Fernández y González y el barón del Destierro
Por Silvia Pato
El máximo autor de best sellers de nuestro país durante el siglo XIX fue, sin duda alguna, Manuel Fernández y González (1821-1888); aunque, en la actualidad, no todo el mundo conozca o haya leído alguna de las más de trescientas novelas del sevillano, que provocaron que fuera denominado el Dumas español.
La leyenda sobre cómo adquirió su fama y riqueza como escritor este licenciado en Filosofía y Derecho es narrada por su biógrafo Florentino Hernández Girbal en Una vida pintoresca: Manuel Fernández y González (1931).
Se cuenta que, un día, nuestro mentado autor, cuando caminaba por la Ronda de Atocha, en Madrid, fue abordado, cerca del cementerio de San Nicolás, por un hombre alto, delgado y huesudo que le dijo:
«Aquí me tienes al fin. Me has tentado muchas veces, me has invocado no pocas y aquí estoy. Te traigo lo que necesitas, dinero. Lo ganarás a montones con el estupendo libro que voy a inspirarte».
El inquietante caballero, que no era otro que el demonio expulsado del Paraíso, y que se dio en llamar el barón del Destierro, le susurra una novela que retiene en su memoria, con la que saboreará las mieles del éxito.
Después de aquello, Fernández escribió Luisa o el ángel de la redención, publicada en forma de folletín en La Discusión. La obra, protagonizada por el barón del Destierro, alcanzó los doscientos mil ejemplares. Su fama desde entonces fue absoluta.
La fortuna del rey del folletín, que llegó a dictar dos y tres novelas a la vez a sus amanuenses, entre los que figuró Vicente Blasco Ibáñez, le permitió adquirir un coche de caballos, en el que grabó las iniciales M. F. G. Cuando le preguntaban por el significado de las mismas, él contestaba: «Mentiras Fabrico Gordas».
Pese a todo, el Dumas español falleció un 6 de enero de 1888 sumido en la pobreza, debido a un estilo de vida derrochador que le hizo acabar arruinado y solo.
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