¿Qué les digo? De cómo hablar con los hijos sobre drogas
¿Qué les digo?, VV.AA. Editorial Temas de Hoy. Madrid. 251 páginas. 16 €.
Por Merche Rodríguez.
Que la violencia en los chavales pasa, a veces, de ser latente a evidente es una obviedad en estos tiempos que corren. Tal vez la Ley del Menor tenga mucho que ver ahí y no precisamente para bien pero, eso, sería otro tema. Aquí, el que interesa es el problema con el que en muchas ocasiones se encuentran los padres: ¿cómo trato a mi hijo?. Si le regaño y ejerzo de padre severo, malo y si, por el contrario soy condescendiente hasta rozar el colegueo, peor.
Y el chico o la chica pueden salir respondones, como decían las abuelas, y rebeldes y del comportamiento insufrible, que despierta los instintos más obscuros de los progenitores, al trastorno en su forma de ser puede haber un paso muy pequeño, el suficiente para que no decida las mejores compañías, fume, beba o directamente se drogue.
Y ¿cómo se habla de drogas con un hijo?. Si se le plantea como la banda que acompaña al gran demonio con tridente, probablemente el vástago por aquello de ejercer irá lo más pronto posible a su encuentro y si no se pone demasiado énfasis, parecerá que se le resta importancia a su consumo y posteriores consecuencias. Los padres de hoy en día, que viven en una permanente duda en cuanto a la educación de su descendencia se refiere, se sienten especialmente preocupados porque las drogas se cuelen en su vida a través de la personalidad sin formar del adolescente.
Y respondiendo a esta preocupación social la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadiccion) ha delegado en Eulalia Alemany, Francisco Saborido y Luis Salarich para que escriban, por encargo de la editorial Temas de Hoy, una suerte de manual que lleva por título ¿Qué les digo?. Cómo escuchar y hablar sobre las drogas con nuestros hijos, con un antetítulo que completa la idea: La guía de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción para la educación de 0 a 16 años.
Y es que a los quince no se puede solucionar, o es mucho más complicado, solucionar lo que no se previno a los dos, por poner un ejemplo. Si desde pequeño se aprende a hablar con el hijo o la hija no se llegará a esa falta de comunicación y posterior frustración tanto en los progenitores como en los niños de la que tanto se habla estos días. Sin miedo pero con firmeza, con autoridad pero sin sentido dictatorial… una delgada línea roja que provoca tanta ansiedad en los padres que a veces necesitan que les cuenten lo obvio. Y si quien lo hace tiene la autoridad moral que tiene la FAD mucho más no hay que hablar.
Un manual tanto para padres como para cualquier adulto que esté en contacto con adolescentes: claro, ágil, ameno, asequible y directo. Casi, casi imprescindible en estos días porque siempre será mejor prevenir que curar.
Es mejor no educar con miedo, que sea con información realista y sobre todo educar para que desarrollen herramientas para reducir el riesgo de que se expongan a peligros. http://www.ayudapsicologicacognitivoconductual.com/