Émilie y Voltaire
Por Silvia Pato
La matemática y física francesa Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil (1706-1749), se convirtió en marquesa de Châtelet en 1725, al casarse con el marqués du Chastellet-Lomont, del que se separaría con veintisiete años, cuando le comunicó a su marido que deseaba vivir por su cuenta.
Esta fascinante mujer que dominaba varios idiomas, como el español, el alemán, el italiano, el inglés, el latín y el griego, comenzó una relación con Voltaire a principios de la década de los treinta, cuando el filósofo era perseguido por la justicia por la publicación de sus Cartas filosóficas. Émilie, con el beneplácito de su marido, escondió al ilustrado en la finca abandonada que tenían en Cirey y se convirtieron en amantes.
Durante aquellos años, el amor, la amistad y los estudios centraron sus vidas. Émilie prosiguió estudiando álgebra y física, en una mansión con una biblioteca de 21 mil volúmenes y laboratorio, y colaboró en algunos trabajos de Voltaire. Cuando este publicó Los elementos de la filosofía de Newton, agradeció la contribución de la marquesa al prologar su obra, apareciendo incluso en la portada de la misma.
En esta época, Émilie tradujo, de forma libre, La fábula de las abejas de Mandeville, en cuyo prefacio aprovechó para defender la educación de la mujer, y años después el libro que la dio a conocer como intelectual: Institutions de Phisique, una obra de divulgación que había preparado para iniciar a uno de los hijos que había tenido con el marqués en los principios de la física.
El marqués de Châtelet, de vez en cuando, se dejaba caer por Cirey a pasar unos días, evitar así el escándalo y guardar las apariencias, siendo esta extraña y civilizada relación a tres bandas todo un paradigma de educación.
La relación entre Émilie y Voltaire terminó en 1744, a causa de la infidelidad del filósofo con Madame Dennis, aunque nunca dejaron su amistad. Después de la ruptura, la marquesa comenzó a traducir al francés los Philosophiae naturalis principia mathematica de Newton, dedicándose también a su obra el Discurso sobre la felicidad, escrita entre 1745 y 1748.
La marquesa de Châtelet inició entonces un romance con Saint-Lambert, de quien quedó embarazada. A los cuarenta y tres años, dos días después de dar a luz a una niña, Émilie fallecía.
Cuando esta fascinante mujer murió, Voltaire escribió:
No es una amante lo que he perdido sino una mitad de mí mismo, un alma para la cual mi alma parecía haber estado hecha.
En 2010, el compositor Kaija Sahariaho estrenó la ópera Émilie, dedicada a la matemática, en Lyon.
MÁS INFORMACIÓN: Biographies of Women Mathematicians, El Pais