CríticasPoesía

Con el paso cambiado

 

con el paso cubiertaBernardo Santos

Con el paso cambiado (nuevamente)

 

Baile del Sol, 2013

 

Por Alberto García-Teresa

 

Poesía que acompaña en el paseo, en un paseo con el paso cambiado, a contramarcha, que desobedece el ritmo de la mercancía, que no se posa sobre las líneas que traza el capitalismo y que por eso sabe mirar de otra manera la realidad. Esa es la propuesta de este poemario de Bernardo Santos, quien varía el registro practicado en libros anteriores y se adentra en el territorio de la poesía de discurso crítico con él. Así, el autor enfoca desde dentro el conflicto social, el dolor y el horror de la injusticia del mundo, que se muestra desde su interiorización.

 

En todo ello, es fundamental la importancia que se le otorga al amor como impulso. También como estrategia de resistencia. Pero no se trata de un amor que se agote en dos personas (a pesar de las referencias constantes, con nombre propio, a la amada), que se repliegue sobre sí mismo, sino que consiste en un amor que se extiende hacia los otros, como base de la fraternidad. Por eso abundan las alusiones a lo que acontece en otros países, a las situaciones de explotación ocurridas en otros lugares. Los versos de esta obra, sin duda, nos remiten a la constancia de la globalización capitalista.

 

Así, sabe mostrar las vinculaciones entre miseria y lujo, entre pésimas condiciones de trabajo y devastación medioambiental en el Tercer Mundo y sobreabundancia para los dominadores. Santos remarca en sus textos cómo la muerte, la violencia y la penuria de los países empobrecidos benefician a los capitalistas. De este modo, revela la red que sustenta el capitalismo, y que reposa muchas veces de manera invisible a nuestros ojos. El autor lo concreta, no lo presenta como una abstracción, dado que sus consecuencias son específicas. La alienación se plasma en colectivos determinados.

 

En ese sentido, también suele aparecer el tema de la inmigración, desde el punto de vista de las víctimas de la explotación y de la injusticia. Igualmente, aborda el expolio del medio ambiente, que es fruto de una mentalidad cortoplacista, que busca la satisfacción inmediata de impulsos egoístas.

 

A su vez, arremete contra la sumisión, contra la «naturalización» de la servidumbre y la irrevocabilidad del sistema. En ese sentido, desde la primera persona, el poeta emplea la ironía continuamente para desmontar el discurso del Poder: «La verdad es la mentira».

 

El volumen posee varias partes diferenciadas, con una entidad propia clara. Sin embargo, resultan todas ellas coherentes como conjunto puesto que parten de las mismas bases.

 

Bernardo Santos desarrolla un buen juego con lo metonímico, con los elementos representativos de una realidad. Suele apoyarse en estructuras paralelísticas, pero que varían dentro de un poema, que no extenúan el mecanismo de repetición. También constan algunas piezas de factura experimental, en las que yuxtapone sustantivos, expresiones o refranes. Por otro lado, existe una sección del libro que aporta poemas de corte autobiográfico, pero en continua relación con el exterior. Es más; se desarrolla la evolución del «yo» con respecto a los sucesos que lo envuelven y que lo atraviesan.

 

Finalmente, el volumen se cierra con un excelente y extenso texto: “Todos y cada uno”. Pretende ser un poema cosmogónico, que abarque toda la existencia de ser humano. Aspira a recoger la individualidad y la generalidad, dado que busca albergar a «todos y cada uno» de los hombres. Articulado a través de las enumeraciones, sabe mantener bien la tensión, y termina por resolverse como un hermoso canto a la Humanidad; destinatario de toda la obra de este poeta.

 

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