La inesperada amistad entre Samuel Beckett y André the Giant
La sola visualización de estos encuentros es un deleite absoluto. Cualquiera que alguna vez haya visto las luchas WWF de hace algún tiempo o haya visto The Princess Bride sabrá que André the Giant era un tipo inmenso. O si nunca has visto eso, lo más seguro es que te hayas cruzado con alguna calcomanía de OBEY GIANT, que inmortalizó fenotípicamente a este sujeto. Por el otro lado, cualquiera que haya leído Esperando a Godot o siquiera haya visto el rostro acanalado e inteligente de Samuel Beckett sabrá que era un tipo demasiado entrañable.
Cuando André tenía doce años ya medía casi dos metros y pesaba 73 kg. Era demasiado grande para caber en el autobús escolar y su familia no tenía dinero para comprar un auto que pudiera lidiar con su peso si lo llevaba de ida y regreso a la escuela. La historia es la siguiente:
Samuel Beckett compró un poco de tierra en 1953 cerca de una aldea a aproximadamente cuarenta millas al noreste de París y construyó una cabaña para sí mismo con la ayuda de algunos locales.
Uno de los locales que lo ayudó a construir la cabaña fue un granjero búlgaro llamado Boris Rousimoff, quien se hizo amigo de Beckett y algunas veces jugó cartas con él. Como pueden haber imaginado, el hijo de Rousimoff fue André the Giant, y cuando Beckett se enteró que Rousimoff estaba teniendo problemas llevando a su hijo a la escuela, Beckett se ofreció a llevar a André en su camión –un vehículo en el que André cabía— para pagarle a Rousimoff el haber ayudado a construir la cabaña. Adorablemente, cuando André relató los trayectos con Beckett, reveló que rara vez hablaron de algo que no fuera cricket.