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Charla con Gregorio Casamayor & A. G. Porta sobre «Otra vida en la maleta»

 

Por Benito Garrido.

 

Otra vida en la maleta (Editorial Acantilado, 2012) es una novela levantada a cuatro manos por los escritores Gregorio Casamayor y Antoni García Porta. Ambos son autores con una trayectoria literaria que les respalda, y que ahora convergen en esta excelente novela.

Gregorio Casamayor (Cañadajuncosa, Cuenca, 1955) es autor del libro de relatos Borrón y cuenta nueva y de las novelas La sopa de Dios (Premio Memorial Silverio Cañada 2010 a la mejor primera novela de la Semana Negra de Gijón) y La vida y las muertes de Ethel Jurado (2011).

A. G. Porta (Barcelona, 1954) obtuvo un gran reconocimiento con el libro Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce (Premio Ámbito Literario de Narrativa 1984) escrito en colaboración con Roberto Bolaño; también es autor de novelas como Braudel por Braudel (1999), El peso del aire (2001), Singapur (2003), Concierto del No Mundo (Premio de novela Café Gijón 2005), o Geografía del tiempo (2008).

Otra vida en la maleta 

Otra vida en la maleta. Gregorio Casamayor & A. G. Porta. Editorial Acantilado, 2012. 240 páginas.  22,00 €

 

Ocho años después de haber ingresado en prisión, África Bonal decide contar a unos supuestos periodistas la que ella considera la verdadera historia de su madre, Natalia Bonal, escritora más conocida por el sobrenombre de Virginia Solano, de cuya vida nada se sabe con anterioridad a la publicación de sus grandes éxitos literarios. La novela es la historia de una mentira inocente que, para ser encubierta, acarrea otras mentiras, medias verdades, pequeñas inexactitudes y toda una amplia gama de falsedades. La vida de África Bonal comienza, así, con una invención inocente que oculta los sueños y las frustraciones de su madre, pero que sin embargo termina por causar un mal irreparable.

 

Entrevista:

 

P.- ¿Qué razones os llevaron a escribir esta profunda reflexión sobre la mentira? ¿Cómo se gestó la idea?

El drama surge por la lucha de contrarios: muerte y vida, guerra y paz, amor y odio, verdad y mentira… Sin embargo, la mentira es mucho más que el antónimo de verdad, quedarse ahí es muy reduccionista. La mentira tiene muchas facetas: puede ser engaño, puede ser ausencia de verdad y también puede ser ficción, incluso fantasía. Por supuesto, en uno y otro caso su efecto en el otro es muy distinto.

La primera idea de Otra vida en la maleta estaba centrada en la relación entre una madre soltera y su hija, a partir del momento en que la madre entra en crisis a causa de una adicción. En esa relación el padre estaba ausente y, sin embargo, era una referencia que aportaba equilibrio, como la tercera pata de un taburete. Surgió entonces la idea de que “ese” padre era una ficción, un personaje inventado por la madre y que en realidad le servía para ocultar a otra persona.

Seguramente la primera vez que la madre le contó ese “cuento sobre el padre” a su hija era ficción, no había voluntad de engaño. ¿Cuándo se trocó esa ficción en mentira? ¿Fue a la vez para los dos personajes? Cuando la hija es consciente del engaño, ya en la adolescencia, esa mentira la lleva a cuestionar toda su vida.

En muchos de nosotros es habitual que convivamos con “recuerdos prestados” por nuestros mayores, construidos al contemplar, por ejemplo, fotografías de unas vacaciones en las que éramos muy pequeños y que no recordamos. Y no sucede nada, no importa si es una vivencia o la rememoración de una vivencia.

En el caso de la protagonista, África Bonal, al reconocer la mentira, mira hacia el pasado y no sabe diferenciar qué es real, qué fue vivido, y qué forma parte de la “mentira” de su madre. 

 

Gregorio Casamayor.
Gregorio Casamayor.

P.- ¿Cómo surgió el proyecto de hacer una novela a cuatro manos? En una historia con una estructura narrativa tan sólida, ¿cómo fue el proceso creativo?

En principio uno aportó la historia y el otro el registro de lenguaje, el punto de vista. En cuanto a su desarrollo los dos hemos trabajado sobre todo el original, línea a línea. Es cierto que uno podría decir que un pasaje concreto se le ocurrió a él en primera instancia, sin embargo es seguro que se benefició de las aportaciones del otro.

En cuanto a la solidez, se debe quizá a las idas y venidas del original de una casa a la otra, al respeto por las aportaciones mutuas, a la discusión sosegada en la sobremesa de muchas cenas.

 

P.- En la novela os asignáis el papel de editores que traicionan la confianza de la hija protagonista. ¿Es la excusa para formar parte de una historia plagada de muchas mentiras, rencores y silencios?

Bueno, somos nosotros y no somos nosotros, pero más que pasar a formar parte de la propia novela, que en sí ya es suficientemente interesante, el prólogo proporciona a quien se adueña de esa posición, una excusa y una perspectiva aventajada para presentarnos la historia. Es un paraguas que permite comenzar y cerrar el círculo según tus propias conveniencias.  

 

P.- Creo que la protagonista oculta de esta historia no es otra que la escritora que rompe con todo lo que lastra su pasado. Traiciones y más realidades silenciadas. Pero, ¿no es el silencio, el tomar distancia quizás, otra forma de mentira? ¿Es el camino más fácil para romper?

