El pulso de la luz

el-pulso-de-la-luzEl pulso de la luz. Poesía escogida
Lawrence Ferlinghetti
Salto de Página, 2016.
Traducción de Antonio Rómar.
Por Carlos Huerga
 
Por fin se edita en España una selección importante (que no completa) de la obra poética de Lawrence Ferlinghetti, una figura capital para comprender la poesía y la circulación de gran parte del género poético de la segunda mitad de siglo XX en EEUU.
 
Ferlinguetti, nació en 1919 en Nueva York y es hijo de inmigrantes (madre franco-portuguesa de origen sefardí y padre italiano). Ha vivido toda suerte de vicisitudes y experiencias que llamarían la atención de cualquier biógrafo: participó en la Segunda Guerra Mundial, estudió un doctorado en París, se afincó en San Francisco a mediados de los años 50 y fundó la editorial City Lights, además de ser librero, poeta, pintor y activista. Como poeta, es considerado uno de los integrantes de la Beat Generation, un grupo de escritores que cambiaron el devenir de la poesía norteamericana ampliando nuevos ritmos, así como ensanchando sus miras y aportando una visión crítica con la situación política de su país.
 
Cabe preguntarse por qué hasta ahora no se había publicado un libro que recogiera parte de su amplia obra. Uno de los grandes problemas de la crítica literaria, así como de las editoriales y los medios culturales españoles es la falta de profundidad en determinados autores y movimientos, ya que la mayoría de las veces que se habla de la Beat Generation tan solo destacan Jack Kerouac y Allen Ginsberg, si bien su sombra esconde a muchos otros autores. Además, abundan las reseñas que resaltan los datos personales y biográficos, adoleciendo en gran medida de un análisis textual profundo. Esto conlleva a casos como el de Ferlinghetti, que siempre es presentado como el “editor” de City Lights, la persona que tuvo el buen ojo de publicar Aullido de Ginsberg en 1956 y después defenderlo frente al proceso judicial que determinó el libro como obsceno, marcando un hito en la literatura contemporánea. Todo esto es cierto, e incluso, merece un lugar en la historia de la literatura occidental por ello; sin embargo, la mayoría de las veces, incluso para presentarlo como poeta, su relevancia cultural ensombrece su labor poética. La recepción de su obra ha sido no solo marginada en España, sino obviada. Si echamos un vistazo a las últimas décadas, son escasísimas las publicaciones de libros del autor neoyorkino, de manera que la presente publicación supone el primer acercamiento de una manera más completa a su obra poética.
 
Actualmente hay editoriales y críticos “menores” que se preocupan precisamente de cuidar esas publicaciones y permiten, no solo acercar a los lectores esos textos “olvidados”, sino además, hacerlo de manera cuidada. Hay casos recientes como Varasek Ediciones o la extinta Ediciones Escalera. En el caso que nos ocupa, se trata de una antología basada en sus poemarios publicados entre 1955 y 2014 (se echa de menos poemas de libros tan importantes como What is Poetry? o Poetry as Insurgent Art), lo que permitirá que los lectores puedan acercarse a la obra de un poeta con una trayectoria larga y prolífica.
 
Lo primero que llama la atención es la variedad de su discurso poético, pues oscila entre la delicadeza y la dulzura de sus primeros versos, que parecen postales que atrapan un pedazo de realidad, hasta cierta psicodelia y la narratividad de sus libros posteriores. Su sensibilidad se ancla en lo cotidiano y lo que no se ve y es capaz de tender puentes entre vínculos aparentemente distintos con naturalidad, como en Pictures of the gone world, que casi parece el título de una canción de Tom Waits. Hay poemas realmente bellos, como “17”, “25” o “5”, donde podemos leer: “UN POEMA ES UN ESPEJO BAJANDO UNA CALLE EXTRAÑA”. En su segundo libro, el superventas A Coney Island of the mind (más de un millón de copias vendidas), ya se aprecia una visión crítica y profunda de su país, tan constante en su obra. Destacan poemas como “Espero” o Autobiografía”. Late en sus versos una nostalgia de la vida que parece haber sucumbido ante el mundo capitalista, salvaje y paranoico que ya poetizó Lorca en Poeta en Nueva York en 1929. Como dice en uno de sus poemas: “El fin está a punto de empezar y todo es trágico con gozo”. Y es que para Ferlinghetti, todo es poético y susceptible de ser celebrado.
 
Encontramos varios poemas que reflejan una narratividad tan propia de su generación, que tiende hacia un fraseo cercano al jazz y la improvisación. Poemas como “El gran dragón chino” contiene estructuras que nos recuerdan al Ginsberg más prosaico, con quien coincide asimismo en el tratamiento sociológico y político de algunos textos, como los pertenecientes a Starting from San Francisco. Sin embargo, el ritmo poemático de Ferlinghetti es amplio, y es capaz de alumbrar con poemas breves, más cercanos al haiku, como los que pertenecen al poemario Back roads to far places: “¿Qué es esa / extraña sensación de anhelo / al pasar / junto a las casas iluminadas / por la noche? La soledad / que deja tu propia lámpara / encendida”. Su mirada es en ocasiones una síntesis de distintos tonos, y es capaz de asimilar posturas políticas y críticas con EEUU en Open eye, open heart, que podría leerse desde el agitado momento actual: “Y después de que se hizo obvio que la Voz de América era en realidad el Oído Sordo de América y que el Presidente era incapaz de oír a los nativos discriminados del mundo gritando No Hay Contaminación Sin Representación bajo la extraña lluvia de la cual no había forma de escapar –salvo la Paz-”. Esta visión mordaz señala directamente los males de América, uno de los temas presentes en sus compañeros de generación, siendo esta una obsesión que nunca desaparece en su obra, sirviéndole para escribir poemas brillantes, como “Manifiesto populista”, que sigue siendo de rabiosa actualidad. Incluso algunos textos, como “Ocho personas en un campo de golf y un pájaro de la libertad sobrevolándolos” guardan similitud con los textos alucinados de William S. Burroughs donde subyace la oposición a las relaciones de poder.
 
También conviene resaltar los constantes diálogos que entabla con poetas precursores, pues el autor neoyorkino no esconde sus influencias, más bien las destaca, como en “Adieu à Charlot”, un poema largo, que puede leerse como la esencia de lo que supone la literatura beat, donde alude a los hijos de Whitman, de Poe, de Rimbaud, de Lorca, que recorren una América alienada. Se trata de un poema brutal, que también puede leerse como un texto que vaticina la temática de la errancia de los poetas expatriados tan propia de Roberto Bolaño.
 
La publicación de El pulso de la luz ayudará a profundizar en la Beat Generation, pero también nos permitirá acercarnos a un poeta casi desconocido para nuestro país, y sin embargo, con una importancia más que justificada. Podemos concluir que este libro es necesario por el bien de la poesía contemporánea, porque es una muestra de un puzle jugoso, además de saldar una deuda con dicho autor, con el mito que es, ya que por fin alguien ha dado ese paso (que bien podría ser una zancada) que llevábamos décadas esperando.
 

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