«Dignidad»: formidable intriga con políticos en la cima y en las alcantarillas
Por Horacio Otheguy Riveira
Un teatro político de gran calado, que va a lo más profundo del asunto: corrupción, asesinato, solidaridad verdadera, e impactante traición, hombres en conflicto en el marco de una realidad española ante la que cada espectador ha de sacar sus propias conclusiones…
El vértigo del amor en una amistad que se creía segura. Amigos durante años, aunque uno tiene poder sobre el otro, y el otro magnifica y manipula el poder sobre el primero. Una relación muy compleja y profunda que se va deteriorando paulatinamente en una función de rica intriga teatral, siempre basada en diálogos de creciente interés y una composición física que logra impactantes emociones.
Pero lo más importante es el juego escénico, resuelto con maestría por el director Juan José Afonso (La cena de los idiotas, El hijoputa del sombrero, Largo viaje hacia la noche) que —junto al diseño de vestuario de Félix Ramiro y la ambientación de Sergio Gracia— logra un match de encuentros y desencuentros vertiginosos entre un señorito abocado a la política impecablemente vestido, más tieso que la mojama, repelente en su absoluta certeza de ser el dueño de la verdad, y su seguro servidor, su amigo del alma y colaborador esencial en su carrera hacia la gloria de la presidencia, un tipo que «vende» falsa sencillez…
Un encuentro forzado en la sede de un partido político en cuyo transcurso, un secreto sale a la luz, es un as bajo la manga de uno de ellos, pero el pícaro que no es trigo limpio y el impecable triunfador con las manos limpias tendrán una sucesión de últimos momentos, algunos fuera de escena. La vida y la muerte se entrelazan dejando que en el camino digan su propia palabra, expresen con claridad todo sobre la «alta» política y la de las alcantarillas que estremece y da bocanadas terroríficas.
Daniel Muriel (La mecedora, Agonía y éxtasis de Steve Jobs) e Ignasi Vidal (actor-cantante en La bella y la bestia y Los miserables, ahora autor y coprotagonista) son los intérpretes que se dejan la piel en un espectáculo breve cargado de energía, con muchas emociones barajadas con prolija intensidad.
Todo el entramado cuenta como estrellas principales con estos dos actores perfectamente comunicados, ya que es impresionante lo bien que transmiten los diversos sentimientos por los que transcurre la historia, lo bien que respiran y lo mucho que nos permiten a los espectadores compenetrarnos con las vicisitudes que les implican, porque si algo valioso tiene esta función es, precisamente, la calidad de los matices, de los personajes, más allá del meollo de la corrupción, un grito imperante en nuestro país, mientras sus responsables sonríen como si no fuera con ellos.
Hacia el final se desliza Shakespeare, quien hace cuatro siglos dejó constancia de que siempre existió el gran teatro político en obras de apasionante intriga, sin necesidad de discursos plomizos ni panfletos obvios. La frase es:
Ser honrado, tal y como anda el mundo, equivale a ser un hombre escogido entre diez mil.
Y como en cualquiera de sus obras maestras, también aquí, del drama de la honradez en la política se pasa a la tragedia mayor: la falta de honestidad en el amor, en la amistad, en los lazos que nos unen a quienes más admiramos y a cuya sombra hemos evolucionado.
Ecos de otras obras
La política, los políticos y el teatro ha tenido muy poca vida en la escena nacional, hasta que con los desastres de los últimos años se montaron algunos espectáculos inolvidables. Del extranjero llegó Feelgood, de Alistair Beaton (dos veces en dos teatros, en Madrid), pero de nuestra propia creación con rigurosas resonancias de hechos reales, y excelente dramaturgia, varias perlas: Poder absoluto, de Roger Peña Carulla (una función con muchos puntos en común con Dignidad), Anomia, de Eugenio Amaya (sobrecogedora disección de una trama siniestra en un Ayuntamiento) y Desclasificados, de Pere Riera (políticos empeñados en destruir a la periodista más valiente; un tema común con Feelgood, sólo que el inglés utiliza el humor y aquí se estiliza un gran melodrama).
Dignidad
Autor: Ignasi Vidal
Director: Juan José Afonso
Ayudante de dirección: Joaquín Yver
Intérpretes: Ignasi Vidal y Daniel Muriel.
Intérpretes en video: Esther Palomeras (entrevista); Niños: Féliz Arráez, Mía Ferraro y Galileo Diges.
Diseño escenografía e iluminación: Sergio Gracia
Diseño vestuario: Félix Ramiro
Edición y grabación de video: Jesús Busto
Lugar: Teatros del Canal. Sala Negra
Fechas: Del 6 al 26 de abril de 2015
Charla-coloquio: 20 de abril, tras finalizar la función.
La obra me entusiasmo la encontré de una actualidad increible, la interpretación y el montaje fantastico. Yo como director de teatro amateur me gustaría encontrar el texto ¿Donde puedo hacerme con el?
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