Natalia Bonal, la madre, es la otra protagonista de Otra vida en la maleta y sin embargo, apenas tiene voz, sólo algunos fragmentos de sus diarios y lo que otros personajes recuerdan que dijo, lo que otros ponen en sus labios. Quizá precisamente por eso, por ser tan importante en el relato, y permanecer al margen, su figura crece, nos gustaría saber cuáles han sido las razones y las reflexiones que la han llevado a romper con todo, seguro que tiene que ver con la necesidad de “nacer de nuevo” para poder ser otra y vivir otra vida.

Yo diría que el silencio, en líneas generales, está más asociado a la virtud y a la sabiduría que a la mentira. El silencio, en el caso de Natalia Bonal, está muy ligado al orgullo, quizá a la cobardía, a no poder asumir la responsabilidad que le corresponde. De la misma manera que “se peca por omisión”, como dicen los evangelios (¡con perdón!), el silencio (la ocultación de una verdad) puede ser tan dañino como una mentira. Pero no en todos los casos.

 

P.- Las adicciones superadas y el éxito conseguido se superponen hasta olvidarse, como una lucha. Sin embargo, cuando la muerte llega, todo sale a la luz. ¿Es que la dignidad ya no existe entonces?

No sabemos muy bien lo que Virginia Solano pretendía, puesto que ha muerto inesperadamente. Intuimos que deseaba novelar su propia historia y la de su hija, y, sorprendentemente, según los editores (si es que es sensato creerles, ya que podrían estar mintiéndonos) parece que lo que dejó escrito no ocultaba ningún detalle por más comprometido que fuera. Tal vez pueda tomarse como una forma de testamento. Otra versión o visión del asunto diría que el posible escándalo y las consiguientes ventas relativizarían la dignidad de la que hablas.

 

Antoni García Porta.
Antoni García Porta.

P.- Identidades que cambian según las circunstancias, y que se van configurando como si de un puzzle se tratara. Y además un crimen… la emoción medida y pautada como en una novela negra.

Un hilo de la trama es la historia, el argumento, el otro hilo es la manera como está contada. El argumento tiene una estructura lógica, unos hechos suceden antes que otros y son la causa de sucesivos acontecimientos. Pero, ¿es así cómo debe ser explicada la historia? No necesariamente. El punto de vista, el registro del lenguaje, la dosificación de los detalles, las cartas ocultas, todos esos elementos realzan la historia que se cuenta, atraen al lector y éste siente que juega con los autores. Es un juego fantástico.

 

P.- Varias son las voces narradoras que usáis a la hora de contar esta compleja historia de sentimientos enfrentados. ¿Por qué? ¿Quizás buscáis más implicación por parte del lector?

 

En Otra vida en la maleta, la relación entre Natalia y África, madre e hija, se da en un contexto y en un tiempo determinados. En la novela escuchamos la voz de la hija, y percibimos sus obsesiones, pero ¿son reales? La idea de hacer aparecer a otros personajes, que forman ese contexto, que convivieron con las protagonistas, debía servir para aportar credibilidad a una parte de la historia, para aportar el contexto y las circunstancias que rodearon a madre e hija. Son un contraste que realza o matiza el color del relato.

 

P.- La novela está estructurada como el resultado de una investigación, a modo casi de una confesión para un informe policial. ¿Es esta la mejor manera para bucear en las tripas y pensamientos de los personajes?

Podría haber sido diferente porque tal vez no exista una manera mejor que otra. En realidad lo que ocurre es que si eliges otro modo de contar la historia, todo cambia y todo debes adecuarlo a la nueva realidad que se te impone por sí misma. Así que la novela ahora mismo sería otra y no creo que fuera peor o mejor, sino distinta. Todo es un juego de equilibrios.

Al introducir esos testimonios de los distintos personajes que nos cuentan sus propias visiones del asunto, de algún modo se estaba forzando el resto, como si las alternativas disminuyeran. Es como si te dejan un desfiladero para ir de un valle a otro, puedes ir escalando la montaña, pero parece que es más sencillo tomar el atajo.

 

P.- Historia que genera profundas reflexiones. Provocar, emocionar, impresionar… ¿qué es lo que más os interesa a la hora de escribir? 

En mi caso, Gregorio Casamayor, emocionar al lector. Ése es el primer objetivo. La reflexión debe llegar a continuación pero debe ser cosa suya. Lo que más me interesa es contar una historia que atrape al lector, que cuando levante la vista del papel le cueste reconocer dónde está y qué estaba haciendo antes de ponerse a leer, y que le haga sufrir o reir o emocionarse, que se identifique con un personaje u otro y los perciba como gente cercana.

En el mío, Porta, a la hora de escribir me interesa que el conjunto, ya sea el lenguaje, la forma, la historia, me proporcione una experiencia nueva. Así lo he vivido en todas mis novelas anteriores y esta no ha sido una excepción. El añadido de trabajar con mi amigo Casamayor le confería, además, a este proyecto la categoría de reto, así que creo que ha sido una muy buena experiencia.  

 

P.- ¿Nuevos proyectos literarios? ¿Seguiréis trabajando juntos?

Es pronto para decirlo, los dos estamos embarcados en proyectos propios. Aunque hay una idea, de momento sólo un embrión, que vamos a analizar con calma y que quizá dé lugar a otra novela a cuatro manos.

 

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