Ganar es de horteras, de Guillermo Ortiz
El 6 de mayo de 2012, el Estudiantes descendió de la ACB por primera vez en sus 65 años de historia. Eso ahora queda muy lejos, pero entonces me pareció el momento ideal para recordar con alegría todo lo que ese equipo me habia dado: los primeros partidos en el Magariños, allá por los 80, viendo a Russell, a Pinone, a Vicente Gil, a Pedro Rodríguez… cuando yo aún era aficionado del Real Madrid, pese a todos los empeños de mi tio. Mi primer carnet de socio, con 10 años, en medio de un atasco enorme que paró la ciudad, los años de Todagrés y de Bose, el esplendor de Estambul y la Copa del Rey de 1992, que coincidió con mis años en el Ramiro de Maeztu… y de ahi a los altos y bajos de los siguientes veinte años, desde la distancia del universitario, del filósofo metido a escritor, del escritor metido a profesor de inglés. Todas las mujeres a las que amé en algún momento estuvieron en el Palacio, en Vistalegre, en el Telefonica Arena… animando a Azofra, a Jiménez, a Vandiver, a Chandler Thompson… incluso a Herreros o al improbable Dani Clark.
Lo mío no era una protesta enfurecida de aficionado futbolero, era una manera de dar las gracias, de recordar todo aquello con cariño y compartir las vivencias con todos los que en algún momento han pasado por algo así: el libro no podia ser un libro solo sobre el Estudiantes, tenía que ser un libro sobre 25 años de la ACB, un libro sobre el Real Madrid, sobre el Barcelona, sobre el Joventut, el CAI, el Baskonia, el Clesa Ferrol, el Licor 43… Aquellos años mágicos en los que te ponías el Carrusel para vivir punto a punto cualquier jornada que acabara con Walter Berry como máximo anotador. Es un libro para los que sintieron la fiebre en las canchas, fuera en la ciudad que fuera, incluso los que la vivieron como aficionados de fútbol, balonmano, voleibol… lo que fuera. El pabellón lleno y los pañuelos contra el arbitro, los silbidos contra el entrenador y la alegría final de la victoria.
Desde aquel mayo de 2012, las cosas han cambiado mucho. Todos cambiamos mucho, en general, por eso la rabia y el orgullo no tenían sentido. «Ganar es de horteras» es lo que decía siempre mi tío Coque cuando perdíamos un partido importante, no sé si por una cuestión de minimizar los efectos o porque realmente lo pensaba, pensaba que mejor una sonrisa conformista que un espectáculo por todo lo alto con David Bisbal y Pepe Reina presentando a los jugadores completamente borrachos. No todo es amable en el libro porque durante muchos años el Estudiantes no ha sido un club amable. Demasiadas cosas raras en un país muy raro. Lo que pretende es recordar ese entusiasmo, un entusiasmo de tercera prórroga ante el Real Madrid de Corbalán, Romay e Iturriaga. Un entusiasmo de Dorom Jamchi resbalando en la última posesión. Un entusiasmo de cuarto partido de la final contra el Barcelona de Bodiroga.
Ese entusiasmo y sus decepciones. Las decepciones de cualquier niño-adolescente-adulto que quiere a su equipo por todo lo que le ha dado y le perdona con un «no pudo ser» que esconde la esperanza de que la próxima vez sí será. Usted tiene su recuerdo y su momento así. Es muy probable que lo encuentre en este libro y pueda compartirlo. ¿De qué se trata el deporte, si no?
anar es de horteras
Guillermo Ortiz (prefacio a cargo de John Pinone)
Cestos de Melocotón, S.L.
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