Con Mehdi Idir (2 de 2)
Por Lorenzo Molina Arias.
¿Este tipo de proyecto responde a una propuesta específica de La Villette?
No. Lo proponen los propios artistas. Y lo hacen a menudo. En los últimos años hemos tenido muchos proyectos que de una u otra forma incluyen al público, y algunos muy sorprendentes como el de la compañía inglesa A2, que nos pidieron la colaboración de personas cuyo trabajo habitual tuviera alguna relación con el momento de la muerte. Su proyecto tenía que ver con lo que piensa la gente sobre qué va a pasar al final de nuestra vida, era un proyecto con mucho contenido sociológico. Nosotros les buscamos personas que se movían en diferentes ámbitos como el religioso, un cura, un imán…, o en la medicina. También taxidermistas, y gente que ha sobrevivido a estados de coma.
– ¿Qué hacían esas personas en el proceso de creación?
Todos eran entrevistados y se grabaron películas con ellos. Luego esas películas se les mostraban en talleres y se comentaban, y si ellos daban su consentimiento se sumaban al proyecto y formaban parte de la obra. En Francia no hay la misma visión sobre estos temas que en Inglaterra, así que al principio la gente de La Villette sufrió un shock. No sabíamos qué iban a hacer con esas personas, si harían talleres o qué cosa harían. Las de la compañía estuvieron primero un mes de residencia, y después volvieron para más tiempo. Ya en el primer mes habíamos encontrado un centro de recursos sobre la muerte, y la persona encargada de la biblioteca se interesó mucho por el proyecto. Y también contactamos con un centro de cuidados paliativos, y gente de ahí se interesó igualmente.
– ¿Cuál fue el resultado final de ese proyecto?
El proyecto está pensado para que dure 10 años, así que todavía está abierto. Cada año la compañía hace una muestra del estado de la obra. Yo vi una demostración con público cuando acabaron la residencia, que finalmente fue de 4 meses en total. Las dos personas de la compañía estaban en el escenario con personas de los que habían colaborado con ellas, pusieron películas grabadas y además hicieron ejercicios con el público, a modo de taller, sobre el momento de la expiración. Es una experiencia fuerte pero interesante para el público.