Elena Bargues: «No hace falta seguir alimentando el ego inglés con los temas de Highlanders o de Regencia»
Por Alonso Barán
Elena Bargues, es una escritora natural de Valencia aunque con raíces cantábricas. Con esa sangre que corre por sus venas es lógico que narre historias relacionadas con el mar. Licenciada en Historia Moderna y Contemporánea, dedica sus esfuerzos y talento a la novela histórica romántica. Recientemente, he tenido la oportunidad de leer El asalto de Cartagena de Indias (Popum Books, 2014), una historia de amor que transcurre en el siglo XVII, en el contexto de la guerra de Francia contra la Liga de Augsburgo y del asalto a Cartagena de Indias por parte de la flota francesa. Su pluma ágil y su trama me cautivaron tanto, que sentí una gran curiosidad por entrevistarla.
¿Cuándo y por qué decidiste ser escritora de novela histórica y romántica?
Me apasionan las novelas que son capaces de atrapar al lector y, como licenciada en Historia, me desenvuelvo muy bien en este género. Soy de esas personas que, a media lectura, se imagina un final y, cuando el autor sorprende con uno diferente, disfruta el doble. Por ejemplo, el final abierto de El tiempo entre costuras me pareció un acierto cuando era un relato tan abocado a una conclusión.
Se habla mucho del “efecto Grey”, pero yo creo que la novela romántica siempre ha estado ahí, la diferencia es que ahora existe una preocupación por conseguir una forma cuidada y un argumento trabajado. De hecho, las autoras españolas se están imponiendo a las extranjeras, despuntamos mucho más en las librerías, cuando antes era raro encontrar un nombre español.
¿Qué es lo que te parece más difícil a la hora de escribir?
La disciplina, el constante aprendizaje de palabras, reglas. La búsqueda del perfeccionamiento, la preocupación por la calidad y la lógica en el relato. No por ser historia se puede echar la mente a volar y pensar que nadie se enterará si hay un anacronismo. Sé que hay gente muy dejada, pero no es mi forma de ser y, menos, si quiero dedicarme a esto.
¿De dónde surgió la idea para escribir El asalto de Cartagena de Indias?
De la sorpresa. Hace mucho que conocía esta historia. Fue de ésas que se te quedan grabadas porque rompen la idea que te habías formado sobre los acontecimientos históricos. Me gustan las sorpresas y, en mayor medida, si derivan de algún tópico. A lo largo de los artículos que he escrito sobre la piratería en el Caribe, creo que he abatido unos cuantos tópicos difundidos por los ingleses y las películas norteamericanas.
¿Por qué decidiste contar esta historia?
Porque me encantan las novelas de aventuras y ésta me ofrecía todos los elementos propios del género (corrupción, piratas, un asalto, cañonazos, espadas, traición, botín…) y la ocasión de un buen romance en un momento complicado. También, para demostrar a las lectoras de novela romántica que nuestra propia historia tiene elementos tan románticos como la inglesa. No hace falta seguir alimentando el ego inglés con los temas de Highlanders o de Regencia. Como siempre, somos malos vendedores de nuestra cultura, de nuestra historia. No obstante, Europa del norte sueña con nuestro sol, nuestra comida y nuestra cultura. Contamos con piratas, aventureros, leyendas medievales y moriscas, incluso celtas astures, gaélicos o cántabros tan sugerentes como los vikingos y los escoceses, y suficiente magia e imaginación para crear nuestros héroes, nuestras sagas. Están comenzando a despertar de la mano de escritoras más concienciadas. Me encantaría formar parte de ese movimiento de romántica histórica.
¿Qué es lo que más te gusta de tu novela?
Lo fácil que resulta leerla. Los hechos históricos se entrelazan con los inventados de forma que resulta difícil discernir dónde comienza la realidad y dónde termina la inventiva. Es una novela de corte clásico, a lo Sabatini, Salgari o Dumas. Muy buena para evadirse, para entretenerse sin más complicaciones.
Tu novela, Asalto de Cartagena de Indias, está excelentemente ambientada. ¿De dónde sacas tanta información para documentarte?
Desde manuales de historia moderna sobre la política general de Europa hasta tesis doctorales. Para describir la ciudad de Cartagena, consulté guías de turismo y el propio Google Earth; sobre el tipo y características de las naves recomiendo dos obras fundamentales de Carlos Canales y Miguel del Rey Las reglas del viento y Naves Mancas. Además, se puede contar con dos fuentes muy fiables en Internet: La revista de Historia Naval editada por el Instituto de Historia y Cultura Naval de la Armada española y en un tono más divulgativo en Todo a babor.
En mi web, dentro de la pestaña de esta novela existe un apartado bibliográfico con mapas de la zona, enlaces al museo naval de la Cavada en Cantabria, además de dos capítulos gratis y un booktrailer muy chulo que no se corresponde con la época (Serie inglesa siglo XIX: Hornblower).
En el contexto de crisis y piratería de contenidos culturales en el que nos encontramos, ¿cómo ves el futuro de la literatura?
El de la literatura muy bien. Ha superado con sobresaliente revoluciones, guerras y periodos de censura; siempre se ha adaptado a las circunstancias y ha salido airosa. Otro asunto son las editoriales y los escritores. Las crisis son cíclicas, tras momentos de prosperidad económica, le siguen las vacas flacas. El problema no es el dinero; sino el lector: faltan lectores, y no veo la forma de conseguirlos con la competencia de internet y las redes sociales que ocupan la mayor parte de ocio. En cuanto a la piratería, la considero un mal que va con los tiempos. La evolución tecnológica es mucho más rápida que la respuesta legal.
Para finalizar, me gustaría que recomendaras algún libro a los lectores de Culturamas.
Acordes de seda, de Ana Iturgaiz, situado en el Madrid de los Austrias; Entre lo dulce y amargo, de Pilar Cabero, que transcurre en San Sebastián a finales del siglo XIX; Vindicatio, de Arlette Geneve, ubicada en la Hispania romana; Amaneceres cautivos, de Nieves Hidalgo, durante la revuelta de los Comuneros; y cómo no, la mía, El asalto de Cartagena de Indias, una aventura romántica en el Caribe del siglo XVII.