María Vinyals y Ferrés: La Marquesa Roja
Por Silvia Pato
María Vinyals y Ferrés (1875-1940) nació en el castillo de Soutomaior, en Pontevedra. Con una esmerada educación y apasionada lectora, la escritora gallega pasaba los inviernos en Madrid, en casa de su tío, el Marqués de Mos, donde frecuentaba los salones literarios.
En 1896, se casó con Juan Nepucemo Jordán de Urries y Ruiz de Arana, marqués de Ayerbe. Años después, se publicó el primero de los trabajos de Vinyals que llega hasta nosotros: El Castillo del Marqués de Mos en Sotomayor. Apuntes históricos (1904).
Un año más tarde, aparecieron artículos suyos en la revista Galicia de Buenos Aires, con el título «La influencia social de la mujer», y en la revista Galicia de Madrid, con el título «El voto femenino». Este último fue escrito como respuesta a una carta de Carmen de Burgos, Colombine, que pidió su opinión sobre el sufragio femenino.
Debido a sus ideas progresistas y a la defensa de los derechos de la mujer, Vinyals se ganó el sobrenombre de Marquesa Roja.
Nombrada académica por la Real Academia Galega en 1906, enviudó del marqués dos años después, y volvió a casarse con el médico y sociólogo cubano Enrique Lluria, quien trabajó como ayudante de Ramón y Cajal.
Cuando ella y su nuevo esposo se trasladaron al castillo de Sotomayor, fundaron cerca de este el primer sanatorio de Galicia. Cuenta la leyenda que para sufragar los gastos del sanatorio, la Marquesa Roja vendió parte del tesoro que se almacenaba en el castillo, del que formaba parte la espada de Cristóbal Colón.
El pintor Sorolla, amigo de la pareja, retrató a la Marquesa Roja en 1910, pero el cuadro desapareció durante la Guerra Civil. Así pues, la única pintura que ha llegado hasta nosotros de la escritora es la realizada por José Santiago Garnelo y Alda, que se conserva en el Museo Garnelo.
Sus colaboraciones con la prensa y sus conferencias continuaron hasta que el matrimonio se trasladó a vivir a Cuba, después de que sanatorio y castillo cayeran en desgracia al rumorearse que servían de base para las reuniones de los altos cargos socialistas, puesto que la pareja era miembro del partido; motivo por el que fueron despojados de las propiedades, que salieron a subasta en 1917.
Cuando Enrique Lluria falleció, en 1925, la vida de la marquesa comienza a tornarse una incógnita. Unos dicen que falleció en Alemania, sumida en la miseria; otros, que partió para México y para Estados Unidos; y los menos, que regresó a Madrid.
Al margen de su obra original, cabe resaltar la curiosidad de la traducción del inglés que realizó Vinyals, en 1935, de un bestseller de la época: Los piratas de Venus, de Edgar Rice Burroughs.
En la actualidad, en memoria de la marquesa de Ayerbe se elabora un vino en el castillo de Soutomaior.
FUENTE: Cultura galega
MÁS INFORMACIÓN: Faro de Vigo, Diario Córdoba, Academia.edu
Esa señora lo que le hizo a mi bisabuelo fue un acto execrable. El karma existe.
María Teresa Fernández y Dopazo.