Eva Canel: Una asturiana en América
Por Silvia Pato
La escritora asturiana Agar Eva Infanzón Canel (1857-1932), hija del médico Pedro Infanzón y de Epifanía Canel y Uría, quedó huérfana de padre con tres años, cuando este murió en un naufragio provocado por un ataque pirata. Eva y su madre se mudaron entonces a Madrid, donde ella comenzó a trabajar como actriz, con tan solo quince años. Ya entonces conoció a quien sería su marido, Eloy Perillán y Buxó, periodista, escritor y comediógrafo, que dirigía la revista La Broma.
En 1874, Perillán fue condenado al destierro por la publicación de una sátira de Manuel Pavía, general golpista que había disuelto las Cortes republicanas el 3 de enero de 1874. Se exilió a América, con una carta de recomendación del depuesto presidente republicano Emilio Castelar a Julio Herrera y Obes, director de El Siglo en la ciudad de Montevideo. El 6 de marzo fue contratado.
Mientras tanto, en España, su joven esposa de 17 años, se hacía cargo de la dirección de la revista, y comenzó a escribir, publicando con seudónimos de lo más variopinto, como Ibo Maza, Beata de Jaruco y Fray Jacobo.
Doce meses después, Eva abandonó su país natal para reunirse con él en Montevideo. El matrimonio se estableció en Buenos Aires, donde fundaron una nueva publicación: El Petróleo. Ella ejercía ya como periodista. En 1876, el matrimonió volvió a mudarse, esta vez a Lima, fundando Las Noticias y colaborando en otros periódicos. En Perú, nació el único hijo de la pareja.
Cuando estalló la Guerra del Pacífico, la familia regresó a España. Perillán marchó a Cuba poco tiempo después, donde falleció, y Eva se mudó entonces a la isla, donde estaría ocho años, creando su propio semanal: La Cotorra.
En 1891, fue enviada como cronista de la Cámara de Comercio de La Habana a la Exposición de Chicago, para los periódicos El Día de Madrid y La Ilustración Artística de Barcelona. Ese mismo año, Eva conoció a José Martí en Nueva York, con quien establecería una buena amistad, aunque sus ideologías fueran por completo opuestas.
Cuando finalizó la Guerra de Independencia cubana, la escritora volvió durante un tiempo a su país natal, aprovechando para repatriar los restos de su marido, regresando de nuevo a Buenos Aires en 1899. Allí, publicó tres novelas, dos dramas y comedias, dos libros de memorias, ensayos, realizó numerosas conferencias y colaboró con varios periódicos, además de fundar las revistas Kosmos y Vida Española.
En 1914, con un deteriorado estado de salud, se estableció en Cuba. Dos años después, publicó su libro de viajes Lo que vi en Cuba. En aquella isla falleció.
FUENTE: Eumed
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