Entrevista a Jorge Franco por «Santa suerte»
Por Benito Garrido.
Santa suerte es la última novela del escritor colombiano nacido en Medellín, Jorge Franco. Tras estudiar Literatura y Cine, sus novelas han llegado a ser sinónimo de reconocimiento general tanto dentro como fuera de su país. Rosario Tijeras (Premio Internacional de Novela Dashiell Hammet 1999) y Paraíso Travel (2001) fueron llevadas al cine con éxito y, al igual que Melodrama (2006), han sido traducidas a varios idiomas y ampliamente editadas en Europa, Asia y América. También ha escrito algunos libros de cuentos y trabajado en una serie de televisión para el canal HBO.
Santa suerte. Jorge Franco. Editorial Seix-Barral, 2012. 320 páginas. 19,50 €
Leticia, Amanda y Jennifer son tres hermanas que tienen una peculiar manera de afrontar su propio destino. Leticia, «la que cometió una locura», convierte su vida en una sucesión de relaciones con hombres que no le convienen. Amanda, «la que espera una llamada», vive literalmente pegada al teléfono porque un hombre le hizo una promesa. Jennifer, «la que inventa dolores», la más decidida de las tres, se autolesiona y pide limosna con estilo y bien vestida desde que aprendió que así podía conseguir dinero y la atención de los demás.
El autor nos enseña que la mala fortuna no es siempre una cuestión de suerte. Al igual que Leticia, Amanda y Jennifer, todos desconocemos lo que nos depara el futuro y sin embargo tomamos decisiones que pueden cambiar el rumbo de nuestras vidas para siempre. Con una gran maestría a la hora de crear personajes paradójicos y conmovedores, Santa suerte combina tragedia, amor, pasión, desengaño y un cierto aire de realismo mágico. García Márquez ya dijo: «Jorge Franco es uno de los autores colombianos a quien me gustaría pasarle la antorcha».
Entrevista:
P.- ¿Cuál fue el detonante que te impulsó a novelar la vida de estas tres hermanas? ¿Cómo surgió la idea?
Siempre quise escribir algo relacionado con la suerte. Tengo la convicción que si uno tuviera que ser devoto de algo, tendría que ser de la suerte. Pero al tiempo, también creo que uno tiene que ver mucho con su propia suerte, es decir, somos una mezcla de lo que decidimos y de lo que nos tocó ser. Para esto utilicé la vida de tres mujeres, muy del común y con la particularidad de que cada una de ellas tuvo, como muchas, oportunidades y sueños pero sus decisiones las llevaron por caminos equivocados que lamentan en esta historia.
P.- Tres mujeres que parecen terriblemente reales, sacadas del mismo Medellín, pero del marco donde impera la escasez y los problemas económicos. ¿La ficción supera a la realidad?
Paradójicamente, con esta novela quise reivindicar la ficción para la literatura. Siembre había tenido una base real muy amplia para mis historias, pues para esta me dije que quería escribir una historia mirando a la pared, al techo, construyéndola de lo que me fuera surgiendo en la imaginación. Pero como no se puede escribir a partir de la nada tomé algunos elementos de la realidad, pero muy pocos. Finalmente, la novela termina siendo toda ficción, como corresponde, enmarcada en un entorno real.
P.- La picaresca de sobrevivir, la locura o la apatía romántica del amor frustrado se alían en esta historia. Sin dejar de lado el enfoque social que ya has trabajado en tus anteriores novelas, ahora te vuelcas más en la visión íntima de la familia.
Desde mi novela Melodrama comencé a dar un giro hacia la intimidad de la familia, como tema, para mostrar que nuestro comportamiento errático en la sociedad tiene mucho que ver con comportamientos disfuncionales en el ámbito familiar. Esto incluye la falta de afecto, la violencia, el desempeño de los roles de cada quien dentro de la familia y muchas cosas más. En la familia se juegan las cartas más importantes de lo que seremos en un futuro en todos los campos, de ahí que me parezca un tema fundamental.
P.- Sabes dibujar con maestría ese universo femenino tan especial. Tienes una gran capacidad para volcarte en personajes femeninos que deben enfrentar la realidad. ¿Cómo lo haces?
