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‘Unahistoria’, de Gipi. Realidades fragmentarias.

Gipi (Unahistoria, portada)Por Ruben Varillas

¿En qué punto se encuentran las historias de un anciano de cincuenta años, un escritor de éxito que ha perdido contacto con la realidad, un soldado que a punto de morir busca la luz y un árbol, símbolo de vida, muerte y locura?

En ocasiones, los retazos de historias terminan por configurar un cuadro más amplio que multiplica sus significados individuales hasta el infinito. Los múltiples relatos que conforman Unahistoria, se reúnen, se engarzan en uno, gracias al talento infinito de Gipi para crear historias que son pura poesía y malabarismo narrativo.

Los grandes escritores son capaces de plasmar con sencillez procesos intelectuales y emocionales muy complejos. La transparente complejidad. A propósito de Gipi, señalábamos hace un tiempo que, además de ser un gran artista plástico, nos parecía un excelente escritor. Unahistoria nos reafirma en esta certeza. El italiano es una de las voces más destacadas del cómic actual, un dibujante/pintor superdotado y un narrador brillante.

En sus páginas, Gipi construye un relato poliédrico que en muchos momentos se aparta de la realidad presente para posarse sobre los mundos del recuerdo, el subconsciente, la ficción escrita y la locura. El lector se introduce en la narración y avanza por sus primeras páginas con el desconcierto de quien intenta descifrar las interferencias de una conversación: el arranque de Unahistoria se compone de diálogos sordos, paréntesis explicativos y reflexiones psicológicas. Y cuando comienza la historia (una de las historias), ésta nos guía hacia los territorios de la locura y la enfermedad mental. Sólo más adelante entenderemos que los cómics de Gipi casi nunca responden a causalidades obvias o a lógicas lineales. Así, a través del tejido fragmentario y la superposición de capas diegéticas, Unahistoria termina por construir un relato que tiene la rara cualidad de reflejar la evanescente materia del subconsciente: el de un escritor torturado por su pasado, por el fracaso de su vida personal, y acosado por sus personajes y propia su historia familiar.

Gipi (Unahistoria 1)Gipi (Unahistoria 2)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Si la escritura se revela casi siempre impotente a la hora de capturar los procesos interiores del pensamiento humano, podríamos sospechar que dotar a los mismos de una expresión gráfica y visual habría de ser aún más complicado. Ése es uno de los grandes méritos de Gipi. El italiano invierte toda su habilidad plástica en la creación de un lenguaje visual que funcione de forma eficaz a la hora de transmitir emociones, estados de ánimo o procesos psicológicos. Para ello, juega con estilos gráficos diferentes, con originales soluciones visuales (magistral el uso puramente gráfico que hace de los globos de diálogo) y con un empleo simbólico del color a través de sus paisajes acuarelados (avanzando en la línea que ya anticipaba en Mi vida mal dibujada).

El resultado es un cómic que funciona como obra artística y literaria, pero que no está subordinado a ningún otro tipo de discurso gráfico o textual. Unahistoria es un cómic que no podría ser otra cosa, sin perder su naturaleza y sentido último. Gipi renueva el lenguaje comicográfico gracias a recursos gráficos y textuales que enriquecen el medio y consigue crear obras sólidas y polisémicas que se despliegan en múltiples niveles de realidad (cotidiana, psicológica, simbólica, poética, onírica, etc.). En definitiva, Unahistoria es otro gesto más de genialidad que tenemos que apuntar en la ya larga cuenta de Gipi.

Gipi-arbol

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