Carlos Hernández de Miguel escribe sobre «Los últimos españoles de Mauthausen»
«No es un libro fácil, nunca pretendió serlo, pero espero que resulte útil ya que la historia de nuestros deportados no tiene fecha de caducidad. La intolerancia, el racismo, el populismo, las traiciones que sufrieron, los pactos que hicieron sus verdugos, la pasividad de «los hombres buenos»… casi todo lo ocurrido se puede extrapolar hasta nuestros días. En este caso, quizás más que en ningún otro, mirar hacia el pasado es la mejor forma de comprender el presente y de prever nuestro futuro».
Actualidad editorial:
En 2015 se cumplen 70 años de la liberación de los campos de concentración nazis y 75 años de la llegada de los primeros prisioneros españoles a Mauthausen. Coincidiendo con este aniversario, se publica Los últimos españoles de Mauthausen (Ediciones B, 2015), del periodista Carlos Hernández de Miguel, que rinde homenaje a los más de nueve mil españoles que estuvieron en los campos nazis y recopila pruebas, algunas de ellas inéditas, que descubren a los verdugos y su cómplices, e identifican al régimen franquista como responsable de la deportación y, por lo tanto, de la posterior muerte de más de la mitad de ellos. Exactamente, los españoles que estuvieron recluidos en los campos de concentración nazis (de los que hay constancia documental) ascienden a 9.328. De ellos, 5.185 murieron, 3.809 sobrevivieron y 334 figuran como desaparecidos. La mayoría de estos deportados estuvieron recluidos en el campo de Mauthausen, aunque Dachau, Buchenwald y Ravensbrük también recibieron un importante número.
El periodista Carlos Hernández, sobrino del deportado Antonio Hernández Marín, recoge en el libro el testimonio de un centenar de prisioneros españoles, entre ellos, 18 supervivientes entrevistados directamente por él. Se trata del cordobés Juan Romero, que todavía recuerda la cara de una niña judía que le sonrió antes de ser gaseada; el murciano Francisco Griéguez, que el miedo sigue sin dejarle conciliar el sueño, como le sucede al malagueño José Marfil, a quien solo el amanecer consigue devolverle la paz; los barceloneses Manuel Alfonso Ortells, José Alcubierre, Marcial Mayans y Cristóbal Soriano; la tarraconense Neus Català; los laredanos Ramiro Santisteban y Lázaro Nates; los manchegos Luis Perea y Esteban Pérez; el cordobés Virgilio Peña; el gaditano Eduardo Escot; y Elías González, Domingo Félez, Simone Vilalta y Siegfried Meir, un niño judío que perdió a sus padres en Auschwitz y que fue adoptado tras la liberación de Mauthausen por un deportado español… «Tenía que intentar contar nueve mil historias, una por cada uno de los españoles y españolas que pasaron por los campos de concentración nazis. Sentía la necesidad de reflejar sus anhelos, viajar con ellos en esos fatídicos trenes de la muerte, acercarme a su sufrimiento en los campos, a la solidaridad en que se apoyaron para tratar de sobrevivir, a su alegría durante la liberación y a su frustración ante la imposibilidad de volver a su patria. Para ello visité a los pocos supervivientes que aún pueden hablar en primera persona. Conocerles ha sido uno de los mayores privilegios que me ha dado la vida».
La totalidad de los españoles que acabaron en los campos de concentración nazis se habían exiliado en Francia tras la victoria franquista del 39 y, dentro de ellos, se puede establecer una división en tres grupos: deportados que sirvieron en las filas del ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial, capturados por los nazis en junio de 1940 y enviados a los campos desde agosto de ese año hasta finales del siguiente; miembros de la Resistencia, detenidos por la policía francesa y la Gestapo y conducidos a los campos en 1942, 1943 y 1944; y el ‘Convoy de los 927’, formado por civiles que se encontraban refugiados en el campo de Les Alliers, junto a la ciudad francesa de Angulema, en el que había hombres, mujeres y niños.
El libro analiza el contexto histórico y político en el que se produjeron las deportaciones y aporta documentos inéditos que permiten acusar al régimen franquista de ser cómplice en esas deportaciones y de facilitar, con su pasividad e indiferencia, la muerte en las cámaras de gas de más de 50.000 judíos de origen sefardí. En 1939 y 1940 los Gobiernos alemán y español intercambiaron correspondencia en la que se reflejaba el interés de las autoridades franquistas por capturar a los líderes republicanos exiliados en la Francia ocupada. En telegramas y cartas, Madrid se «desentiende» de la suerte que pueda correr el resto de españoles que permanecían refugiados en territorio francés. La orden que dictó el Reich para enviar a los prisioneros españoles a los campos de concentración fue firmada el mismo día en el que el entonces ministro de la Gobernación de Franco, Ramón Serrano Suñer, visitaba Berlín. El régimen franquista tuvo información y capacidad de decisión sobre el destino de los prisioneros españoles. Cuando quiso liberar y, por tanto, salvar de la muerte a alguno de ellos, lo hizo sin el más mínimo problema. Existe constancia de dos deportados que abandonaron Mauthausen gracias a las gestiones que Serrano Suñer realizó ante las autoridades alemanas.
En la obra, también se apunta a otros responsables directos e indirectos de la deportación, los malos tratos y el prolongado cautiverio que sufrieron los prisioneros españoles. El ranking, tras los regímenes nazi y franquista, lo encabeza la Francia de Pétain y le siguen las empresas alemanas y norteamericanas que colaboraron con Hitler. En la lista no se salva Stalin que, mientras era aliado de Hitler, dio la espalda a los prisioneros comunistas españoles que estaban en manos de su circunstancial amigo.
Carlos Hernández de Miguel es periodista y experto en comunicación empresarial y política. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, inició su carrera profesional en Antena 3 Televisión como cronista parlamentario en el Congreso de los Diputados. Posteriormente ejerció de corresponsal de guerra en diversos conflictos internacionales, como Kosovo, Palestina, Afganistán o Iraq. En los últimos años ha ocupado los puestos de redactor jefe del semanario La Clave, director de comunicación del PSOE y asesor de imagen en diversas empresas. En la actualidad colabora con publicaciones y diarios digitales como El Mundo y la revista Viajar. Premio Víctor de la Serna al mejor periodista y Premio Ortega y Gasset de periodismo del año 2003.
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Los últimos españoles de Mauthausen. Carlos Hernández de Miguel. Ediciones B, 2015. 576 páginas. 25,00 €
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Un tío directo de mi padre fue incinerado por Hitler.
Era español.
No sé dónde lo incineraron pero supongo que con todo el
grupo, pero Sí sé que después de años…aún en el régimen
de Franco su esposa recibió una indemnización, creo que
por parte de Alemania.
Hola Carlos Hernández, ambos tenemos en común, lo de un tío en Mauthausen, también estoy tratando de que ellos nunca sean olvidados, +Cesáreo Bustos Delgado (1908-1982)
Hola Carlos, acabo de ver el programa ‘La sexta columna’ donde dices de hacer un homenaje a los supervivientes de Mauthausen. Quisiera que tuvieras presente entre ellos, a mí tío, ALBERT BOIX RIERA superviviente y que vivió hasta su muerte el 17 Noviembre de 1975 en Francia, enfermo mentalmente por las atrocidades pasadas y con 40 kg de peso y con la gran fatalidad de no saber que Franco falleció 3 días más tarde. Quedo a tu disposición y por favor si llega hacerse el homenaje, que figure en la relación, es lo mínimo que se merece. Gracias anticipadas.
Atentamente.
Anna María Boix Sánchez