Creo que hay una razón familiar y otra cultural. Pertenezco a una familia en la que soy minoría, siempre he estado rodeado de muchas mujeres, de todas las edades. Esa convivencia en un principio me causaba temor pero luego mucha satisfacción, y creo que a fuerza de convivir con ellas me acerqué a sus mundos de una manera muy natural. Por otro lado, a pesar de haberme criado en una sociedad machista y conservadora, la mujer, sobre todo la madre, sigue siendo la columna central del núcleo familiar. Hay en nuestra cultura una adoración, un deseo por lo femenino que se extiende hasta lo religioso, donde la figura materna, la Virgen, puede llegar a estar hasta por encima del mismo Dios.
P.- Si tuvieras que identificarte con alguna de las tres hermanas, ¿con cual de ellas lo harías?
Un poco con cada una de ellas. Cada una tiene algo mío relacionado con los afectos, con el placer, con lo sórdido, con el humor. Y también creo que los pocos personajes masculinos de la novela conservan algo de mí. Son débiles, silenciosos, evasivos, siempre a merced de estas mujeres.
P.- ¿Está el destino marcado? ¿O es algo que el ser humano va definiendo día a día?
Creo que hasta cierta edad uno depende del azar. Depende de la familia y de lo que a ellos les suceda o decidan, depende de esa clase social en la que se nace y de las relaciones con los más cercanos. Pero hay un momento en la vida en que se comienza a trazar el camino a recorrer y esas determinaciones son fundamentales. Sin embargo, a veces la vida te sorprende a traición y las cosas cambian, pero aun así, lo que viene dependerá de cómo manejes esas dificultades. Podría ahorrarme tanta especulación diciendo simplemente que la vida solo depende de accidentes y decisiones.
P.- ¿Dolor y placer van siempre de la mano?
Solo cuando somos adultos. De niños el placer es más puro. En el placer adulto casi siempre pagamos un precio por él y ese precio a veces va ligado al dolor, por su naturaleza o porque nos gusta que sea así. Sin embargo, como adultos podemos recuperar el placer infantil en las cosas sencillas, al comer un helado, por ejemplo, o al deleitarnos con un cuento, pero a los adultos nos gusta complicarnos la vida.
P.- Novela de personajes que atrapan al lector en una historia envolvente. Cuando escribes, ¿a qué das más prioridad: al desarrollo de los personajes o la trama central?
Creo que una buena trama se diluye si no tiene unos personajes sólidos que la sostengan. Desarrollar los personajes me da confianza porque siento que no me van a fallar cuando surjan obstáculos narrativos. Y creo que en general, en la memoria de todo lector se fijan más los personajes que las mismas situaciones, o al menos así me sucede a mí que soy un desmemoriado.
P.- Diferentes puntos de vista y estilos narrativos se conjugan en un ejercicio formal realmente interesante. ¿Te planteaste esta estructura desde el principio?
Sí, por lo general estructuro la novela en las primeras páginas, siempre después de muchos intentos, de probar varias alternativas. En esta novela la estructura está a la vista, como en esas construcciones modernas en las que se ven hasta los cables.
P.- Alguna de tus novelas se ha llevado al cine. ¿Ves a Santa suerte en la pantalla? ¿Te atreverías a adaptarla?
Siempre me ha costado imaginar mis libros en cine. En cada caso ha habido alguien que me ha mostrado esa posibilidad y las formas de hacerlo. Con Melodrama, por ejemplo, algunos han querido adaptarla pero no han encontrado una manera de proponerlo. Si alguien me muestra que Santa suerte es viable para el cine y me muestra el camino, yo estaría dispuesto a explorarlo pero siempre de la mano de otro guionista.
P.- ¿Nuevos proyectos literarios?
Ahora divido mi tiempo entre la escritura literaria y algunos proyectos para cine y televisión. Avanzo en la escritura de una novela que, como las otras, ha implicado un gran reto para mí. Con cada novela me gusta experimentar, cambiar, arriesgarme, aventurar, aprender. Cada una es una apuesta diferente. Los editores ganan con unas y con otras pierden. Yo gano con todas.