inundarle. Juntos permanecerán hasta que la hermana del filósofo, Elisabeth, los separe, para siempre, en su política de aislamiento y manipulación.
Bajo el título La vida arrebatada de Friedrich Nietzsche (Errata Naturae, 2009) se nos ofrece una selección de textos del libro que estaba preparando Overbek justo antes de que la muerte se lo llevara. Breves fragmentos que nos revelan, utilizando terminología unamuniana, a un Nietzsche de “carne y hueso”.
Lejos de la intención de alimentar el mito, sus páginas nacen de la necesidad de comprender a un compañero de viaje, al amigo que de forma definitiva fue devorado por la locura. Para ilustrar lo dicho, nada mejor que las palabras del propio autor: «Nietzsche es el hombre junto al que he respirado con mayor libertad y, en consecuencia, el hombre junto al que he podido ejercitar mis pulmones de la manera más satisfactoria en el orden de las relaciones humanas, decisivas para mi vida. Su amistad ha sido demasiado importante para mí como para sentir el deseo de contaminarla con exaltaciones póstumas. Yo he querido al hombre, al hombre que vivió su vida. Se puede amar también su legado, pero esto sólo colmará a quienes no posean nada más».
Poco más debemos decir, salvo que todos aquellos que quieran comprender qué hay más allá del ídolo Nietzsche están obligados a leer esta pequeña obra.